Etnias y árboles - Escuela de Historia
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En la relación entre discriminador y discriminado, en el curso <strong>de</strong> las interacciones <strong>de</strong> una sociedad don<strong>de</strong> la hegemonía<br />
se halla a disposición <strong>de</strong>l primero <strong>de</strong> los sujetos, lo habitual es que el aborigen se comporte con pautas <strong>de</strong>l blanco. 835 La actitud <strong>de</strong>l<br />
aborigen es <strong>de</strong> retracción, <strong>de</strong> "abandono <strong>de</strong>l campo", <strong>de</strong> cesión <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>rechos en cuanto tiene que competir con un blanco por<br />
cualquier circunstancia. La inseguridad en el manejo <strong>de</strong> las pautas culturales <strong>de</strong>l discriminador, forma un complejo psiquismo en el<br />
discriminado, cuando éste <strong>de</strong>be insertarse en el universo sociocultural hegemónico. La sociedad parece conocer <strong>de</strong> antemano los roles<br />
que <strong>de</strong>be representar el aborigen "en general", los errores que irá a cometer, los cursos fallidos y ridículos <strong>de</strong> su proce<strong>de</strong>r traductural.<br />
Cara a cara con el blanco, el discriminado <strong>de</strong>be sentirse inferior, inseguro en la representación <strong>de</strong> los papeles y pautas culturales. El<br />
sistema <strong>de</strong>l yo podría <strong>de</strong>sintegrarse. 836 La relación discriminado-discriminador se vuelve toda vez más favorable al último, en tanto la<br />
naturaleza se ausenta. Cuando la biocenosis se integra al diálogo, la seguridad <strong>de</strong>l aborigen se restablece <strong>de</strong> inmediato.<br />
Para el criollo a fines <strong>de</strong>l XX, la cultura aborigen son puras "mañas". El que pa<strong>de</strong>ce la discriminación sabe o cree saber<br />
que la sufrirá <strong>de</strong> por vida. 837 La pérdida <strong>de</strong>l espacio o la intrusión <strong>de</strong> criollos -incluso pobres- en el hábitat, conduce fatalmente a la<br />
crisis <strong>de</strong> la comunidad. Esta ya no pue<strong>de</strong> vivir en el mismo espacio. Un aborigen <strong>de</strong> 1978 cuenta:<br />
"Nosotros mataquitos, gente mansa. Nosotros siempre juntos, comúnmente. Todos pobres iguales todos iguales. Qué pobres<br />
paisanitos somos! Ninguno tiene más que otro. Todos poquito". 838<br />
En las condiciones <strong>de</strong> pobreza, la solidaridad clanal aumenta. Cuando la pérdida <strong>de</strong>l bioma es irreversible, entonces<br />
todos juntos abandonan el espacio rumbo a alguna ciudad. En 1994, los diarios informaron <strong>de</strong> aborígenes tobas a orillas <strong>de</strong> las vías <strong>de</strong>l<br />
ferrocarril en la provincia <strong>de</strong>l Chaco, esperando hasta una semana a que pasase un tren <strong>de</strong> carga para fugar hacia Buenos Aires<br />
empujados por el hambre. Formarán en las ciuda<strong>de</strong>s el nuevo espectro <strong>de</strong> la exclusión. Son los primeros inundados. La fuerza<br />
centrífuga étnica opera <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el centro <strong>de</strong> lo que queda.<br />
La discriminación es hereditaria. El discriminador <strong>de</strong>ja como herencia la conducta sobre sus hijos, aún cuando<br />
parecieran <strong>de</strong>saparecer las causas <strong>de</strong> aquella. La discriminación que practica el joven criollo con respecto al aborigen <strong>de</strong> su edad, es<br />
sensiblemente menor que la <strong>de</strong> su padre. Pero tien<strong>de</strong> a ser la misma según pasen los años y asuma nuevos roles. La respuesta <strong>de</strong>l<br />
discriminado es casi siempre idéntica, una acentuación <strong>de</strong> la endoculturación, la internalización <strong>de</strong> las pautas <strong>de</strong>l grupo propio, una<br />
huida y atrincheramiento en la sociedad aborigen. El aborigen discriminado no ve la relación con el discriminador como una guerra.<br />
Se somete. Pero en particular porque ya ha sufrido sucesivas <strong>de</strong>rrotas. Un wichís (mataco) explica:<br />
"El indio es sumiso. Tanto que da rabia. En la enfermería, por ejemplo, a veces, hay diez indígenas esperando ser atendidos.<br />
Viene un criollo y dice: Señorita, quiero que me atienda. Y cuando entra el criollo se van todos casi escapando hacia afuera.<br />
El aborigen es el esclavo <strong>de</strong>l criollo. Y el criollo hace mucha diferencia con el aborigen. Hay gente que no quiere mandar los<br />
chicos a la escuela porque es 'escuela <strong>de</strong> los indios'. Al Hospital <strong>de</strong> Ingeniero Juárez no van muchos criollos porque van indios. A la escuela <strong>de</strong><br />
Laguna Yema no asisten los niños aborígenes porque los padres <strong>de</strong> los niños criollos hacen tremendos problemas cuando quiere ingresar alguno.<br />
En las mismas reuniones <strong>de</strong> la Iglesia, los criollos vienen, pero se sientan a un lado. Se separan todo lo más que pue<strong>de</strong>n. Cuando hacen el<br />
mismo trabajo, labrando postes, los criollos están <strong>de</strong> un lado y los indígenas <strong>de</strong> otro. Muchas veces es el nativo el que no hace valer sus<br />
<strong>de</strong>rechos". 839<br />
Un pastor aborigen <strong>de</strong> la Iglesia Evangélica Unida, dice:<br />
835 Luis Domingo Heredia: "La discriminación como manifestación <strong>de</strong> fricciones interétnicas entre la sociedad nacional y comunida<strong>de</strong>s aborígenes Toba y<br />
Mataco". En Revista <strong>de</strong>l Instituto <strong>de</strong> Antropología, T VI, Univ. Nacional <strong>de</strong> Córdoba, Córdoba, 1978, 197-208. El trabajo <strong>de</strong> campo fue realizado entre las<br />
comunida<strong>de</strong>s toba y mataco <strong>de</strong> Laguna Yacaré e Ingeniero Juárez, Lote 68, provincia <strong>de</strong> Formosa, 1978<br />
836 Í<strong>de</strong>m, 199.<br />
837 Erving Goffman: Estigma. La I<strong>de</strong>ntidad Deteriorada. Buenos Aires, Amorrortu, 1970.<br />
838 En Heredia, op. cit, 200.<br />
839 Í<strong>de</strong>m, 199.