Etnias y árboles - Escuela de Historia
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Chaco asumía la característica <strong>de</strong> agua para las ciuda<strong>de</strong>s. Se urbanizaba la cuestión <strong>de</strong>l agua, es <strong>de</strong>cir se la <strong>de</strong>sruralizaba. Ello<br />
mataba al propio tiempo la antigua cultura rural <strong>de</strong> la que eran portadores gran parte <strong>de</strong> los recién llegados.<br />
No era ajeno al "ro<strong>de</strong>o" <strong>de</strong>l Chaco la evolución latinoamericana <strong>de</strong> la religión institucionalizada; (mientras en la<br />
América anglosajona el protestatismo obraba como una religión civil). Aquella hizo al capitalismo más "lento", pero a cambio pareció<br />
a veces prometer una integración con la naturaleza más efectiva, observando limitadamente antiguas tecnologías aborígenes o captando<br />
-como en el caso <strong>de</strong> la yerba- los procedimientos naturales <strong>de</strong> la gestación. Imitación <strong>de</strong>l fondo europeo o creatividad. Se abrían dos<br />
caminos para una evolución <strong>de</strong> la tecnología y su vínculo con la naturaleza.<br />
Pero las ciuda<strong>de</strong>s pusieron el límite al mundo <strong>de</strong> la selva, categoría imbricada en lo "salvaje" (Rousseau). Lo salvaje no<br />
merecía respeto. Se abría como cualidad antinatura, es <strong>de</strong>cir antiurbana. Y cuando la clave <strong>de</strong> la conquista/dominación fueron las<br />
ciuda<strong>de</strong>s hispano-criollas, la imitación <strong>de</strong>l fondo europeo se abrió como una avenida. La oposición a lo salvaje era la ciudad. Toda<br />
ciudad empezaba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Europa. La naturaleza pasaba a enemiga <strong>de</strong> la ciudad.<br />
Dobrizhoffer se preguntaba porqué la yerba no pasó a Europa. Sus propias respuestas abarcaban un amplio espectro.<br />
En primer lugar no había suficiente producción y los españoles no encontraron rápidamente la fórmula <strong>de</strong> la plantación. En segundo<br />
lugar no hubo transportes (se trataba <strong>de</strong> un comercio pensado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la metrópolis). Los españoles le relataron al jesuita que durante<br />
Felipe V, los ingleses tenían el permiso <strong>de</strong> enviar dos buques cargados <strong>de</strong> negros a Buenos Aires, y domiciliarse allí a los efectos <strong>de</strong> su<br />
comercio. En los buques <strong>de</strong> regreso enviaban productos "paracuarios", entre ellos la yerba. Se volvió rápidamente exigida por<br />
"gentes altas y humil<strong>de</strong>s". Se abrió así con la yerba <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Norte, y los cueros <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Sur, una inserción <strong>de</strong>l caso Chaco en la<br />
trayectoria <strong>de</strong> los ciclos <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> la expansión o recesión <strong>de</strong> los centros dinámicos <strong>de</strong> la economía internacional. Ciclos <strong>de</strong><br />
exportación <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la periferia <strong>de</strong>l Chaco y ciclos <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ntes. En cuanto los comerciantes <strong>de</strong> té ingleses vieron la posible<br />
competencia, crearon una causa común contra la yerba, publicando que afectaba la belleza y la fecundidad <strong>de</strong> las mujeres. 247 Fue el<br />
fin.<br />
Des<strong>de</strong> Asunción, miles <strong>de</strong> quintales <strong>de</strong> yerba mate eran transportados por el Paraná hasta Corrientes, Santa Fe y Buenos<br />
Aires. Des<strong>de</strong> aquí recién se podía abastecer al Tucumán, Perú y Chile. El gran espacio cerrado y obstaculizador <strong>de</strong>l Chaco permitía a<br />
