Etnias y árboles - Escuela de Historia
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Las estrategias ambientales antiétnicas <strong>de</strong> las ciuda<strong>de</strong>s fueron siempre las <strong>de</strong> ro<strong>de</strong>ar a los especializados para atacarlos en<br />
la no especialización. La hiperespecialización acuática payaguá, comportaba también atrofia <strong>de</strong> cualida<strong>de</strong>s terrestres. Por el contrario,<br />
las ciuda<strong>de</strong>s, con su alto grado <strong>de</strong> complejidad interior. Cambiaban <strong>de</strong> especializaciones, poli-especializaciones,<br />
<strong>de</strong>sespecializaciones.<br />
Cuando la naturaleza pudo en fin ser tratada como mercancía, se recurrió a tres herramientas: vías férreas, quinina y<br />
fusiles <strong>de</strong> repetición. Trenes para talar el bosque. Quinina para soportar el paludismo. Fusiles <strong>de</strong> repetición para exterminar lo étnico y<br />
completar la apropiación territorial.<br />
En la frontera entre el antiguo status y el capitalismo, el fortín sufrió una transfiguración. Reunía todas las <strong>de</strong>bilida<strong>de</strong>s<br />
<strong>de</strong> ambos y ninguna virtud.<br />
Nace entonces la i<strong>de</strong>ografía <strong>de</strong>l Chaco como <strong>de</strong>sierto, un espacio <strong>de</strong>spoblado, arena. Una palabra ontológica. Una<br />
razón moral para la limpieza étnica. En un <strong>de</strong>sierto no hay vida, mucho menos humana. El <strong>de</strong>sierto es el punto culminante <strong>de</strong> la<br />
naturaleza entendida como barbarie.<br />
Como costaba más caro adiestrar un indio que importar inmigrantes, la República los mató. Y trajo inmigrantes. Salvo<br />
en las tareas <strong>de</strong> plantación -como el azúcar- don<strong>de</strong> costaba más caro adiestrar un animal que un indio.<br />
La primer especie en <strong>de</strong>saparecer en el ambiente Chaco fue el aborigen. El comandante Fontana asistió en 1880 al final<br />
<strong>de</strong> la etnia payaguá. Los últimos diecisiete canoeros. Cuenta como vivían invadidos por una tristeza <strong>de</strong> <strong>de</strong>saparición. Cuidaban en no<br />
matarse; lloraban largamente a cada una <strong>de</strong> sus pérdidas. La limitada cantidad forzada a la endogamia y ello aceleraba la extinción.<br />
Mientras en EE.UU. la frontera fue una empresa esencialmente civil, en Argentina fue militar. El Chaco fue un espacio<br />
<strong>de</strong> adiestramiento <strong>de</strong>l ejército argentino en la vida civil. Un ensayo para gobernar y un gusto por gobernar. Los golpes <strong>de</strong> Estado<br />
militares fueron un largo correlato <strong>de</strong> las campañas al <strong>de</strong>sierto.<br />
El fin <strong>de</strong> la frontera es el inicio <strong>de</strong>l obraje.<br />
Toda operación militar en el "<strong>de</strong>sierto" se llamó expedición (con alusión a una expedición geográfica científica); así<br />
como toda respuesta bélica india a la expedición se llamó malón (<strong>de</strong> malo, maldad). En el binomio malón-expedición está encerrada la<br />
estrategia discursiva <strong>de</strong> la ocupación <strong>de</strong>l suelo por parte <strong>de</strong>l Estado terrateniente mo<strong>de</strong>rno.<br />
El resultado no fue ni ciudad <strong>de</strong> acero soñada ni colonización a lo norteamericano, sino una simbiosis latifundista militar.<br />
Un estado represor y un obraje <strong>de</strong>predador.<br />
Un triángulo ferrocarril-latifundio-obraje terminará con los bosques <strong>de</strong> quebracho.<br />
Un buen ejemplar <strong>de</strong> quebracho colorado tarda cien años en formarse. Su ma<strong>de</strong>ra es más resistente que el hierro. Pero<br />
también -por su alto contenido tánico- es imputrescible. Sumergida en agua durante décadas esta ma<strong>de</strong>ra se torna más rígida. Del<br />
Chaco santafecino se talaba el quebracho para transformarlo en viruta. La viruta en pasta <strong>de</strong> tanino para exportación. A principios <strong>de</strong>l<br />
XX el frente <strong>de</strong> tala tenía aquí 228 km <strong>de</strong> largo. Como un frente <strong>de</strong> guerra. Una guerra total contra el bosque consi<strong>de</strong>rado enemigo.<br />
Del Chaco santiagueño se sacó el quebracho para producir traviesas <strong>de</strong> ferrocarril. Los ingleses comprobaron que eran más resistentes<br />
que las suyas <strong>de</strong> hierro. De este ecosistema santiagueño se extrajeron en menos <strong>de</strong> un siglo 240 millones <strong>de</strong> traviesas <strong>de</strong> ferrocarril.<br />
El escritor Blasco Ibáñez comparaba los trenes cargados <strong>de</strong> quebrachos colorados con el espectáculo <strong>de</strong> un cargamento<br />
<strong>de</strong> "carnes <strong>de</strong>solladas". Para otro español, Bialet Massé, el Chaco era un Far West invertido. No se colonizaba. Era un viento <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>strucción.<br />
El quebracho, paraguas protector <strong>de</strong> un bosque <strong>de</strong> zona semiárida, clave <strong>de</strong> un sutil equilibrio ecológico basado en<br />
mantener la escasa humedad, con la tala aceleró el calentamiento <strong>de</strong>l suelo. Pérdida <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s físicas y <strong>de</strong>sertización.<br />
Santiago <strong>de</strong>l Estero, la provincia argentina más rica en bosques, fue sujeto <strong>de</strong> una <strong>de</strong> las primeras gran<strong>de</strong>s catástrofes ambientales en<br />
América Latina. Hoy es una <strong>de</strong> las más miserables.<br />
Como epifenómeno <strong>de</strong> la tala, la dispersión <strong>de</strong>l mal <strong>de</strong> Chagas. En los sistemas ecológicos complejos, las poblaciones<br />
<strong>de</strong> vectores -moscas, mosquitos- son pequeñas. Su capacidad para transmitir la enfermedad a la población humana, es igualmente<br />
pequeña. Con la <strong>de</strong>forestación, el sistema ecológico se simplificó hasta la exasperación. El <strong>de</strong>sierto impulsó la proliferación <strong>de</strong><br />
vectores. En este caso la vinchuca. Una gran parte <strong>de</strong> la población rural santiagueña es chagásica. El mal endurece los tejidos <strong>de</strong>l<br />
corazón y lleva ineluctablemente a la muerte cardíaca <strong>de</strong>l paciente.