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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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Durkheim, se podría <strong>de</strong>cir que en Chaco la tierra explicó al hombre durante siglos, pero a partir <strong>de</strong> finales <strong>de</strong>l XVIII la actitud <strong>de</strong>l<br />

hombre explica a la tierra. El vocerío <strong>de</strong> la selva era por momentos inaudible, en otros amenazaba con un barrido final, un incendio,<br />

un apocalipsis en toda la línea. Los hombres blancos <strong>de</strong> la periferia se llenaban <strong>de</strong> presagios horribles y <strong>de</strong> angustia. El acercamiento<br />

<strong>de</strong>l hombre a la naturaleza se materializaba a través <strong>de</strong>l miedo. Este era el eslabón <strong>de</strong> contacto. El sentimiento generalizado era el <strong>de</strong><br />

quebrar el Chaco; torturarlo hasta que confesara sus propósitos. El frente agrícola, tratando <strong>de</strong> ro<strong>de</strong>arlo mediante un espacio<br />

artificial era todavía imposible. El frente gana<strong>de</strong>ro por momentos se presentaba como una experiencia <strong>de</strong>slumbrante <strong>de</strong> manipulación<br />

genética, pero casi siempre también como un episodio <strong>de</strong> la "caza" <strong>de</strong> ganado salvaje. El frente ma<strong>de</strong>rero se retrasará por la<br />

optimización <strong>de</strong> los cueros.<br />

La planificación <strong>de</strong>l asalto al Chaco y la necesidad <strong>de</strong> silenciar su ruido duraba ya más <strong>de</strong> dos siglos. El terror se<br />

maceraba en la ferocidad. Ninguna nostalgia por la naturaleza que se estaba perdiendo; lejos <strong>de</strong> ello un goce <strong>de</strong> sólo pensar en la<br />

victoria. Los clanes dispersos resistían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el interior. Entre la élite el tono era el <strong>de</strong> no lamentar una <strong>de</strong>gradación <strong>de</strong> la naturaleza,<br />

episodios emotivos ya <strong>de</strong>socultados en Ronsard con su Elégie contre les bucherons <strong>de</strong> la forêt <strong>de</strong> Gâtine o la Anatomía <strong>de</strong>l mundo <strong>de</strong><br />

John Donne (siglo XVI). Lejos <strong>de</strong> ello, una conquista se percibía como acto <strong>de</strong> vulneración plena, un certificado <strong>de</strong> la civilización.<br />

Debía quedar muy claro que esto no era Europa sino una barbarie a arrasar.<br />

El XVIII europeo mostraba una primera "revolución ver<strong>de</strong>": el abandono <strong>de</strong> los "estériles eriales" por la rotación trigopatata,<br />

y el <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> los cultivos forrajeros (fuente indirecta <strong>de</strong> abono y alimento invernal <strong>de</strong> las manadas y rebaños). Era una<br />

fórmula que creaba un lazo <strong>de</strong> solidaridad entre los animales y el trigo en el contexto <strong>de</strong> la economía <strong>de</strong> la naturaleza. 238 En la periferia<br />

<strong>de</strong>l Chaco austral no había rotación y el ganado se abastecía sin forrajeras, por lo tanto el abono tampoco existía.<br />

Lo interesante <strong>de</strong> las tonalida<strong>de</strong>s en las <strong>de</strong>scripciones jesuíticas, es que el mundo natural ya está laicizado. Respon<strong>de</strong> a<br />

causas, fenómenos, procesos y casualida<strong>de</strong>s materiales. En el XIX la tradición linneana hablará profusamente <strong>de</strong> la relación entre los<br />

equilibrios naturales y la acción <strong>de</strong> los hombres. Pero no preocupa la cuestión <strong>de</strong> la <strong>de</strong>gradación. 239<br />

Las voces <strong>de</strong> los productos toman asiento en el anfiteatro <strong>de</strong> la ciencia <strong>de</strong> la época. La ciencia europea poseía entonces<br />

la función transformadora pero no la prognoscitiva. La disarmonía o divorcio entre las dos funciones resultaba natural, era fruto <strong>de</strong> la<br />

aspiración utilitaria directa <strong>de</strong> la ciencia tradicional. Europa aportaba el conocimiento racional <strong>de</strong> todo lo que se pudiese poseer. La<br />

cuestión <strong>de</strong>l costo <strong>de</strong> esa posesión, qué precio habría que pagar por ella, quedaba en la sombra. Todo efecto negativo era estimado a<br />

priori como algo inconmensurablemente menor que su resultado positivo. Lo notable es que esta cosmovisión lejos <strong>de</strong> atenuarse, el<br />

estilo <strong>de</strong> capitalismo volcado al Chaco la volvió toda vez más aguda. Las voces <strong>de</strong>l algarrobo fueron las primeras en sufrir un<br />

amordazamiento.<br />

17. LA NATURALEZA ARTIFICIAL<br />

En los bosques sobre el río Paraguay crecían los caá silvestres 240 , o <strong>árboles</strong> <strong>de</strong> la yerba mate. Necesitaban suelos<br />

barrosos y húmedos como para cañas, y en su forma externa se parecían a los naranjos, aunque <strong>de</strong> tamaño superior. Las ramas<br />

cortadas con un gran cuchillo, y colocadas al fuego suave crepitaban "como pólvora". Se las montaba sobre travesaños y tostaban.<br />

Luego <strong>de</strong> <strong>de</strong>sparramarse las hojas con las ramas más pequeñas, se machacaba hasta convertir todo en polvo. Tomaba el nombre <strong>de</strong><br />

yerba <strong>de</strong> palos, y se bebía como té. Otra manera <strong>de</strong> preparación, calificada por los guaraníes, era quitando tallos y "venas" <strong>de</strong> las<br />

hojas antes <strong>de</strong> ser machacadas, y teniendo cuidado <strong>de</strong> no triturarlas <strong>de</strong>masiado para que contuviesen más sabor y olor. En el mercado<br />

se la vendía a ésta más cara que la <strong>de</strong> palos; y con hojas o corteza <strong>de</strong> la fruta quabira miri, machacada como harina, el margen <strong>de</strong> sus<br />

ganancias era aún superior.<br />

La yerba tenía una resina que no <strong>de</strong>bía secarse <strong>de</strong>masiado al ser tostada. La técnica <strong>de</strong> los merca<strong>de</strong>res para saber su<br />

calidad era colocar un poco en la palma <strong>de</strong> la mano y soplar. Si volaba es que se había tostado <strong>de</strong>masiado, si quedaba adherida (por la<br />

resina) entonces sería la más cotizada. Indios y españoles la bebían sin azúcar. El uso <strong>de</strong> la bombilla (<strong>de</strong> plata) para beber la infusión,<br />

se habría originado según los jesuitas, en que los españoles consi<strong>de</strong>raban perjudicial para la salud que llegase la yerba al aparato<br />

238 Acot, op. cit, 152.<br />

239 Salvo en los EE.UU, don<strong>de</strong> una conciencia pionera implanta una red <strong>de</strong> parques naturales.<br />

240 En guaraní.

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