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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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Parte <strong>de</strong> este vacío lo ocuparon en décadas posteriores las religiones y sectas evangélicas, los telepredicadores, la masividad <strong>de</strong> grupos<br />

esotéricos, mediums y radiobrujos. Este renacimiento no católico ni socialista, <strong>de</strong> la resurrección/liberación, cortadas sus<br />

<strong>de</strong>formida<strong>de</strong>s, volvió a poner en escena a la resurrección/liberación <strong>de</strong>l monte. Aunque por lo mismo también <strong>de</strong> una manera limitada<br />

y <strong>de</strong>forme.<br />

La religiosidad popular quedaba en las formas marginales <strong>de</strong> pertenencia a la Iglesia. El <strong>de</strong>vocionalismo tendía a i<strong>de</strong>ntificar<br />

la religión con los ritos religiosos, el culto a Dios con lo ritual. A Dios se lo buscaba en los ritos, no tanto en la vida o en la historia.<br />

El mecanismo exigía "seguridad", es <strong>de</strong>cir una respuesta temporal a los miedos, a la incertidumbre. Consolidación <strong>de</strong> los "ritos <strong>de</strong><br />

paso", los que tradicionalmente se reciben en los momentos cruciales <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l creyente: nacimiento, adolescencia, matrimonio<br />

y muerte. Garantía <strong>de</strong> protección divina en la nueva etapa en la que se entra. El rito <strong>de</strong>scansando en cosas y no tanto en actitu<strong>de</strong>s:<br />

agua, lugares, imágenes. Los jóvenes teólogos y prácticos <strong>de</strong> la religión <strong>de</strong> los pobres explicaban que la religión no son los ritos,<br />

que es en la vida don<strong>de</strong> se encuentra a Dios.<br />

La espiritualidad popular (más que religiosidad popular) es simbólica. La corriente quería incorporar a la sabiduría popular,<br />

a sus ten<strong>de</strong>ncias ambiguas, a la espiritualidad <strong>de</strong> la inseguridad y la pobreza y transformarlas. Finalmente, las crisis <strong>de</strong>l hambre, la<br />

<strong>de</strong>socupación, el chagas y la muerte temprana en las regiones <strong>de</strong>sertizadas por el fin <strong>de</strong>l bosque, dieron lugar a aquella sabiduría. "La<br />

espiritualidad popular es una espiritualidad <strong>de</strong>samparada. Una espiritualidad en el exilio". 784 La esperanza, la protesta inconsciente<br />

contra un mo<strong>de</strong>lo cerrado, quedaban en la espiritualidad popular exiladas <strong>de</strong> la Iglesia. Cuando en 1770 Carlos III prohibe el uso <strong>de</strong>l<br />

quechua en el Tucumán, la lengua también quedó exiliada <strong>de</strong> la institución. Espiritualidad popular y lengua se mixturaron como una<br />

rebelión en silencio. El conflicto fue tan doloroso que es como si en el episodio traumático se hubiera olvidado al monte.<br />

Toda espiritualidad necesita <strong>de</strong> una simbología. Esta pue<strong>de</strong> ser más o menos <strong>de</strong>nsa, simple o secularizada. Pero siempre<br />

constituyó una constelación <strong>de</strong>cisiva <strong>de</strong> la mística católica. En la espiritualidad popular la simbología encarna una cultura afectiva,<br />

intuitiva, plástica. La espiritualidad católica se expresa en tres simbologías precisas: la humanidad <strong>de</strong> Jesús, los santos<br />

