Etnias y árboles - Escuela de Historia
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Pero la llica era, <strong>de</strong> otra manera, el muérdago que parasitaba a los algarrobos 870 usado por los clanes contra la<br />
arterosclerosis. Un fármaco contra la esfumación <strong>de</strong> la memoria. Se buscaba en la selva, en su plasticidad material, una simbolización<br />
<strong>de</strong> la oralidad, <strong>de</strong> la potencialidad <strong>de</strong> la memoria, <strong>de</strong> la historia semántica real <strong>de</strong> la propia lengua. Las connotaciones <strong>de</strong> la llica son<br />
sorpren<strong>de</strong>ntes y versátiles. La llica aquí como un farmacodinámico múltiple, estudiando no sólo la acción ejercida en el organismo por<br />
el medicamento muérdago, sino también la acción farmacológica <strong>de</strong> la memoria sobre la praxis real. De una acumulación <strong>de</strong> sabiduría<br />
oral <strong>de</strong>pendía la vida <strong>de</strong>l clan. Hombre, mundo y verdad. La poesía <strong>de</strong>l relato era el recipiente -la forma <strong>de</strong> un contenido- es <strong>de</strong>cir<br />
contenido mismo <strong>de</strong> la existencia posible. Si la vida <strong>de</strong>pendía <strong>de</strong> la textura poética <strong>de</strong>l relato oral, es que ella estaba obligada a fundir la<br />
totalidad <strong>de</strong>l mundo, la relación <strong>de</strong>l individuo/ser finito con lo infinito, y la apertura fundarse en la investigación, el saber y las<br />
posibilida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l lenguaje.<br />
Unidas estas etnias por el Chaco santiagueño y salteño a la cultura quechuoparlante, significaba enredar, hacer una red.<br />
La propia vida era una red <strong>de</strong> recuerdos, y <strong>de</strong> fronteras. La palabra/categoría anclada como nexo lingüístico y antropológico entre el<br />
espacio andino y las selvas chaqueñas. Frangollar para un horno <strong>de</strong> espacios. En Santiago llica era una telaraña o un tejido muy<br />
<strong>de</strong>lgado, una tela sutil (como la memoria). En los campos plantados con alfalfa, en los zapallares y melonares, un arácnido chupador,<br />
pequeñito, apenas perceptible 871 los cubría con una finísima tela, como un manto blanco al que llamaban llica. Aparecía en los<br />
amaneceres <strong>de</strong> la primavera montuna cual una verda<strong>de</strong>ra plaga. En el quechua santiagueño, llicáyay era a<strong>de</strong>lgazarse un tejido hasta<br />
quedar como la telaraña. La historia oral, tejido a<strong>de</strong>lgazado hasta parecer aquella tela, se enredaba, atrapaba y convertía en mito. En<br />
la llica/bolsa se cargaba la conciencia mitologizada <strong>de</strong>l clan.<br />
En el relato <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> la tinaja no hay memoria sin alimentos, ni alimentos sin algarrobo, ni algarrobo sin vida, ni<br />
vida sin universo, ni universo sin autoconciencia <strong>de</strong> tal. Todo pue<strong>de</strong> estar y no estarlo en una tinaja.<br />
EL HIJO DE LA TINAJA<br />
"El miraba el cielo hasta la estrella y le gritaba: 'yo te quiero mucho para casarme'. A media noche vino la estrella, él dormía y<br />
la estrella lo sacudía. Y se durmió con él. Por la mañana ella le dijo que muy fiero era el hombre, tiene panza muy gran<strong>de</strong> y entonces él se hizo<br />
componer más lindo, blanco. Por la mañana la estrella se hizo pequeñita, se puso en una llica y el hombre la colgó. Fue a bañarse Nakonakó<br />
(hijo <strong>de</strong> la tinaja). Y entonces vino la abuela <strong>de</strong> él. Sacó la llica, se cayó y se levantó. La mujer era linda, tiene pelo largo y entonces ya se vio a<br />
la mujer por la mañana. Ya estaban llamando a todas las mujeres para que vayan a buscar cosas que comer en el monte. Ella fue también<br />
porque querían probar si era guapa. Ella llevaba una llica gran<strong>de</strong> para cargar en caballo. Ella no fue al monte; se fue don<strong>de</strong> había cerco viejo,<br />
amontonó la fruta vieja, sandía, todo eso, dio un paso y todo brotó sandía y choclo 872 y metió toda la fruta. Hizo quebrar el algarrobo hoja y<br />
rama, pasó por encima y apareció harina <strong>de</strong> algarroba molida. Hizo pateran 873 <strong>de</strong> algarroba y salió dos añapa 874 (Nekena), y llenaron la llica<br />
pero eran pesao para ella". 875<br />
La estrella se levantó como mujer linda, con pelo largo. Ella, que lleva una llica gran<strong>de</strong>, hace brotar sandías, choclos,<br />
algarrobos, crea el patay <strong>de</strong> algarroba y la añapa. Pero es <strong>de</strong>masiado para un mito: "y llenaron la llyca pero era pesao para ella". La<br />
llica tiene un límite. La creación poética tiene un límite. La memoria tiene un límite. La vida <strong>de</strong> las especies es finita.<br />
El hijo <strong>de</strong> la tinaja voló al cielo a la noche junto con su amada. La noche no podía estar sin la estrella. Le advirtieron al<br />
hombre que se iba a morir allá, <strong>de</strong> frío. Se acostó en el cielo en una cama <strong>de</strong> hielo. Sus últimas palabras antes <strong>de</strong> partir fueron: "Si<br />
aparecen los huesos míos hay que llorar". 876 Pero el mitema no sólo trae secciones <strong>de</strong> la cultura andina (los alimentos y sus nombres),<br />
también categorías <strong>de</strong> lo bello transculturalizado con la conquista. Para la estrella el hombre <strong>de</strong> la tinaja era "fiero". Para conquistarla<br />
él se hizo componer "más lindo, blanco". La categoría blanco incorpora un mundo, la belleza se confun<strong>de</strong> con la dominación. Relato<br />
atravesado, cernido por la frontera blanca <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, la <strong>de</strong>forestación y la ocupación latifundista.<br />
870<br />
Phrygilautus flagellaris.<br />
871<br />
Tetranichus telaria.<br />
872<br />
Choclo, <strong>de</strong>l quechua chocllo, espiga <strong>de</strong>l maíz. Mazorca tierna sin sazonar.<br />
873<br />
Patay: torta o pan <strong>de</strong> harina <strong>de</strong> algarrobo.<br />
874<br />
Añapa: <strong>de</strong>l quechua, manjar preparado <strong>de</strong> algarroba blanca molida en mortero mezclada con agua.<br />
875 Palavecino, op. cit, 184.<br />
876 Í<strong>de</strong>m, 185.