Etnias y árboles - Escuela de Historia
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Frazer <strong>de</strong>mostró que el animismo no es la única ni tampoco dominante creencia <strong>de</strong> la cultura primitiva. Como en todas las<br />
comunida<strong>de</strong>s arcaicas, la consulta al curso <strong>de</strong> la naturaleza tenía en Chaco fines prácticos y se llevaba a cabo por medio <strong>de</strong> rituales y<br />
conjuros. Obligar al viento, clima, animales, cosechas a obe<strong>de</strong>cer su voluntad. Ya se habían operado algunas circunstancias <strong>de</strong> la<br />
percepción limitativa <strong>de</strong> la magia, y aparecían seres superiores temerosos o esperanzados (<strong>de</strong>monios y espíritus <strong>de</strong> antepasados).<br />
Significaba el comienzo <strong>de</strong> la religión. Mientras la magia estaba basada en la confianza <strong>de</strong>l hombre en po<strong>de</strong>r dominar la naturaleza <strong>de</strong><br />
modo directo, y se creaban los contactos con la ciencia, la religión aparecía como manifestación/confesión <strong>de</strong> la impotencia <strong>de</strong> los<br />
clanes. 118<br />
Los atributos <strong>de</strong>l hombre son elevados a atributos <strong>de</strong> los dioses. Las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s propias, son trasladadas a la naturaleza como<br />
enemigo. Era una simple respuesta psicológica. Los dioses podían entrar en relación con la naturaleza, el hombre perdía esa aptitud.<br />
El diálogo se reconocía posible ahora, sólo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> las alturas; a ras <strong>de</strong> la tierra la naturaleza y el hombre conservaban cada uno un<br />
monólogo interior.<br />
RELIGIÓN CIENCIA (La ciencia se separa)<br />
Reconocimiento MAGIA CIENCIA<br />
<strong>de</strong> la impotencia Confianza <strong>de</strong>l hombre en po<strong>de</strong>r dominarla<br />
<strong>de</strong>l hombre en su NATURALEZA<br />
dominación<br />
MAGIA CONFIANZA CIENCIA<br />
RELIGIÓN DESCONFIANZA CIENCIA<br />
La relación <strong>de</strong> los clanes con la naturaleza quedó impregnada en las primeras reducciones por una nueva actitud psicológica: la<br />
impotencia, es <strong>de</strong>cir la potencia divina. El dios cristiano lo era todo. Ello venía a<strong>de</strong>más con una comprobación: el inconmensurable<br />
nivel <strong>de</strong> las fuerzas materiales <strong>de</strong>l mundo europeo.<br />
Pero la ecología arcaica expresaba asimismo un nuevo tema, el <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r. Un interés <strong>de</strong> los clanes por lo que los ro<strong>de</strong>aba, la<br />
dominación <strong>de</strong> los objetos, las especies animales, los vegetales, el clima y los permanentes cambios y operaciones naturales. Como<br />
regla general, una atención preferencial a las especies animales y <strong>de</strong> plantas que constituyen el alimento cotidiano. La ecología arcaica<br />
se concebía como una multiplicación <strong>de</strong> la naturaleza.<br />
En esta ecología la muerte estaba unida a la resurrección. Las estaciones naturales en el mundo andino, iconografiaban,<br />
plasmaban plásticamente el ciclo: al invierno le sucedía infaltable la primavera, los brotes volvían a aparecer. Pero en las selvas <strong>de</strong>l<br />
Chaco el ciclo natural no era tan claro; la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> muerte no tenía porqué ser acompañada <strong>de</strong> resurrección. Tal vez por ello estos<br />
clanes eran tan vulnerables a la muerte, a las crisis psíquicas masivas, arranques <strong>de</strong> dolor multiplicados que duraban semanas enteras<br />
ante un fallecimiento. No existía una imagen fuerte <strong>de</strong> la resurrección. De allí que el español se transformaba sin proponérselo en la<br />
magia más gran<strong>de</strong> conocida. El podía más que todos los ídolos y <strong>de</strong>monios. El prometía, y tenía todas las pruebas <strong>de</strong> un<br />
reconocimiento en el Cielo. Pero para esto era menester obe<strong>de</strong>cerle. La naturaleza quedaba en manos <strong>de</strong> los vencedores.<br />
El alimento se transformaba en el nexo principal entre el sujeto étnico y su entorno. La magia sobre la comida estaba<br />
<strong>de</strong>stinada a su durabilidad. Se levantaba en las cabezas una cultura, una ritualidad <strong>de</strong> los alimentos. Los clanes nunca, ni en las<br />
condiciones más estables, estuvieron libres <strong>de</strong>l peligro <strong>de</strong>l hambre. Interpretaban <strong>de</strong> manera profunda, casi como propia,<br />
<strong>de</strong>terminados costados <strong>de</strong> la comunión y el sacrificio cristiano: maneras principales en que el alimento se oficia en el ritual. La<br />
abundancia provi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong> la comida; ella era la señal <strong>de</strong> la bondad <strong>de</strong>l mundo. En el acto <strong>de</strong> comer la vida se retenía y se renovaba.<br />
El sacrificio se integraba así a la psicología <strong>de</strong>l regalo: compartir los alimentos con los espíritus y divinida<strong>de</strong>s. El interés <strong>de</strong>l clan por<br />
la naturaleza era <strong>de</strong> esta manera enteramente selectivo. La naturaleza como una <strong>de</strong>spensa viva. 119 Pero a excepción <strong>de</strong> los intereses<br />
118 Bronislaw Malinowski: Magia, Ciencia, Religión. Barcelona, Ariel, 1982, 15-16.<br />
119 Í<strong>de</strong>m, 48.