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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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Si los organismos que no pue<strong>de</strong>n autorregular su temperatura corporal asimilan sólo un 30% <strong>de</strong> lo que comen, los que la<br />

autorregulan (homotermos) asimilan cerca <strong>de</strong> un 70%. Cada mocobí o abipón era un ser cubierto <strong>de</strong> cicatrices. ¿Acaso éstas permitían<br />

autorregular mejor la temperatura, evitando la pérdida <strong>de</strong> calor en invierno, etc.? Si así fuera, el procedimiento simbólico-ritual estaba<br />

encaminado a una adaptación ambiental más perfecta. Ello posibilitaría asimismo la asimilación más eficaz <strong>de</strong>l consumo <strong>de</strong><br />

alimentos. De todos modos, la carencia <strong>de</strong> una cultura gana<strong>de</strong>ra llevaba a prácticas <strong>de</strong> matanza ineficaces, copiadas por lo <strong>de</strong>más <strong>de</strong><br />

los españoles, aunque en éstos la eficacia no era ambiental sino económica. Venía dada por el rápido crecimiento <strong>de</strong>l mercado<br />

exportador <strong>de</strong> cueros. La expansión capitalista imponía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> un comienzo caracteres irracionales a la captura <strong>de</strong> los recursos<br />

alimentarios, concebidos no como tales sino como sujetos <strong>de</strong> materias primas integradas al mercado internacional. No se estudiaba ni<br />

importaban la oportunidad <strong>de</strong> la captura <strong>de</strong> los recursos alimentarios estacionales. Las ciuda<strong>de</strong>s no implantaban vedas <strong>de</strong> ninguna<br />

especie (pesca, carnívoros, etc.).<br />

Es presumible que antes <strong>de</strong> la entrada <strong>de</strong>l caballo, el sistema <strong>de</strong> alimentación étnico se basara por lo general en un bioma<br />

(pra<strong>de</strong>ra, monte, selva, costa <strong>de</strong>l río) o a lo sumo dos compartidos y temporalmente diferenciados. Con la entrada <strong>de</strong>l caballo<br />

apareció la posibilidad <strong>de</strong>l aprovechamiento alimentario <strong>de</strong> varios. Pero en ciertos casos ello se convirtió en ninguno: matar vacas<br />

sueltas.<br />

Des<strong>de</strong> ese momento los biomas fueron aprovechados <strong>de</strong>sigualmente, y sometidos a los bruscos cambios culturales <strong>de</strong><br />

las etnias. Muchos clanes especializados en la pesquería pasaron a ser "cazadores" <strong>de</strong> vacas. Los menos afectados por la aculturación<br />

y la guerra, construyeron un sistema <strong>de</strong> aprovechamiento <strong>de</strong> los biomas siguiendo un patrón <strong>de</strong> "centros <strong>de</strong> caza y pesca",<br />

aprovechando así los recursos contiguos: pesca, caza menor, ganado vacuno y equino cimarrón. De hecho el nicho era aquí<br />

generalizado más que especializado (G.E. Huchinson, 1965). El tema <strong>de</strong>l almacenamiento siguió en las ciuda<strong>de</strong>s periféricas el curso<br />

<strong>de</strong> un <strong>de</strong>spilfarro peculiar (con carestías cíclicas). El sistema <strong>de</strong> las misiones hizo en cambio galas <strong>de</strong> racionalidad. Pero las etnias se<br />

hallaban en un estadio primitivísimo <strong>de</strong> esta cuestión. Y el choque <strong>de</strong> las dos miradas constituyó un dolorosísimo impacto psicológico<br />

en los clanes. Muchas veces un golpe mayor en compren<strong>de</strong>r la intencionalidad <strong>de</strong> los <strong>de</strong>pósitos <strong>de</strong> las reducciones. ¿Por qué no matar<br />

una ternera <strong>de</strong> la hacienda <strong>de</strong> la misión si estaba allí disponible y había <strong>de</strong>seos? Los jesuitas se acostumbraron a envolver al ganado<br />

con el discurso <strong>de</strong> la culpa, dirigida en este caso a los caciques. La culpa no era una abstracción, sino uno <strong>de</strong> los mecanismos <strong>de</strong> la<br />

conciencia tribal más profundos e integrados. Un monolito <strong>de</strong> la moralidad. Un aborigen con culpa podía llorar largamente o matarse.<br />

A veces, en el contexto <strong>de</strong> la sociabilidad clánica, el dolor se volvía insoportable. Por lo general la culpa obró en las reducciones<br />

como una palanca magistral <strong>de</strong>l almacén.<br />

Cuando por los movimientos migratorios <strong>de</strong>l curso <strong>de</strong> la guerra, las costumbres pasaban <strong>de</strong> uno a otro microambiente y<br />

recursos, podían éstas volverse totalmente ineficientes e improductivas. Un nicho ecológico es una estrategia trófica <strong>de</strong> un grupo<br />

humano. Pero en condiciones <strong>de</strong> una larga contienda pasa a ser una estrategia <strong>de</strong> asesinatos mutuos.<br />

13. EL AGUA Y LOS ELEMENTOS<br />

El río Dulce amontonaba en su inundación anual a la altura <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong>l Estero, colinas arenosas gran<strong>de</strong>s como<br />

murallas. 185 A veces no llovía una gota durante siete meses. 186 Los caballos no encontraban hierba en el campo hasta que en el mes <strong>de</strong><br />

enero el Dulce inundaba todo. Creaba entonces una fertilidad extraordinaria, tanto que en ninguna parte había más trigo ni sandías<br />

más gran<strong>de</strong>s y dulces que en su hinterland. 187 Era una suerte <strong>de</strong> Nilo y los españoles gozaban con la comparación. El río tenía su<br />

propio encantamiento. Entre el Dulce y el Salado el corredor-frontera que separaba al Chaco oriental <strong>de</strong>l mundo blanco (y mestizo)<br />

occi<strong>de</strong>ntal. El mal siempre se hallaba al oriente. En los alre<strong>de</strong>dores <strong>de</strong> la ciudad <strong>de</strong> Santiago, hacia el Chaco, bosques don<strong>de</strong> crecía el<br />

pan <strong>de</strong> San Juan (algarrobo). Molido como harina daba una especie <strong>de</strong> pan <strong>de</strong> miel, y cuando indios y criollos contraían la tisis lo<br />

consumían para recuperar fuerzas. Pra<strong>de</strong>ras pequeñas y arenosas, ganado escaso, y el trigo enviado a Buenos Aires. Del Dulce<br />

extraían sus alimentos numerosas al<strong>de</strong>as indomestizas y poblados. Una vez al año bajaban los sábalos por largos días. La cantidad era<br />

185 Dobrizhoffer, op. cit, 137.<br />

186 I<strong>de</strong>m, 138.<br />

187 I<strong>de</strong>m, 138.

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