los gran<strong>de</strong>s acopiadores <strong>de</strong> Buenos Aires controlar la distribución y apropiarse <strong>de</strong> buena parte <strong>de</strong> las ganancias <strong>de</strong>l tráfico. Para estos<br />
merca<strong>de</strong>res coloniales, la persistencia <strong>de</strong>l Chaco como impenetrable, era fuente <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r. A su turno, la Corona limitaba mediante<br />
<strong>de</strong>cretos la producción <strong>de</strong> yerba <strong>de</strong> los jesuitas, no así <strong>de</strong> los productores hispanocriollos. En la periferia occi<strong>de</strong>ntal <strong>de</strong>l Chaco la yerba<br />
sustituyó al dinero amonedado. Dentro <strong>de</strong>l Chaco, con yerba se compensaba a los clanes, se los compraba y sometía. Con yerba las<br />
reducciones pagaban el tributo a la Corona.<br />
Los bosques naturales <strong>de</strong> yerba <strong>de</strong>saparecieron rápidamente. Nacía el obraje, entendido en Chaco como una suerte <strong>de</strong><br />
empresa minera aplicada a la selva. El obraje será la expresión económico-ética <strong>de</strong> la categoría urbana <strong>de</strong>l salvajismo. Contuvo todo<br />
el rencor hacia lo americano <strong>de</strong> las nacientes burguesías criollas psicológicamente europeizadas. Mientras en Brasil se creaba un modo<br />
esclavista colonial <strong>de</strong> producción, con una nueva sociedad colonial y no simple transplante portugués 248 , en la periferia Chaco se<br />
reproducía lo español y se arrinconaba paulatinamente a la sobrevivencia aborigen contra las ciuda<strong>de</strong>s. Se operaba la colonización <strong>de</strong>l<br />
imaginario étnico, la inculcación <strong>de</strong> maneras <strong>de</strong> ver, sentir, y concebir la realidad y la naturaleza. Al talar los yerbatales naturales, la<br />
mano <strong>de</strong> obra india asumía como manifestación vivencial, el etnocentrismo cultural.<br />
Se evi<strong>de</strong>nciaba una sustitución <strong>de</strong> las imágenes sobre la naturaleza. Imágenes como portadores <strong>de</strong> pensamiento y <strong>de</strong><br />
lenguaje, <strong>de</strong> contenido irreductible a la palabra. 249 Mientras en el centro <strong>de</strong>l conflicto <strong>de</strong> dominación estuvo el indio, la naturaleza <strong>de</strong>l<br />
Chaco no sufrió radicalmente. Pero en cuanto éste inició su <strong>de</strong>clive <strong>de</strong>mográfico, y con él la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> las capacida<strong>de</strong>s generales<br />
<strong>de</strong> las imágenes rituales aborígenes, se crearon en el interior <strong>de</strong>l espacio socieda<strong>de</strong>s fragmentadas, insubordinación, <strong>de</strong>sór<strong>de</strong>nes y un<br />
largo período <strong>de</strong> semiguerras civiles ayuntadas a "escarmientos" contra la naturaleza. La dinámica <strong>de</strong> la pérdida y reconstitución <strong>de</strong> las<br />
culturas, creó también en los sobrevivientes una receptividad particular, <strong>de</strong>streza en la práctica cultural, movilidad <strong>de</strong> la mirada y la<br />
percepción.<br />
El sistema i<strong>de</strong>ográfico <strong>de</strong> la imaginería jesuítica caló tan hondo en la conciencia <strong>de</strong> los reducidos, que un siglo <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> la expulsión todavía pervivía. Las formas, el vestido, el sistema <strong>de</strong> arribo y bautismo, pero sobre todo la adopción y calificación<br />
247<br />
Dobrizhoffer, op. cit, 203-204.<br />
248<br />
Luis Vasconcelos y Varnia Cruz: "Brasil: quinientos años <strong>de</strong> historia". Revista Internacional <strong>de</strong> Ciencias Sociales. Diciembre <strong>de</strong> 1992,n° 134, UNESCO,<br />
501-517.<br />
249<br />
Serge Gruzinski: La Guerra <strong>de</strong> Imágenes <strong>de</strong> Cristóbal Colón a Bla<strong>de</strong> Runner (1492-2019). México, Fondo <strong>de</strong> Cultura Económica, 1992.