11.04.2013 Views

Etnias y árboles - Escuela de Historia

Etnias y árboles - Escuela de Historia

Etnias y árboles - Escuela de Historia

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Cuando las tribus poseyeron planteles fijos <strong>de</strong> ganado vacuno, la guerra ya <strong>de</strong>cidía la impracticabilidad económica <strong>de</strong> su<br />

acumulación. Al bor<strong>de</strong> <strong>de</strong> concentrar recursos cárnicos, la manera móvil <strong>de</strong> la guerra étnica impulsaba una y otra vez a <strong>de</strong>spren<strong>de</strong>rse<br />

<strong>de</strong> los planteles, comerlos enteramente o matarlos antes <strong>de</strong> ser recuperados por el enemigo. El incipiente trueque intertribal se <strong>de</strong>shizo.<br />

La concentración <strong>de</strong> recursos en las ciuda<strong>de</strong>s significó el verda<strong>de</strong>ro <strong>de</strong>sequilibrio <strong>de</strong> la guerra. Pero esto no se convertía en mito<br />

blancomestizo, sino que, por el contrario, era la certificación <strong>de</strong>l logos occi<strong>de</strong>ntal, <strong>de</strong> su racionalidad, empirismo y abstracción. Los<br />

<strong>de</strong>pósitos -o gana<strong>de</strong>rías fijas- significaron la concreción <strong>de</strong> los números y la abstracción. El po<strong>de</strong>r hispanocriollo <strong>de</strong> acumular se<br />

volvió sistema <strong>de</strong> creencias, y ello transgredía <strong>de</strong> manera brutal el or<strong>de</strong>n frágil <strong>de</strong> las tribus ro<strong>de</strong>adas.<br />

El ritual <strong>de</strong> los mandatos <strong>de</strong>l Rey y <strong>de</strong> Dios, agregaba al or<strong>de</strong>n colonial la cuota simbólica y <strong>de</strong> confianza necesarias.<br />

Las tribus en guerra no tenían en cambio como purificar los recursos vitales que saqueaban a las ciuda<strong>de</strong>s, y con ello <strong>de</strong>sprotegían su<br />

propio or<strong>de</strong>n social y cultura. El rito <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> presidir el proceso <strong>de</strong> renovación <strong>de</strong> la fuerza vital <strong>de</strong>sgastada. Cuando la dispersión<br />

fue bloqueada, la débil e inestable acumulación clanal anterior a la guerra se hizo directamente imposible. De este quebrantamiento ya<br />

no podían nacer mitos superadores. Ya no eran practicables los relatos orales enca<strong>de</strong>nados, sino en el contexto <strong>de</strong> la <strong>de</strong>sesperación. El<br />

paso <strong>de</strong> la naturaleza a la cultura se interrumpió.<br />

La cultura clánica se <strong>de</strong>scomponía, y sus <strong>de</strong>tritus quedaban dispersos entre las selvas. El origen mitológico <strong>de</strong>l mundo<br />

<strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> tener un para qué. El <strong>de</strong>venir se advertía como una <strong>de</strong>sgracia infinita. La i<strong>de</strong>ntidad, el pasado, la naturaleza, lo imposible,<br />

todo se turbaba, embarazaba y humillaba con la <strong>de</strong>rrota. Se <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> interrogar a los signos <strong>de</strong>l cosmos y <strong>de</strong> representar leyendas.<br />

El apabullamiento, la ofuscación, el atragantamiento o el <strong>de</strong>sconcierto unificaban los <strong>de</strong>sdoblamientos. La imaginación se<br />

<strong>de</strong>sproyectaba <strong>de</strong>l universo para focalizarse en la muerte. La muerte pasó a ser el verda<strong>de</strong>ro sentido <strong>de</strong> todo. La medida universal <strong>de</strong>l<br />

conflicto. Una univalencia simbólica. Sólo que la muerte también era clara, precisa y univalente. Todos los mitos subyacentes<br />

perdían hojas, y un invierno simbólico se apo<strong>de</strong>raba <strong>de</strong> las cabezas étnicas <strong>de</strong>squiciadas. La lógica múltiple <strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong>l mito,<br />

los paradigmas <strong>de</strong>l sentido, se embrollaban, chocaban entre sí y buscaban respuestas lejos <strong>de</strong> la naturaleza, en la abstracción. Mas<br />

