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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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El sujeto se <strong>de</strong>sconstruía <strong>de</strong>l cosmos. Los dioses <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> combatir; las luchas terribles sólo operaban en el territorio<br />

específico <strong>de</strong> la tierra concreta. No había dón<strong>de</strong> evadirse. Ni se advertía la posibilidad <strong>de</strong> un imaginario salvador. La brecha<br />

existencial <strong>de</strong> la muerte 94 , quedaba adherida a mitos empobrecidos, que no alcanzaban para una evasión. Estallaba por doquier la<br />

ambigüedad <strong>de</strong>l mundo. Desintegrados los relatos, <strong>de</strong>generados, <strong>de</strong>rrotadas las cosas animadas, los fetiches y los ídolos, se percibía<br />

con horror la imposibilidad <strong>de</strong> un renacimiento. El dolor psíquico se transformaba en <strong>de</strong>solación. Pero ante el cuadro trágico aún<br />

permanecía la vida natural como trinchera; los movimientos continuos <strong>de</strong> la tribu pasaban <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad productiva a virtud militar.<br />

Los ídolos morían pero no les alcanzaba para renacer. La lucha a vida o muerte con los ejércitos <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s tenía por tanto un<br />

marco único: conservar la vida. Esto cambiaba el curso estratégico <strong>de</strong> la guerra y la alargaba inverosímilmente.<br />

Los clanes ya no buscan héroes sino la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong>l enemigo apelando a todas las triquiñuelas, perfiles, lateralida<strong>de</strong>s<br />

y corrupciones posibles. Se percibe que ya no habrá nuevos relatos <strong>de</strong> salvación. Por lo mismo la guerra india se privatiza. Se<br />

abandona la confianza en las comunida<strong>de</strong>s para <strong>de</strong>positarla en las bandas; no en los caciques sino en los jefes; no en los muertos sino<br />

en los vivos; no en los dobles sino en los únicos; no en la i<strong>de</strong>ntidad sino en la metamorfosis constante.<br />

El pensamiento racional y el mitológico no pudieron ensamblarse simultáneamente. El mitológico fue sustancialmente<br />

<strong>de</strong>sarmado. Peor, parte <strong>de</strong> sus piezas se adhirieron al racional vencedor. Las <strong>de</strong>bilitadas relaciones capitalistas y la energía <strong>de</strong> la<br />

Iglesia Católica en captar, asimilar y reconvertir los mitos aborígenes en i<strong>de</strong>ografías, rituales y dogmas propios, hicieron lo suyo. El<br />

espíritu no se concebía sin naturaleza, pero ésta podía verse como un <strong>de</strong>monio. Un escritor en 1835, había <strong>de</strong>finido al Chaco como<br />

"sepulcro <strong>de</strong> misioneros". 95 La naturaleza era el sepulcro <strong>de</strong> la cristiandad. Es <strong>de</strong>cir un infiel más; tal vez el mayor y más peligroso<br />

<strong>de</strong> ellos porque apañaba y escondía entre sus marañas a todos los infieles conocidos. En el Chaco boreal, un misionero <strong>de</strong>cía <strong>de</strong> esos<br />

territorios en los que se había "atrincherado el <strong>de</strong>monio":<br />

"No hay caminos que lleven a sus Países; todas sus avenidas y entradas están cerradas con impenetrables bosques: es preciso<br />

viajar con la Brújula en la mano, para no per<strong>de</strong>rse (...), es el centro <strong>de</strong> la infi<strong>de</strong>lidad". 96<br />

Los jesuitas elaboraban en el gran espacio su propio diccionario, que no tenía correspon<strong>de</strong>ncia muchas veces con el <strong>de</strong>l<br />

funcionariado colonial. Así en sus cartas, montaña es una "tierra inculta cubierta <strong>de</strong> <strong>árboles</strong>, arbustos o matas" y no una elevación o<br />

prominencia. La cultura oral <strong>de</strong> las etnias estaba obligada a retraducir constantemente <strong>de</strong> un diccionario a otro. La provincia colonial<br />

<strong>de</strong>l Paraguay tenía escasamente que ver con la provincia jesuítica Paraguay (Paracuaria). Todo este gigantesco conflicto <strong>de</strong><br />

conciencias, estereotipos y culturas, se operaba en un espacio que la civilización alfabeta podía abstraer, sintetizar y concentrar <strong>de</strong> una<br />

manera estratégicamente superior. Chaco <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> ser una <strong>de</strong>formidad para cuadricularse en coor<strong>de</strong>nadas racionales pertinentes:<br />

"Hállase esta Vasta Provincia constituyda, en medio <strong>de</strong> Santa Cruz <strong>de</strong> la Sierra, Chichas, Charcas, Tarija, Tucumán, Córdova,<br />

Río <strong>de</strong> la Plata y Paraguay. Su latitud como <strong>de</strong> 300 leguas y su longitud como 700, comprendida la mayor parte <strong>de</strong>s<strong>de</strong> 21 hasta 31 grados, bajo<br />

el trópico Capricornio: Su terreno fertilísimo, produce preciosos e interesantes frutos, las Naciones que lo habitan son innumerables, sin<br />

reconocer <strong>de</strong>idad alguna: tiene caudalosos Ríos Navegables hasta el Río <strong>de</strong> la Plata; y en su distrito tiene el exponente, reducidas a Capítulos <strong>de</strong><br />

Paz, las Naciones Mataguayas, Chunupyes, Synipes, Pasyna, Vilelas, Malbalá, Atalaya, Toba y Mocobí". 97<br />

La racionalidad occi<strong>de</strong>ntal clausuró la evolución <strong>de</strong>l mito. La cultura oral se volvió impotente al tratar <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir con las<br />

maneras <strong>de</strong> la alfabeta. La naturaleza se anarquizó en la mentalidad <strong>de</strong> los que otrora hablaban con y por sus signos. Pero se or<strong>de</strong>nó el<br />

imaginario que la sepultaba como lenguaje y como ser en sí. La <strong>de</strong>secologización <strong>de</strong>l universo era su or<strong>de</strong>n.<br />

94 Í<strong>de</strong>m, 178.<br />

95 Pedro <strong>de</strong> Angelis (1835): "Discurso preliminar al diario <strong>de</strong> Matorras". En Colección Pedro <strong>de</strong> Angelis, T VIII, Vol. A, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, 241.<br />

96 Carta <strong>de</strong>l P. Ignacio Chone, <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong> Jesús, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> Reducción <strong>de</strong> San Ignacio <strong>de</strong> Zamucos, 17/5/1738. En José Aguirre Achá: La Antigua Provincia<br />

<strong>de</strong> Chiquitos, Limítrofe <strong>de</strong> la Provincia <strong>de</strong>l Para-guay. La Paz, Imprenta Renacimiento, 1933, 130.<br />

97 Carta <strong>de</strong>l Obispo <strong>de</strong>l Paraguay Lorenzo Suárez <strong>de</strong> Cantillana al Rey, 16/10/1793. En Efraín Cardozo: El Chaco en el Régimen <strong>de</strong> las Inten<strong>de</strong>ncias. Asunción,<br />

1930, 61-62.

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