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Etnias y árboles - Escuela de Historia

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Teológicamente, el sacrificio es la "adoración por medio <strong>de</strong>l sufrimiento". 668 En el monte, los misioneros enseñaban a<br />

sus ovejas indianas que el sacrificio surgió con la Creación. 669 Que toda criatura, al sentir que viene <strong>de</strong> Dios, que existe para y por<br />

Dios, crea una <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia por la que se entrega libre y totalmente.<br />

El don íntimo no constituye por sí solo un sacrificio. No toda ofrenda es un sacrificio. Es necesario que se traduzca<br />

hacia afuera por un acto exterior, público, en el que participe el cuerpo. 670 La publicidad <strong>de</strong>l acto crea una po<strong>de</strong>rosa sugestión, una<br />

i<strong>de</strong>ntidad: aquí estoy yo junto al Señor. Tiene un grave efecto publicitario, i<strong>de</strong>ntificatorio: somos muchos, sacrificamos nuestros<br />

cuerpos. Los actos religiosos <strong>de</strong>l Chaco santiagueño se inician con sacrificios, por lo general con largas caminatas. El monte es<br />

inverosímilmente extenso.<br />

La gracia es la luz, el pecado es la sombra. La inversión <strong>de</strong> Dios, un abismo gran<strong>de</strong> como Dios. 671 La dominación<br />

blanca introdujo en el Chaco el tema doble <strong>de</strong>l sacrificio. Se consolidó en la vida <strong>de</strong> los obrajeros. El capitalismo lo expandió como<br />

i<strong>de</strong>ario. El sacrificio laboral invertido, podía conducir a Dios. Uno hundía, el otro elevaba. El primero hacía <strong>de</strong> las compañías,<br />

pecadores, es <strong>de</strong>cir habitantes <strong>de</strong> la sombra. El segundo llevaba a la gracia, al sol. La humillación y la salvación, el más aquí y el<br />

más allá, las ca<strong>de</strong>nas y la libertad. 672 Más rápida que la justicia, más suave que la mano <strong>de</strong> una madre, la misericordia se inclina<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cordón <strong>de</strong> Dios sobre la <strong>de</strong>sgracia <strong>de</strong>l hombre. Y antes que le llegue el castigo ya alborea la esperanza. 673 Esta oposición<br />

Bondad divina - Maldad humana se instalaba cómodamente en la realidad psicológico <strong>de</strong>l aborigen <strong>de</strong>l bioma Chaco. Era cuestión <strong>de</strong><br />

ver alre<strong>de</strong>dor. Volvía absolutamente creíble al cristianismo. La alegría estaba en otra parte, arriba, en lo celeste, sobre la nuboselva<br />

salteña; sobre el dosel <strong>de</strong> quebrachos colorados y blancos, itín, mistol, guayacán, yuchanes <strong>de</strong>l Chaco occi<strong>de</strong>ntal.<br />

Pero también caló profundamente la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong>l Mesías. Este los salvaría <strong>de</strong> la realidad oprimente, castigaría a los<br />

injustos, privilegiaría a los justos. La aparición <strong>de</strong> un crucifijo en un árbol <strong>de</strong>l monte pue<strong>de</strong> ser entendida como la llegada <strong>de</strong>l Mesías.<br />

El "que ha <strong>de</strong> venir", el Deseado; el mesianismo tien<strong>de</strong> a aparecer en las religiones primitivas, durante el estadio mitológico.<br />

Entre los siglos que correrán <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la reparación, Dios exige un acto exterior, público, solemne que recuer<strong>de</strong> sin cesar a<br />

las generaciones humanas la falta perpetua y la Re<strong>de</strong>nción prometida. Por una revelación positiva, pi<strong>de</strong> al primer hombre y, en<br />

cabeza <strong>de</strong> él, a sus <strong>de</strong>scendientes, sacrificios sangrientos que atestigüen la falta humana. Des<strong>de</strong> entonces, las inmolaciones se suce<strong>de</strong>n<br />

sin interrupción sobre el altar <strong>de</strong> los pueblos. El hombre <strong>de</strong>rrama copiosamente la sangre, baña en ella a la víctima, y al altar, al<br />

sacerdote, al pueblo y al libro <strong>de</strong> la ley. Toda esta sangre, <strong>de</strong>nota un acto <strong>de</strong> fe por la caída humana, los gritos <strong>de</strong> agonía que pi<strong>de</strong>n<br />

misericordia, y un cortejo interminable <strong>de</strong> víctimas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el Edén al Gólgota, es el prefacio doloroso <strong>de</strong> la gran obra <strong>de</strong>l Calvario.<br />