(particularmente María) y la liturgia. Las décadas <strong>de</strong> 1960/70 aportaron a el Chaco, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el peronismo juvenil (para el caso<br />

argentino) y el marxismo, la simbología <strong>de</strong> la explotación <strong>de</strong>l hombre por el hombre y la lucha armada. Las décadas <strong>de</strong> 1980/90<br />

incorporan la ética ecológica, con una simbología todavía <strong>de</strong>limitada a la explotación <strong>de</strong> la biosfera por el hombre. Pero una <strong>de</strong>rrota<br />

aplastante <strong>de</strong> los proyectos revolucionarios, logra la abdicación casi total <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> los <strong>de</strong>rechos sociales en el imaginario<br />

colectivo. Por lo mismo Jesús vuelve a ser Dios y la Iglesia se aggiorna a las reconversiones neoliberales "salvajes". A la explotación<br />

<strong>de</strong> la naturaleza no se le asigna ningún responsable. En el mismo siglo XX aparecen las i<strong>de</strong>ografías <strong>de</strong> Jesús hombre-dignidad socialmedio<br />

ambiente. Pero los tres en tiempos distintos. Se requiere tal vez un momento para la síntesis <strong>de</strong> los tres.<br />

Si en América Latina Cristo es un Dios lejano, <strong>de</strong>shumanizado, i<strong>de</strong>ntificado con el Padre; entre el niño <strong>de</strong> Belén y el Cristo<br />

crucificado, está el vacío <strong>de</strong>l Cristo activo. 785 La espiritualidad popular india absorbió <strong>de</strong> tal manera al Jesús divino, extraordinario,<br />

que perdió la simbología <strong>de</strong>l ordinario. Los santos y la Virgen María siguieron la suerte <strong>de</strong> la cristología popular. La dimensión<br />

extraordinaria frente a la ordinaria. Se produjo una <strong>de</strong>shumanización <strong>de</strong> la simbología mariana y santoral. María es la Madre <strong>de</strong> Dios,<br />

llena <strong>de</strong> gracias y privilegios; po<strong>de</strong>rosa y protectora. ¿Pero es mujer? Si se <strong>de</strong>shumaniza, <strong>de</strong>ja <strong>de</strong> serlo. No pue<strong>de</strong> servir como<br />

contrapartida al machismo latinoamericano. Los "machos" al estilo militar pudieron adorar a la Virgen como po<strong>de</strong>rosa y protectora sin<br />

rebajarse ante una mujer. Ello fue el caso <strong>de</strong> la Virgen Generala en la provincia <strong>de</strong> Tucumán.<br />

Para las élites, había que quitar a Cristo <strong>de</strong> toda la mística liberadora humana, lo mismo que al bosque <strong>de</strong> toda mística<br />

recuperadora <strong>de</strong> las fuerzas humanas. El capitalismo supo imponer su pragmática ecocida sin necesitar juicios <strong>de</strong> conciencia, ni<br />

autocríticas. Su po<strong>de</strong>r sin disculpas, su eficiencia autoregeneradora, se ejecutaron con una simpleza y una rapi<strong>de</strong>z, que no solicitaron<br />

a veces siquiera consolidar una memoria. Su clave era no compren<strong>de</strong>r la complejidad, abjurar <strong>de</strong> ella, negarla en el impulso genial <strong>de</strong><br />

acumular capitales y fabricar cosas.<br />

Los jóvenes cristianos <strong>de</strong> los 60/70 intentaron romper retardatarios esquemas. Que los oprimidos sintiesen que un siervo<br />

como ellos es el anunciador y el realizador <strong>de</strong> su liberación y el restaurador <strong>de</strong> la justicia: vine a traer la Buena Nueva a los pobres, a<br />

anunciar a los cautivos su libertad... a <strong>de</strong>spedir libres a los oprimidos... (LC 4, 18).<br />

Compren<strong>de</strong>r el exilio bíblico como un acto político religioso. Los pobres <strong>de</strong> Yahvé oprimidos y privados <strong>de</strong> todo po<strong>de</strong>r,<br />

viven en tierra extranjera sometidos a servidumbre. Parecía que Dios los había abandonado, causando el cansancio espiritual <strong>de</strong> los<br />

784 Í<strong>de</strong>m, 73.<br />

785 Í<strong>de</strong>m, 75.

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