Etnias y árboles - Escuela de Historia

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11.04.2013 Views

Estaba claro que grupos humanos sin equinos dejaban de existir. Pero el arma principal blanca eran los indios traductores. Estos no sólo conocían la lengua de los clanes a conquistar sino también su cultura. Se metían en la selva como avanzadas del ejército. Escuchaban las transmisiones en los canales tribales. Pero a su vez agregaban el ruido de informaciones falsas, desconcertantes, embarulladas, aturdidas. La aplicación de las técnicas de cacería salvaje contra los españoles, daba por resultado a veces yerros notables. Los indios lanzaban sus armas al pecho de los blancos, como al de los animales, pero allí se topaban con las corazas. El contraataque quedaba en poder del español. La estrategia de guerra blanca se basaba ahora en eliminar la incertidumbre de la naturaleza, subdividirla en sus partes y apropiarse de un monstruo reconvertido en disposición metódica, clasificación y regularidad. Eliminar las antinomias. Reducir y simplificar. Desfecundar al ecosistema. El saber sobre la organización se autorrepresentaba como organización del saber. Nociones marginadas se desechaban sin lamentaciones. Ninguna concepción antigua podía rehabilitarse en la guerra. Nada más moderno en la conquista que la propia concepción de la guerra, su dinámica y filosofía. Era el sistema muscular de la victoria. La crisálida de la información moderna actuaba como estado intermedio entre la fe mística y las necesidades burguesas. En el XVIII, los macroconceptos se desplazaban cuando no servían para definir y delimitar a los objetos individuales y nociones simples. La conquista al Chaco se reproducía a sí misma, se volvía máquina, categoría generativa, existencia. Mientras el blanco ecologizaba la guerra para influir en la desaparición de una de las especies; los clanes, rebalsados por el ruido de sus canales, al revés la desecologizaban. Construían su propia perdición. Los objetos que seguían el curso de la guerra española en Chaco eran los ríos, sus afluentes y cabezadas, aguadas, espesuras impenetrables y montes ralos. No había montañas ni ciudades indias. No había mojones. Para los vencedores la selva se ordenaba/desordenaba según los parámetros de una rápida fuga en caso de desastre. Los clanes que se entregaban eran de inmediato enviados a los presidios de la frontera, donde pasaban a comportarse como soldadesca informal y a la vez prisioneros. Pero lo sintomático era que ya no podían regresar al Chaco. Una traición no se olvidaba jamás entre las tribus aún libres. Los principios morales, de una pureza juvenil, en la guerra disparaban contra ellos mismos. Los traslados de prisioneros indios eran causa de bajas continuas. Por su derroche en vidas se parecía a los barcos negreros de la modernidad. Cada alto suponía fugas y muertes caucionales. Pero el tema central de las órdenes religiosas era destrozar la "ociosidad" india. 38 Esto suponía en el imaginario europeo, que el sistema de especialización de la economía natural no requería esfuerzo; que la alimentación de los clanes se concretaba como un desprendimiento nauseabundo del ocio. Toda disfunción entre productividad y estabilidad en el ecosistema natural, se hacía a expensas de los clanes, lo que invariablemente deterioraba su demografía. En estas condiciones -cuando la fauna en un territorio amplio empezaba a mermar- el trabajo para la obtención de los recursos alimentarios implicaba en las tribus días continuados y noches de insomnio. El trabajo, en el modelo vencedor, se expresaba siempre como un plus o retribución del vencido que debía sostener su propia derrota. La pérdida de la diversidad biocenótica en el Chaco a consecuencia de la guerra, supuso una disminución de su grado de madurez y organización. Se hizo más vulnerable a las fluctuaciones externas. Las plagas y enfermedades blancas penetraron con una profundidad y dramatismo en las etnias como no se había visto en los ecosistemas andinos. El orden se rompía en miles de pedazos, y cada uno de ellos parecía seguir un curso autónomo y enloquecido. 1.9. La Física del Poder En la oclusividad del monstruo existían territorios virtuales cuyo control y acceso sólo pertenecían a grandes tribus. Había luchas, guerras y odios entre ellas que se prolongaban desde siglos. Las tropas del mismo gobernador guipuzcoano don Esteban de Urizar, iniciaban desde el territorio de los malbalaes la entrada al ecosistema de los lules. La marcha, parida en el día del nacimiento de la Virgen, se iniciaba con la caída de una india desde una mula llevando su hembra recién nacida en los brazos. La criatura fue bautizada inmediatamente antes de morir, lo que sería señalado con una felicidad expresa. Era un "nacimiento feliz para el Cielo" 39 ; pero además el primer bautismo en la tribu malbalá. El alma volaba dichosa a la gloria en un día único. Después ya no habría dudas de que la expedición sería un éxito. Tres nacimientos blancos (Virgen, marcha y bautismo) y una muerte india. También Dios eran tres y era uno. Pensamiento cabalístico espontáneo, azaroso, lúdico. Entonces los malbalaes se unían a los españoles, 38 Ídem, 356. 39 Ídem, 357.

