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hojas. El litógrafo (y topógrafo en funciones) Brossa dependía directamente del<br />
Dr. Almera, a quien facturaba sus trabajos de campo y gabinete. Otras intervenciones<br />
deben considerarse como meramente marginales: Norbert Font i Sagué dibujó<br />
láminas de fósiles para las publicaciones de Almera alrededor de 1892; realizó algunas<br />
salidas al campo hacia 1900 y excavó un par de vertebrados fósiles (1901,<br />
1905). Mayor fue la implicación de Marià Faura i Sans: tras salir esporádicamente<br />
al campo entre 1907 i 1911 revisó las faunas paleozoicas y la petrología ígnea y<br />
metamórfica en su etapa de estudiante en Madrid (1909-1912).<br />
La obra, iniciada sin proyecto a partir de la ampliación de la primera y única<br />
hoja publicada a 1:100.000, fue tomando forma a medida que avanzaba: el formato<br />
de las hojas quedó definido hacia 1895, mientras que su definitiva distribución no<br />
se consolidó antes de 1905; de ahí que Almera contestara a los requerimientos de la<br />
Diputación que era de todo punto imposible fijar unos plazos y aventurar un presupuesto.<br />
El mapa no pasó de los primeros estadios: en 1914, después de dar cinco<br />
hojas a la imprenta, Almera renunció a continuar, proponiendo entonces a Marià<br />
Faura i Sans como sucesor; en este punto la Diputación optó por traspasar la gestión<br />
de la obra al Institut d’Estudis Catalans, organismo dependiente de la recién<br />
creada Mancomunitat de Catalunya. En total se cartografiaron unos 2.500 Km 2 (un<br />
tercio, aproximadamente de la superficie provincial), que corresponden a las comarcas<br />
costeras de los alrededores de la capital. Resulta comprensible que Almera<br />
empezara por las zonas más próximas, mejor comunicadas y más conocidas, que<br />
también resultaron ser las más variadas geológicamente y las más interesantes desde<br />
el punto de vista de las faunas fósiles. No parece en cambio que hubiera planificado<br />
la continuación del mapa en terrenos del Paleógeno continental que ocupan el<br />
centro de la provincia, ni tampoco en el Mesozoico prepirenaico que constituye su<br />
parte más septentrional.<br />
El Mapa de Almera y Brossa influenció en gran medida el futuro desarrollo de<br />
la geología catalana, cuya historia seria probablemente muy distinta de no haber<br />
contado con tal precedente. Por una parte, constituyó una base muy firme para el<br />
conocimiento de lo que hoy denominamos Area o Eje Metropolitano de Barcelona,<br />
y como tal ha sido tenida muy en cuenta en toda la cartografía posterior. Por otra,<br />
inició una larga tradición de los estudios geológicos en el seno de las administraciones<br />
catalanas que ha llegado hasta nuestros días. Finalmente, de manera indirecta,<br />
contribuyó a hacer de los Museos Martorell y del Seminario los dos centros museísticos<br />
y de investigación geológica de gran tradición que hoy conocemos.<br />
Palabras clave: Historia de la ciencia, Siglos XIX-XX, Geología, Cartografía,<br />
España, Cataluña, Barcelona, Almera.<br />
RESUM<br />
S’estudia l’aixecament topogràfic i geològic de la província de Barcelona a<br />
l’escala 1:40.000, portat a terme per Jaume Almera i Eduard Brossa gràcies a les subvencions<br />
de la Diputació provincial. L’obra, iniciada sense projecte a partir de l’ampliació<br />
del full primer, que inicialment havia de ser únic a aquella escala, es va anar<br />
definint a mesura que anava progressant: el format dels fulls es va definir cap a 1895,<br />
mentre que la distribució definitiva no va quedar perfilada fins 1905. L’any 1914,<br />
havent publicat cinc fulls del Mapa, Almera renuncià a continuar, proposant Faura<br />
com a successor, i la Diputació aprofità per traspassar la gestió a l’Institut d’Estudis<br />
Catalans, òrgan depenent de l’acabada de crear Mancomunitat de Catalunya.