Este relato captaba la fascinación <strong>de</strong> las tribus convertidas, se prolongaba entre los trabajadores étnicos pasados a las plantaciones <strong>de</strong><br />

azúcar y los obrajes. Allí estaba la sangre <strong>de</strong>l quebrachal. Los sacerdotes intentaban hacer leer a los indios las tres verda<strong>de</strong>s que<br />

escondía este prefacio. La primera es que el hombre por su pecado mereció la muerte; pero la sangre es la vida: "sanguis corum pro<br />

anima est" (Deut., XII, 23). Haciéndola salir <strong>de</strong>l cuerpo <strong>de</strong> las víctimas, el sacrificado expresa simbólicamente que quiere extirpar el<br />

pecado. La segunda es que mientras el hombre está en pecado, ni aún con sangre pue<strong>de</strong> aplacar la ira <strong>de</strong> Dios. La tercera se<br />

evi<strong>de</strong>ncia cuando la víctima perfecta se ofrecerá en lugar <strong>de</strong>l hombre, y será aceptada por Dios. Estas fórmulas aparecieron con<br />

bastante claridad en la fiesta <strong>de</strong> San Esteban Chico en el sur santiagueño, cuando los que simulan ser indios (en realidad ellos mismos<br />

étnicamente aborígenes), se sangran las piernas. La Iglesia jamás autorizó la fiesta. Demasiadas borracheras, bailes en medio <strong>de</strong><br />

rogativas, curan<strong>de</strong>ros en acto <strong>de</strong> sangrías, tanto que a la imagen se la llama el "santo Cristo". 674 Cristo es poco. La peregrinación<br />

recorre <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la al<strong>de</strong>a ruinosa <strong>de</strong> Maco en las riberas <strong>de</strong>l río Dulce hasta Sumamao, por cuarenta kilómetros <strong>de</strong> veranos incendiados por<br />

la falta <strong>de</strong>l bosque. Fachinal y suelos planchados. Se bebe todo el camino entre música <strong>de</strong> bombos, sonido ronco <strong>de</strong> erkes, y<br />

estruendo <strong>de</strong> cohetes sobre un llano polvoriento. El santo nunca entrará a la capilla <strong>de</strong> Sumamao, sino a una casa, adon<strong>de</strong> acudirán los<br />

promesantes a "tomar la gracia". Una avenida <strong>de</strong> <strong>árboles</strong> o arcos, gran<strong>de</strong>s ramajes plantados previamente con roscas y golosinas en<br />

668<br />

Abate J.M. Buatnier: El Sacrificio. Buenos Aires, Librería Editorial Santa Catalina, 1945. Traducción <strong>de</strong> la 6° edición francesa por Juan Monava y Puyol,<br />

11.<br />

669<br />

"¿Sabes, hija mía -<strong>de</strong>cía Jesucristo a Santa Catalina <strong>de</strong> Siena-, sabes quién eres y quién soy? Si apren<strong>de</strong>s estas dos cosas serás feliz, tú eres la que nada eres;<br />

y yo soy quien soy". P. Raymundo <strong>de</strong> Capua: Vida <strong>de</strong> Santa Catalina <strong>de</strong> Siena.<br />

670<br />

Buatnier, op. cit, 23.<br />

671 I<strong>de</strong>m, 32.<br />

672<br />

"El hombre nada vale" y sólo Dios repara todo. Í<strong>de</strong>m, 37-38.<br />

673<br />

Í<strong>de</strong>m, 38.<br />

674<br />

Amalia Gramajo <strong>de</strong> Martínez Moreno, Hugo Martínez Moreno: Rasgos <strong>de</strong>l Folklore <strong>de</strong> Santiago <strong>de</strong>l Estero. Santiago <strong>de</strong>l Estero, 1982, 142.

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