porque éstos le prometían una guerra hasta el final contra sus enemigos mocobíes. Para ello tenían que pasar por el territorio de los lules. Pero los españoles eran interceptados por un cacique lule diciéndoles que no avanzaran más, porque por la senda abierta se introducirían sus enemigos mocobíes que jamás habían logrado penetrar en su territorio. 40 Cuando encuentros de tal naturaleza sucedían, la cultura vencedora leía a los caciques las órdenes expresas traídas de un poder siempre superior. Los aborígenes miraban leer el papel, e intuían que todo el poder estaba guardado allí. Era como un artilugio mágico, maravilloso. Mientras el español leía reaparecía su seguridad, en tanto los otros quedaban estupefactos. Se trataba del poder de la escritura. El sistema de signos calificado cortaba el espacio monstruoso como un diamante allí donde deseaba, e imponía abrir el paso donde quería. La derrota de los clanes se iniciaba en el momento mismo en que éstos quedaban admirados de la tecnología de los intrusos. Desde ese instante sus canales de información se cubrían de interferencias. La cultura se desacoplaba, desmigajaba, perdía frescura, fertilidad, iniciaba un envejecimiento prematuro. En unos instantes se desguazaba el relato milenario de una forma de relación con el mundo. A esos lules se les leyeron las condiciones de paz escritas por el gobernador. La primera condición era el vasallaje de los indios al Rey. La segunda que deberían vivir reunidos "en vida política y sociable no en el paraje que ellos gustasen, sino en donde les señalase el gobernador de la provincia, quien los atendería con todo amor y cuidado". 41 La tercera era la fractura de la etnia. Los lules grandes (ixistinés, oristinés y toquistinés) serían derivados a un territorio separado de los lules pequeños. La primera forma de ocupación real del espacio se operaba mediante extrañamientos masivos. El monstruo dejaba de ser. Pero nunca se evitaba en el texto la mística del amor evangélico. El problema se presentaba al advertirse la escasa rentabilidad de una fuerza de trabajo preagraria. El esfuerzo en tiempo para reconvertir sus hábitos a la producción moderna, parecía más oneroso que sus resultados posteriores. Nada se parecía a los Andes. Conducirlos a las prisiones-frontera, e inmovilizarlos, sólo podía concretarse si se los arrancaba de la caza para volverlos ganaderos. Una parte pudo resolver el tránsito, la otra por tanto, necesariamente debía ser asesinada. 1.10. Física de la Culpa e Integración La cultura oral marginada de las etnias del Chaco, se perdió entre la polifonía y el ruido de los canales de información conquistadora. Los enfrentamientos sociales se registraron en el interior de textos que anticipadamente trataron al espacio de último engendro del Imperio. No hubo producción de textos alternativos de especie alguna. Al autoconsiderarse inferiores, la mayor parte de las etnias en guerra no parecieron haber tenido una reacción visceral contra los europeos. La reacción de inferioridad, una formación específica de la culpa, se alargó durante siglos. De ahí que el odio sin anclajes, seco, no decorado, se volcase contra los pares, las etnias enemigas y traidoras, etc. La segunda fase de la integración institucionalizada, fue la creación de una aristocracia indígena. Pero en Chaco no podía nacer una República de indios, porque el tipo de espacio y la productividad moderna nula de sus clanes, imponía una Prisión de indios. Chaco se convertía en una matriz de los ciclos de violencia social colonial y del ecocidio. Guerra guaranítica, guerra de la Triple Alianza, campañas contra el desierto, guerra del Chaco, guerra contra la madera. En la memoria-conciencia popular, ello se transformó en un suceso traumático único. 42 Como en el Chaco paraguayo, en el argentino las creencias, narraciones y ritos no alcanzaron a restituir ni lejanamente la dinámica de las contradicciones culturales y mucho menos de los antiguos procesos autónomos. La física de la culpa fue el más hondo, sistemático y armonioso discurso que entrara en la conciencia del aborigen chaqueño. Todavía varias "iglesias" norteamericanas trabajan hoy en esta dirección del sentido. Tampoco se proponen una técnica de la integración de los clanes a la posmodernidad. A veces pareciera que se trata de una experimentación pura. Un estudio de los fenómenos anotando con exactitud todas las circunstancias que los acompañan. Y una variación de los factores que influyen en el fenómeno, con el objeto de que se pueda apreciar el papel desempeñado por cada uno de ellos. En este caso, una experiencia integral de dominación, control y manipulación física de los resultados. Una interpretación del encadenamiento natural de los fenómenos. Más 40 Ídem, 358. 41 Ídem, 361. 42 Martín Lienhard: La Voz y su Huella. La Habana, Ediciones Casa de las Américas, 1990, 269.

