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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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campamento agotado por sí mismo, muestra el atavismo <strong>de</strong> la persistencia, un <strong>de</strong>sayuno <strong>de</strong> chipaco y tortillas al rescoldo. 736 Pero no<br />

hay rosquetes sino facturas <strong>de</strong> pana<strong>de</strong>ría. 737<br />

36.9 El Desor<strong>de</strong>n<br />

Un mundo en extensión y <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n pue<strong>de</strong> ser un símil <strong>de</strong> la naturaleza. Pero en el caso Mailín no es un <strong>de</strong>sor<strong>de</strong>n<br />

creador, ascen<strong>de</strong>nte, sino construido. El <strong>de</strong>sbarajuste <strong>de</strong> una tienda en remate. El <strong>de</strong>squicio <strong>de</strong> un bosque vendido. El sacerdote<br />

canta, dirige, repren<strong>de</strong> contra la oscuridad. El promesante repite pasivamente letanías, compra pasivamente, consume sin crítica, y a<br />

pesar <strong>de</strong> las humillaciones, la <strong>de</strong>voción lo sigue inundando <strong>de</strong> felicidad. La esperanza es el antimartirio. El propio viaje hasta el<br />

Señor es resultado casi siempre <strong>de</strong> un penoso esfuerzo físico y laboral. Pero ello consolida una antigua imagen mercantil: el milagro<br />

también tiene un precio. Tal vez, porque hubo orificio es que hubo un Señor <strong>de</strong> los Milagros, su criatura. Del agujero al Señor, <strong>de</strong>l<br />

Señor a la Iglesia. Del fetiche a Dios. La conciencia recorre la historia <strong>de</strong> la conciencia. La Iglesia se vio obligada a no abandonar la<br />

abertura, so pena <strong>de</strong>l crucifijo per<strong>de</strong>r energías. En el agujero entran las cosas y los seres. Como una vagina monumental. El Señor<br />

pue<strong>de</strong> protegerlo a uno, pero el agujero patrocina cosas que luego lo amparan a uno. La mediación, lejos <strong>de</strong> dificultar la relación<br />

mística, la facilita. La protección es visible, objetivada en un paraguas que se amplía con cada viaje. Es la naturaleza misma, su<br />

origen físico y biológico. De allí surge la fábrica <strong>de</strong> talismanes. Si la autopista sensitiva para llegar al padre es la hilera <strong>de</strong><br />

con<strong>de</strong>nados, el orificio en cambio está exento <strong>de</strong> sacrificios. Por eso es que allí se encien<strong>de</strong>n las velas, no alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l camarín.<br />

El acto religioso <strong>de</strong>l monte <strong>de</strong>sfecundado adquiere por lo mismo una fuerza dramática y global: fetiche-milagro-limpieza<br />

<strong>de</strong> pecados. Buena suerte, milagro y perdón. Si a ello se suma el espectáculo <strong>de</strong>l mercado, por el mismo dinero se adquiere todo.<br />

El dolor es compensado. Las humillaciones quedan a un lado. Los políticos neoconservadores podrán seguir haciendo lo que quieren.<br />

El monte y el <strong>de</strong>sierto pue<strong>de</strong>n imaginar todo un año el próximo viaje a Mailín.<br />

36.10 El Siglo XVIII: El Desquicio <strong>de</strong>l Hombre<br />

La zona epicentro <strong>de</strong>l fenómeno místico <strong>de</strong> Mailín, se sitúa atentando al hombre, uno <strong>de</strong> los sujetos <strong>de</strong>l ecosistema.<br />

Extrañamientos, fugas, y guerras. A inicios <strong>de</strong>l XVIII el fracaso <strong>de</strong>l régimen <strong>de</strong> encomiendas abría paso al intento <strong>de</strong> las reducciones<br />

jesuíticas, entre el Dulce y el Salado. 738 Los clanes esistiné, toquistiné y oristiné, <strong>de</strong> la tribu lule, eran reducidos en el segundo<br />

<strong>de</strong>cenio <strong>de</strong>l siglo; en tanto que los clanes axostiné, tambostiné, guaxastiné y caustiné, encomendaban para las ciuda<strong>de</strong>s vecinas <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

el siglo anterior. 739 De los últimos, los guaxastiné se hallarían en el radio próximo a Mailín.<br />

Los clanes vilelas habían contactado con los conquistadores a fines <strong>de</strong>l XVII en una <strong>de</strong> las entradas episódicas. La<br />

claridad <strong>de</strong> la documentación española sobre la i<strong>de</strong>ntidad vilela en muchos <strong>de</strong> los clanes es dudosa. 740 Enemigos <strong>de</strong> tobas y mocobíes,<br />

hacia 1710 los vilelas se rendían en el Chaco para ser reducidos. A lo largo <strong>de</strong>l Salado se instalaban misiones <strong>de</strong> clanes lules y vilelas<br />

transplantados. Extrañamiento y fijación con métodos evangélicos. En la zona <strong>de</strong> Mailín, los maillumpis reducidos, tal vez<br />

constituyeran un clan vilela.<br />

736<br />

El chipaco se elabora en forma <strong>de</strong> torta <strong>de</strong> 25 cm <strong>de</strong> diámetro, <strong>de</strong> corteza morena y muy quebradiza por la cantidad <strong>de</strong> grasa y chicharrón molido, amasado<br />

con harina semita, levadura y sal. Se cuece al horno. La tortilla, más <strong>de</strong>lgada se cocina a la parrilla o sobre las brasas. Oreste Di Lullo: El Folklore <strong>de</strong> Santiago<br />

<strong>de</strong>l Estero. Medicina y Alimentación. Con un apéndice sobre el Paaj: una nueva <strong>de</strong>rmatitis venenata y la colección completa <strong>de</strong> recetas <strong>de</strong>l célebre Dr. Mandouti.<br />

UNT, Santiago <strong>de</strong>l Estero, 1944, 292-93.<br />

737<br />

No se ve el clásico "pan <strong>de</strong> mujer" con aroma a anís y grasa, ni el "montenacu" o pan <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong>l monte hechos con miel silvestre y harina <strong>de</strong> trigo, o<br />

las "quisadillas" especie <strong>de</strong> alfajores <strong>de</strong> las zonas melíferas. Una tradicional cantidad <strong>de</strong> viandas preparadas con trigo, tampoco aparecen: el "alcuco", el "trigoapi",<br />

el "maja-blanco". Í<strong>de</strong>m, 289-299.<br />

738<br />

El ensayo jesuítico en la zona se anticipaba en 1629. Documentos para la <strong>Historia</strong> Argentina. T XIX y XX. Iglesia. UBA Facultad <strong>de</strong> Filosofía y Letras.<br />

Buenos Aires, 1927-29. T XX, 393.<br />

739<br />

Salvador Canals Frau (1953): Poblaciones Indígenas <strong>de</strong> la Argentina. Buenos Aires, Sudamericana, 1963, 428.<br />

740<br />

Chunupi, pozaine, atalale, omoampe, yeco-noampa, vacaa, ocole, ipa, yooc o guamalca... J. Camaño y Bazán: "Noticia <strong>de</strong>l Gran Chaco". En Revista<br />

Sociedad Amigos <strong>de</strong> la Arqueología, V, Buenos Aires, 1931, 301-308.

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