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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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La etimología <strong>de</strong> la palabra Chaco entroncaba magistralmente en los propósitos <strong>de</strong> la operación <strong>de</strong> masticación<br />

evangélica y <strong>de</strong> fuerza <strong>de</strong> trabajo repensada para el monstruo. Para las etnias quechuas <strong>de</strong>l Perú, la caza mediante la junta en varias<br />

partes <strong>de</strong> vicuñas y guanacos daba lugar a una muchedumbre <strong>de</strong> animales a lo que llamaban chacu. 7 Los encomen<strong>de</strong>ros <strong>de</strong> Xuxuy, en<br />

particular uno a cargo <strong>de</strong>l pueblo indio <strong>de</strong> Yala, habría notado por primera vez la pérdida continua <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus trabajadores, para<br />

comerciar según lo confesaran luego los indios en el territorio <strong>de</strong>l Chacu. Des<strong>de</strong> entonces, la escuadra espacial entre los ríos Salado,<br />

Pilcomayo y Paraná quedaba bajo la mirada obsesiva <strong>de</strong> la conquista.<br />

Se empezó a elaborar <strong>de</strong> inmediato el sistema étnico <strong>de</strong>l Chaco como un "conjunto <strong>de</strong> partes" (Leibniz, 1666). Una<br />

región poblada <strong>de</strong> infieles no conquistados o rebelados, almas "sepultadas en las tinieblas <strong>de</strong> la gentilidad". Sin embargo, los teóricos<br />

jesuitas comprendieron que en este aspecto el espacio no estaba aislado. Que era un sistema cerrado en el sentido <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad, pero<br />

compartiendo intercambios materiales y humanos con el exterior. Una puerta franca que comunicaba a estas etnias con las <strong>de</strong>l Perú,<br />

con las cabezadas <strong>de</strong>l Brasil y las riberas <strong>de</strong>l Marañón, y por millares <strong>de</strong> leguas hasta Quito y el Nuevo Reino <strong>de</strong> Granada. 8 Esta<br />

conclusión hablaba <strong>de</strong> un feto en expansión y contracción continuas; <strong>de</strong> corrimientos laterales y saltos, <strong>de</strong> difusión en las fronteras y<br />

ósmosis. Incalculablemente difícil <strong>de</strong> <strong>de</strong>finir y por eso tal vez uno <strong>de</strong> los últimos espacios americanos en ser dominado por la<br />

expansión burguesa. La envoltura blanda, la homeostasis <strong>de</strong>l monstruo, el sistema como una entrada importación (input) y salida<br />

exportación (output) <strong>de</strong> etnias, alimentos y búsquedas, tendía a ser percibido en los términos actuales <strong>de</strong> black-box. La organización<br />

activa <strong>de</strong> las entradas y salidas étnicas se <strong>de</strong>scargaban sobre la en<strong>de</strong>ble constitución urbana <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s blancas periféricas. Los<br />

clanes irrumpían en ellas y sus adobes volvían a ser apisonados. La apertura se constituía así en el carácter fundamental y vital para la<br />

existencia <strong>de</strong> estos seres <strong>de</strong>l sistema cerrado. Cada ciudad con sus ejidos y ganados en los límites, era una transgresión al principio <strong>de</strong>l<br />

funcionamiento <strong>de</strong>l monstruo, <strong>de</strong> sus intercambios, transformaciones y estados estacionarios relativos. A su actividad múltiple, a su<br />

integridad y abastecimientos. Una ciudad blanca era una hemorragia <strong>de</strong>l sistema. Las etnias lo percibían como tal. En su imaginario se<br />

diseñaba una cárcel, y el principio <strong>de</strong> inmovilidad entre cazadores recolectores funcionaba siempre como un acelerador <strong>de</strong>l hambre.<br />

El pánico al encierro era tan fuerte, que los recién llegados no podían enten<strong>de</strong>r. Miraban al otro lado la conducta <strong>de</strong><br />

las etnias andinas y no alcanzaban a discernir dón<strong>de</strong> estaba el error. Alimentaban un odio creciente frente a la barbarie <strong>de</strong> la selva.<br />

Las ciuda<strong>de</strong>s se autorrepresentaban como el fin <strong>de</strong>l movimiento, es <strong>de</strong>cir el bloqueo <strong>de</strong> la inseguridad. Leyes exactas.<br />

Principios físicos.<br />

Para los encomen<strong>de</strong>ros y funcionarios <strong>de</strong>l XVII estaba claro que el espacio diabólico era también un obstáculo<br />

económico. Entre la ciudad <strong>de</strong> Asunción y la <strong>de</strong> Santa Cruz <strong>de</strong> la Sierra se <strong>de</strong>bían caminar setecientas leguas para <strong>de</strong>sviar al Chaco <strong>de</strong>l<br />

medio. Se imaginaban negocios <strong>de</strong> venta <strong>de</strong> yerba paraguaya entre los peruanos. Incluso tal vez <strong>de</strong>salojando a la coca. Y en este<br />

negocio se calculaban las potenciales pérdidas <strong>de</strong> las empresas <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús en Paracuaria.<br />

1.3 Lo Líquido<br />

En la imaginación <strong>de</strong> los primeros teóricos sobre el Chaco, la relación or<strong>de</strong>n/<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n expresaba a los términos<br />

ríos/engendro. La disposición <strong>de</strong> las cosas regularmente clasificadas se lograba mediante los ríos. A la <strong>de</strong>terminación seguía la noción<br />

<strong>de</strong> necesidad. Sin ríos no habría constreñimiento ineluctable <strong>de</strong> la fisonomía <strong>de</strong>l monstruo. Pero éste respondía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las nociones<br />

privativas <strong>de</strong>l in<strong>de</strong>terminismo, el azar y la libertad. Es <strong>de</strong>cir mediante una ontología <strong>de</strong>l Diablo. Allí anidaba su carácter perverso. Esta<br />

relación paradigmática <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n/<strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n. Inficionaba todos los discursos, todas las praxis, y por en<strong>de</strong> la inestabilidad psíquica <strong>de</strong> los<br />

sujetos <strong>de</strong> la civilización fronteriza. Había algo repulsivo en esta interacción. El <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n estaba en las almas. Hablaba <strong>de</strong> un estado<br />

<strong>de</strong> humanidad in<strong>de</strong>cible, catastrófico, nubes y asperezas, agresividad y eyaculaciones.<br />

El río Salado, hacia la Gobernación <strong>de</strong>l Tucumán, ro<strong>de</strong>aba todo el Chaco en más <strong>de</strong> doscientas leguas hasta <strong>de</strong>saguar en<br />

el Paraná. De poniente a oriente corría el río Bermejo, pasando por la jurisdicción <strong>de</strong> Tarija, el corregimiento <strong>de</strong> Chichas y por riberas<br />

infestadas <strong>de</strong> clanes chiriguanos, para dar en las aguas <strong>de</strong>l Paraguay casi frente a la ciudad <strong>de</strong> Corrientes. Los ríos eran siempre<br />

7 Pedro Lozano: Op. cit., 17.<br />

8 Í<strong>de</strong>m, 18

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