porque éstos le prometían una guerra hasta el final contra sus enemigos mocobíes. Para ello tenían que pasar por el territorio <strong>de</strong> los<br />

lules. Pero los españoles eran interceptados por un cacique lule diciéndoles que no avanzaran más, porque por la senda abierta se<br />

introducirían sus enemigos mocobíes que jamás habían logrado penetrar en su territorio. 40 Cuando encuentros <strong>de</strong> tal naturaleza<br />

sucedían, la cultura vencedora leía a los caciques las ór<strong>de</strong>nes expresas traídas <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>r siempre superior. Los aborígenes miraban<br />

leer el papel, e intuían que todo el po<strong>de</strong>r estaba guardado allí. Era como un artilugio mágico, maravilloso. Mientras el español leía<br />

reaparecía su seguridad, en tanto los otros quedaban estupefactos. Se trataba <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> la escritura. El sistema <strong>de</strong> signos calificado<br />

cortaba el espacio monstruoso como un diamante allí don<strong>de</strong> <strong>de</strong>seaba, e imponía abrir el paso don<strong>de</strong> quería. La <strong>de</strong>rrota <strong>de</strong> los clanes se<br />

iniciaba en el momento mismo en que éstos quedaban admirados <strong>de</strong> la tecnología <strong>de</strong> los intrusos. Des<strong>de</strong> ese instante sus canales <strong>de</strong><br />

información se cubrían <strong>de</strong> interferencias. La cultura se <strong>de</strong>sacoplaba, <strong>de</strong>smigajaba, perdía frescura, fertilidad, iniciaba un envejecimiento<br />

prematuro. En unos instantes se <strong>de</strong>sguazaba el relato milenario <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> relación con el mundo.<br />

A esos lules se les leyeron las condiciones <strong>de</strong> paz escritas por el gobernador. La primera condición era el vasallaje <strong>de</strong> los<br />

indios al Rey. La segunda que <strong>de</strong>berían vivir reunidos "en vida política y sociable no en el paraje que ellos gustasen, sino en don<strong>de</strong> les<br />

señalase el gobernador <strong>de</strong> la provincia, quien los aten<strong>de</strong>ría con todo amor y cuidado". 41 La tercera era la fractura <strong>de</strong> la etnia. Los<br />

lules gran<strong>de</strong>s (ixistinés, oristinés y toquistinés) serían <strong>de</strong>rivados a un territorio separado <strong>de</strong> los lules pequeños. La primera forma <strong>de</strong><br />

ocupación real <strong>de</strong>l espacio se operaba mediante extrañamientos masivos. El monstruo <strong>de</strong>jaba <strong>de</strong> ser. Pero nunca se evitaba en el texto<br />

la mística <strong>de</strong>l amor evangélico.<br />

El problema se presentaba al advertirse la escasa rentabilidad <strong>de</strong> una fuerza <strong>de</strong> trabajo preagraria. El esfuerzo en tiempo<br />

para reconvertir sus hábitos a la producción mo<strong>de</strong>rna, parecía más oneroso que sus resultados posteriores. Nada se parecía a los An<strong>de</strong>s.<br />

