Etnias y árboles - Escuela de Historia
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hombre que fue <strong>de</strong>jado como casero era un Loro". 897 Entre matacos, chorotes y chulupíes <strong>de</strong>l Gran Chaco, también existen los relatos<br />
sobre los hombres-animales. Pero aquí aparece el tema <strong>de</strong>l cuasi humano convertido en animal, como una metáfora que tiene que ver<br />
con una culpa, una <strong>de</strong>sobediencia o un acto voluntario <strong>de</strong>l propio sujeto. Entre los chorotes, el Carancho 898 interviene en el proceso <strong>de</strong><br />
metamorfosis <strong>de</strong> numerosos personajes <strong>de</strong> la más arcaica protohistoria. La Calandria, el Hornero, el Murciélago... Seres dañinos que<br />
fueron muertos y quemados por el carancho, y <strong>de</strong> sus cenizas surgieron los actuales animales. 899<br />
El cuento establece un momento <strong>de</strong> la tribu caracterizado por una primera división social <strong>de</strong>l trabajo: los machos que<br />
pescan, y las hembras que poseen el fuego. ¿Acaso las mujeres <strong>de</strong>scubrieron la forma <strong>de</strong> conservar y hacer el fuego? Los varones<br />
pescaban, y las mujeres monopolizaban tareas <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> los párvulos y <strong>de</strong>l fuego. El control <strong>de</strong>l fuego podía ser tan perfecto, que<br />
a veces lo utilizaban como arma contra los varones. Una primitivísima división social <strong>de</strong>l trabajo: los productores <strong>de</strong> alimentos y los<br />
productores <strong>de</strong>l fuego. ¿Se trata <strong>de</strong> una invención fantástica o es la génesis histórico-social por la que el cuento se pone en<br />
funcionamiento? ¿Podrán confrontarse las instituciones tobas <strong>de</strong> la época <strong>de</strong> los narradores con las instituciones sociales <strong>de</strong>scriptas por<br />
el relato? Los seres que alimentan a la etnia se oponen a quienes calientan/protegen con el fuego. Es sabido que la confrontación por el<br />
po<strong>de</strong>r entre las mujeres y los hombres obró en todas las comunida<strong>de</strong>s arcaicas. No se expresaba como una lucha abierta, sino como una<br />
convicción o una necesidad social <strong>de</strong> pasar a un estadio superior. Disensos y controles. El cuento conserva las huellas <strong>de</strong> formas <strong>de</strong><br />
sociedad <strong>de</strong>saparecidas. 900<br />
Estos relatos comienzan por expresar potencias natural-sociales <strong>de</strong>sconocidas, que se contraponen al individuo y reinan<br />
por encima <strong>de</strong> él. Si cognoscitivos, pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sembocar en dogmas y doctrinas que explican el mundo; si volitivos, <strong>de</strong>sarrollando<br />
acciones que procuran dominar la naturaleza y la sociedad. 901<br />
Rito y costumbre no son equivalentes. Pero la costumbre <strong>de</strong> realizar <strong>de</strong>terminados actos pue<strong>de</strong> ro<strong>de</strong>arse <strong>de</strong> ritos, y en ese<br />
caso separar uno <strong>de</strong> otro es erróneo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista metodológico. 902 Si en un tiempo arcaico toba, la mujer estaba a cargo <strong>de</strong>l<br />
fuego, la costumbre podía llenarse <strong>de</strong> actos rituales, y ello significar autoridad. El varón aportaba los alimentos pero perdía po<strong>de</strong>r<br />
ritualizado. La situación pudo <strong>de</strong>venir extremadamente peligrosa y conflictiva. Era necesario arrebatar el fuego, so pena <strong>de</strong> que la<br />