esto terminaba por quebrar el mito sin crear otro lugar. Las etnias buscaban causas generales, captar el logos <strong>de</strong> los siempre<br />

vencedores y hablar con su lenguaje y por sus símbolos. Pero todo eso suponía un tremendo esfuerzo <strong>de</strong> concentración en una cultura<br />

oral. Necesitaban construir nuevos héroes para fijar la nueva memoria.<br />

Los clanes llevaban por en<strong>de</strong> al primer plano <strong>de</strong> la estimación a los indios cautivos escapados y, luego vueltos a las<br />

tribus. Pero los prófugos habían asimilado <strong>de</strong> manera parcial, incoherente la sociedad con escritura, y todo lo pasaban por el cedazo<br />

<strong>de</strong> la venganza, la ferocidad y las inmoralida<strong>de</strong>s aprendidas en los suburbios <strong>de</strong> la nueva civilización. Esto refundía nuevos<br />

paradigmas, cronicaba, <strong>de</strong>slindaba a la naturaleza <strong>de</strong>l conflicto, izaba a la causalidad general y abstracta como mo<strong>de</strong>lo, insinuaba otro<br />

mundo sin mundo, suscitaba todos los fenómenos conocidos por los blancomestizos y su historia, y por ello mismo los convertía en<br />

todopo<strong>de</strong>rosos y actores <strong>de</strong> una nueva mitología. Era la conversión inconsciente hacia la psicología <strong>de</strong> la <strong>de</strong>rrota. Una totalidad<br />

paradigmática y excluyente. La conciencia mitologizada creaba una semántica eliminatoria <strong>de</strong> todo lo que no tuviese sentido y<br />

resignificatoria <strong>de</strong> todo lo que ocurriese. Ningún hecho era contingente porque todos los eventos son signos y mensajes que requieren<br />

y exigen interpretación. 93 Pero la guerra impedía que los clanes escuchasen las emisiones <strong>de</strong>l universo mitológico. Las cosas y<br />

sucesos, naturalmente portadoras <strong>de</strong> símbolos, ahora eran ganadas por el logos <strong>de</strong>l invasor. Se volvían portadoras artificiales <strong>de</strong><br />

racionalidad. Abandonaban el otrora exceso <strong>de</strong> significaciones, se empobrecía la proliferación semántica. El universo <strong>de</strong> la oralidad<br />

se <strong>de</strong>sprendía <strong>de</strong> los caracteres antropomorfos y el hombre <strong>de</strong> repente se veía a sí mismo sin las atávicas vestiduras cosmomorfas.<br />

Detrás <strong>de</strong> las cosas había cada vez menos espíritus y dioses. Las cosas inanimadas se <strong>de</strong>jaban <strong>de</strong> ver como animadas. La subjetividad<br />

étnica se endurecía alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> sí misma, y <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> iluminar al mundo exterior natural. La comunicación psíquica entre lo humano<br />

y la naturaleza viviente, esencia ecológica <strong>de</strong> los clanes <strong>de</strong>l Chaco, se colmaba <strong>de</strong> interferencias. La astrología, correspon<strong>de</strong>ncia<br />

entre las configuraciones celestes y los eventos sociales, <strong>de</strong>rivaba a lo militar. La militarización <strong>de</strong> la conciencia étnica fue un<br />

episodio consecuente al empobrecimiento <strong>de</strong> la conciencia mitologizada. Una fuga <strong>de</strong> los espectros corporales, fantasmas, pobladores<br />

<strong>de</strong>l universo don<strong>de</strong> el hombre se reflejaba a sí mismo. Sin sus dobles, el individuo <strong>de</strong>l clan sentía una sorpresiva y sobrecogedora<br />

soledad. El alter ego se separaba <strong>de</strong>l cuerpo, <strong>de</strong>l clan, <strong>de</strong> la muerte, y el hombre se encontraba frente a frente con la gigantesca<br />

acumulación <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s blancomestizas. Ya no se veían espíritus ubicuos y con virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> metamorfosis. Ya no había, o cada<br />

vez menos, respuestas certeras al temor, angustia y culpa, claves <strong>de</strong> la ecuación mitológica. La guerra <strong>de</strong>tenía la percepción <strong>de</strong> la<br />

fecundidad/renacimiento. Las ofrendas se <strong>de</strong>sdibujaban y la naturaleza se tornaba un acto cruel, sanguinolento.<br />

93 Morin. 1988, op. cit, 175.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!