Conducirlos a las prisiones-frontera, e inmovilizarlos, sólo podía concretarse si se los arrancaba <strong>de</strong> la caza para volverlos gana<strong>de</strong>ros.<br />

Una parte pudo resolver el tránsito, la otra por tanto, necesariamente <strong>de</strong>bía ser asesinada.<br />

1.10. Física <strong>de</strong> la Culpa e Integración<br />

La cultura oral marginada <strong>de</strong> las etnias <strong>de</strong>l Chaco, se perdió entre la polifonía y el ruido <strong>de</strong> los canales <strong>de</strong> información<br />

conquistadora. Los enfrentamientos sociales se registraron en el interior <strong>de</strong> textos que anticipadamente trataron al espacio <strong>de</strong> último<br />

engendro <strong>de</strong>l Imperio. No hubo producción <strong>de</strong> textos alternativos <strong>de</strong> especie alguna. Al autoconsi<strong>de</strong>rarse inferiores, la mayor parte <strong>de</strong><br />

las etnias en guerra no parecieron haber tenido una reacción visceral contra los europeos. La reacción <strong>de</strong> inferioridad, una formación<br />

específica <strong>de</strong> la culpa, se alargó durante siglos. De ahí que el odio sin anclajes, seco, no <strong>de</strong>corado, se volcase contra los pares, las etnias<br />

enemigas y traidoras, etc. La segunda fase <strong>de</strong> la integración institucionalizada, fue la creación <strong>de</strong> una aristocracia indígena. Pero en<br />

Chaco no podía nacer una República <strong>de</strong> indios, porque el tipo <strong>de</strong> espacio y la productividad mo<strong>de</strong>rna nula <strong>de</strong> sus clanes, imponía una<br />

Prisión <strong>de</strong> indios. Chaco se convertía en una matriz <strong>de</strong> los ciclos <strong>de</strong> violencia social colonial y <strong>de</strong>l ecocidio. Guerra guaranítica,<br />

guerra <strong>de</strong> la Triple Alianza, campañas contra el <strong>de</strong>sierto, guerra <strong>de</strong>l Chaco, guerra contra la ma<strong>de</strong>ra. En la memoria-conciencia<br />

popular, ello se transformó en un suceso traumático único. 42 Como en el Chaco paraguayo, en el argentino las creencias, narraciones y<br />

ritos no alcanzaron a restituir ni lejanamente la dinámica <strong>de</strong> las contradicciones culturales y mucho menos <strong>de</strong> los antiguos procesos<br />

autónomos. La física <strong>de</strong> la culpa fue el más hondo, sistemático y armonioso discurso que entrara en la conciencia <strong>de</strong>l aborigen<br />

chaqueño.<br />

Todavía varias "iglesias" norteamericanas trabajan hoy en esta dirección <strong>de</strong>l sentido. Tampoco se proponen una técnica<br />

<strong>de</strong> la integración <strong>de</strong> los clanes a la posmo<strong>de</strong>rnidad. A veces pareciera que se trata <strong>de</strong> una experimentación pura. Un estudio <strong>de</strong> los<br />

fenómenos anotando con exactitud todas las circunstancias que los acompañan. Y una variación <strong>de</strong> los factores que influyen en el<br />

fenómeno, con el objeto <strong>de</strong> que se pueda apreciar el papel <strong>de</strong>sempeñado por cada uno <strong>de</strong> ellos. En este caso, una experiencia integral <strong>de</strong><br />

dominación, control y manipulación física <strong>de</strong> los resultados. Una interpretación <strong>de</strong>l enca<strong>de</strong>namiento natural <strong>de</strong> los fenómenos. Más<br />

40 Í<strong>de</strong>m, 358.<br />

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42 Martín Lienhard: La Voz y su Huella. La Habana, Ediciones Casa <strong>de</strong> las Américas, 1990, 269.

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