ritualidad, que a él se le adhería, terminara por convertir a la mujer en el centro institucional <strong>de</strong> la tribu. Entre los chorotes, Joisá<br />
(Carancho) personaje teomórfico, es el que roba el fuego, pero en este caso a un carpintero. El relato pue<strong>de</strong> ser muy contemporáneo.<br />
El origen <strong>de</strong>l taladro para hacer fuego, entre los matacos, lleva a una explicación diferente. Estaba el fuego en posesión <strong>de</strong>l Tigre 903 , y<br />
el Cuis 904 le robó una brasita. Luego vino Tokjwáj (creador mayor) y le enseñó a utilizar el "palito". 905 De todos modos se repite<br />
siempre el tema <strong>de</strong>l fuego. Pero ambos relatos están <strong>de</strong>formados por la mitología. En el toba la conciencia ecohistórica es<br />
<strong>de</strong>cisivamente más fuerte, el Loro se queda mudo. La contradicción es brutal. Los machos regresaron cargados <strong>de</strong> peces. Al frente<br />
venía uno llamado Zorro Sagaz. Se dieron cuenta <strong>de</strong>l robo, y el Loro señalaba hacia arriba porque no podía hablar, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />
sido golpeado con el tizón. Al otro día los hombres volvieron a partir para la pesca, y <strong>de</strong>jaron como vigilante al Águila.<br />
Otra vez bajaron las mujeres, siempre riéndose. El águila, escondido, pensó: "-Son algunas mujeres. Ellas son las que<br />
vinieron antes". 906 Descendían <strong>de</strong>s<strong>de</strong> una soga, y "les salía un resplandor que iluminaba el lugar. Y cuando la soga tocó la tierra, ese<br />
varón llamado águila quedó enceguecido, y las mujeres le echaron brasas encima", quemándolo. Las mujeres se robaron otra vez la<br />
comida y subieron al cielo. 907<br />
Las mujeres están iluminadas por el resplandor <strong>de</strong>l fuego, aunque su uso forma parte <strong>de</strong> una estrategia <strong>de</strong>fensiva. Ellas<br />
se ríen mientras los varones permanecen serios. La risa es un atributo <strong>de</strong> la mujer. El movimiento <strong>de</strong> los músculos <strong>de</strong> la cara y <strong>de</strong> la<br />
897<br />
Í<strong>de</strong>m, 37-38.<br />
898<br />
Ave <strong>de</strong> rapiña, cuya afición es alimentarse con animales muertos (Polyborus plancus).<br />
899<br />
Celia O. Mashnshnek: "Mitología <strong>de</strong> los Mataco, Chorote, Chulupí". En Grupos Aborígenes en la Custodia Provincial <strong>de</strong> Misioneros Franciscanos en Salta<br />
(RA). Síntesis Etnográfica <strong>de</strong>l Chaco Centro Occi<strong>de</strong>ntal. Cua<strong>de</strong>rnos Franciscanos n° 41. Salta. Febrero <strong>de</strong> 1977. Argentina-Bolivia-Paraguay. OEA, Proyecto<br />
Especial Multinacional <strong>de</strong> Desarrollo Fronterizo, 29-42.<br />
900<br />
Vladimir Propp: Las Raíces Históricas <strong>de</strong>l Cuento. Madrid, Edito-rial Fundamentos, 1974, 24.<br />
901<br />
Entre los matacos actuales, los peces son pescados por los hombres, y traídos a la al<strong>de</strong>a don<strong>de</strong> las mujeres los cocinan.<br />
902<br />
Propp, op. cit, 24.<br />
903<br />
Yaguar o yaguareté.<br />
904<br />
También cui, voz guaraní. Una especie <strong>de</strong> conejo muy pequeño, semejante a una rata, <strong>de</strong> carne comestible.<br />
905<br />
Andrés Pérez Diez: "Aproximación a la ergología <strong>de</strong> los grupos aborígenes <strong>de</strong>l Chaco Centro Occi<strong>de</strong>ntal". En Grupos Aborígenes..., op. cit., 65-74.<br />
906<br />
Toqueshic..., op. cit., 38.<br />
907<br />
Entre matacos, chorotes y chulupíes, la mujer también tiene un origen diferente al hombre. Descendió <strong>de</strong>l cielo por una escalera o cuerda <strong>de</strong> fibras <strong>de</strong><br />
caraguatá. Mashnshek, 1977, op. cit., 36.