Etnias y árboles - Escuela de Historia
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tobas para encen<strong>de</strong>r el fuego por fricción. Seca mucho y ar<strong>de</strong> fácil. 953 Francisco Alvarez es el nombre dado por los españoles a la<br />
Luchea Divaricata, o azota-caballo en Corrientes, caa-o-veti en Misiones. Arbol <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra elástica. Aquí nuevamente un mito para<br />
tratar <strong>de</strong> conservar una especie utilizada para encen<strong>de</strong>r el fuego, y que probablemente se extinguía al usársela como combustible en vez<br />
<strong>de</strong> pe<strong>de</strong>rnal. El proceso <strong>de</strong> formación <strong>de</strong>l mito es mucho más complicado y fantástico: perro/matrimonio/mensajero/pila <strong>de</strong> leña<br />
Francisco Alvarez/necesidad <strong>de</strong> pe<strong>de</strong>rnal/tinieblas. Una regla mnemotécnica <strong>de</strong> la oralidad. El temor a las tinieblas es <strong>de</strong>cir a per<strong>de</strong>r<br />
otra vez el fuego, pero ahora por la humedad <strong>de</strong> la leña, viene a arraigar la costumbre/ley <strong>de</strong> no utilizar el árbol <strong>de</strong> Francisco Alvarez<br />
más que para la fricción. La conquista se ha metido como una cuña bárbara entre la naturaleza y los clanes. Los <strong>árboles</strong> ya no son lo<br />
que fueron. El pe<strong>de</strong>rnal, en cuanto adquiere un nombre español pasa a otra función, a leña. El perro, matrimonio, mensajeros<br />
hermosamente vestidos, el ritual <strong>de</strong> la acumulación <strong>de</strong> leña hasta una cierta altura, fueron todos signos inequívocos, presagios<br />
<strong>de</strong>scubiertos luego <strong>de</strong> la comprobación <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sastre. Una primitiva conciencia ecológica se expresa como normas tabú entre los<br />
matacos: prohibición <strong>de</strong> arrojar el pescado muerto en el río o pescar un número <strong>de</strong>masiado elevado <strong>de</strong> peces. Ello ocasionaría la merma<br />
<strong>de</strong> alimento en el río o la muerte <strong>de</strong>l transgresor. 954 Los matacos refieren que una gran Oscuridad cubrió la tierra, tras lo cual los<br />
hombres se convirtieron en animales. 955 Per<strong>de</strong>r el fuego es retornar a la animalidad. La conciencia histórica es un <strong>de</strong>safío y una<br />
certidumbre.<br />
41.6. La Poesía <strong>de</strong> la Sociedad<br />
Una serie <strong>de</strong> leyendas recrean el estereotipo <strong>de</strong>l Zorro Sagaz frente al jefe Tuyango. El zorro quería volar como los<br />
<strong>de</strong>más hombres. Cada uno <strong>de</strong> éstos se sacó una pluma y la entregó al zorro. Los hombres pescaban mientras el zorro probaba sus alas.<br />
Después <strong>de</strong> la pesca volvían volando, y el zorro se puso <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> todos nuevamente. Tuyango se arrancó una pluma y la arrojó al<br />
aire. 956 Los <strong>de</strong>más hicieron otro tanto, pero el zorro al arrancársela se cayó a tierra. 957 El po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> Tuyango quedó intacto. Pero él no<br />
se <strong>de</strong>staca ni intenta sobresalir respecto al rasero común <strong>de</strong> la tribu. En realidad nadie <strong>de</strong>be <strong>de</strong>stacarse <strong>de</strong>masiado, a riesgo <strong>de</strong> que el<br />
individualismo ponga en peligro los nexos <strong>de</strong> unión <strong>de</strong>l colectivo. Una sociabilidad contradictoria, que permitía al grupo sobrevivir en<br />
condiciones muy difíciles <strong>de</strong>bido a su cohesión. Pero al mismo tiempo no consentía ninguna salida individual, nivelando hacia abajo.<br />
El zorro es el que preten<strong>de</strong> <strong>de</strong>stacarse en algo, y lo hace más por inocente que por astuto. En él no hay nada <strong>de</strong> taimado y muy poco <strong>de</strong><br />
inteligente. No es un hombre pru<strong>de</strong>nte, pero intenta <strong>de</strong> vez en vez alguna salida individual que el grupo toma con sorna las más <strong>de</strong> las<br />
veces y otras castiga impiadoso. No se pue<strong>de</strong> sobresalir <strong>de</strong>l promedio general. Tuyango "se vengó" <strong>de</strong>l zorro para concluir con las<br />
salidas individuales. 958 La evolución social avanza a traspiés, entre tironeos por momentos intolerables.<br />
El relato posterior habla <strong>de</strong> un instante <strong>de</strong> tránsito muy peculiar, don<strong>de</strong> la relación entre el espacio blanco y el indio se<br />
observa mediante el mundo <strong>de</strong> los animales blancos: los caballos. Las yeguadas cimarronas se acercan a las al<strong>de</strong>as tobas. Pero ellos no<br />
utilizan aún el equino como vehículo o instrumento <strong>de</strong> trabajo, sino como alimento. Esta imagen sorpren<strong>de</strong>. Nos habla <strong>de</strong> un mundo en<br />
tránsito en el Gran Chaco. "Y los cazadores se fabricaban lazos con fibra <strong>de</strong> cáscara <strong>de</strong> palo borracho... Y el Zorro Sagaz los envidiaba<br />
tanto, cuando los veía enlazar los caballos y traerlos. Luego los <strong>de</strong>snucaban y comenzaban a cuerearlos. Porque comían la carne <strong>de</strong>l<br />
caballo". 959<br />
No todos los clanes llegaron al unísono a la técnica <strong>de</strong> cazar caballos. Los <strong>de</strong>l clan <strong>de</strong>l zorro no habían aprendido aún y<br />
sentían envidia. Pero concentraban esos sentimientos como inherentes a la personalidad <strong>de</strong>l zorro. Se <strong>de</strong>spojaban <strong>de</strong> la impotencia,<br />
para reírse <strong>de</strong> ella como si no fuera propia. Recién entonces, en el relato sobre las plumas caídas y éste <strong>de</strong> los caballos, aparece la risa<br />
festiva. Pero pertenece al mundo <strong>de</strong> los varones. Las mujeres ya no existen. Tampoco es un tiempo pre-humano, sino uno muy<br />
próximo, pero don<strong>de</strong> el zorro ha pasado a calidad simbólica.<br />
953<br />
I<strong>de</strong>m, 40-50.<br />
954<br />
Mashnshnek, op. cit., 39.<br />
955<br />
Í<strong>de</strong>m, 35.<br />
956<br />
Esa es una costumbre <strong>de</strong> los pájaros. Togueshic..., op. cit., 53.<br />
957 I<strong>de</strong>m, 53-54.<br />
958 Í<strong>de</strong>m, 54.<br />
959 Í<strong>de</strong>m. 54.