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LOS MOTES DE LOS PROFESORES
Mote, según la quinta acepción del Diccionario de la
Real Academia Española es “el sobrenombre que se da
a una persona por una cualidad o condición suya”.
Habitualmente se usa de modo irónico para resaltar,
caricaturizar e incluso ridiculizar alguna de las
características anatómicas o de la personalidad del
individuo.
Recordamos los siguientes:
Cloroformo: El P. Armentia. Cuando hablaba se dormía
el personal.
Tachuela: El P. Florentino. Tranquilo, sin incordiar.
La Viuda: D. Victorino Alegre. Firmaba V. Alegre, con
una V que parecía una raiz cuadrada. De ahí salió “la
viuda alegre” que se quedó en la viuda a secas. Cuando
se enteró del mote cambió la firma. Antipático y terrible
los sábados cuando leía las notas.
El Padre Tripas: El P. Gregorio, por su panza hermosa.
Daba gusto confesarse con él por lo “receptivo” que
era.
Molécula: D. Emilio. Hermano bajito del P. Florentino.
Profesor de matemáticas de las que sabía más bien
poco.
Cleto: D. Clemente. Llamado así en recuerdo de los tres
primeros Papas, Cleto, Clemente y Sixto.
La Mona: D. Ricardo. Su cara, la de una auténtica mona
sin vestirse de seda, que se arrancaba cuarto y mitad
de piel cada vez que se afeitaba.
El Búster: D. Constantino Marcos, por su parecido con
Búster Keaton. Más sordo que Beethoven.
Manolete: D. Juan José. Igual que el torero pero no
daba ni una verónica.
Fideo: D. Crescencio. Un hueso de taba.
El Pelotari: D. Genaro. Tenía unas manos como jamones
con la que siempre te ganaba al frontón.
Pinocho: D. José Mª, seglar. Su nariz era su característica
anatómica más relevante.
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La Chacha: D. Teodoro. Un hueso de taba salvo con
los que jugaban al baloncesto, de cuyo equipo era el
delegado. También llamado “El Pecas”.
Cerdo Viejo: D. Martín. Buen profesor de Literatura.
Sepio: D. Serafín. Encargado de deportes. Su consigna
era: “Chutad fuerte, raso y junto al poste”. Se firmaba,
para despistar, NIFARES (Serafín al revés) cuando escribía
una crónica deportiva en Soy Pilarista.
Don Nadie: D. Jacinto. Pálido y con poca personalidad.
Caifás: D. Gregorio. Tenía una boca que parecía un
“manojo de colillas” por lo que se decía que “se le
habían caído los dientes de leche y le habían salido los
de café con leche”.
El Bigotera: D. Andrés, no levítico. Su hermoso bigote
y su asignatura, el dibujo le confirieron el apodo.
El Pipa: D. Ildefonso. Su cabeza con forma de pipa de
comer, no de fumar, le caracterizaba.
El Chino: D. José. Se ocupaba en vender cualquier
artículo de papelería. Se le llamaba “El Chino” por su
estancia en China, no por que tuviera los ojos rasgados.
También se le apodaba “El Higo”, por su cara arrugada
y “Pepe el Caja”.
El Padre Napias: P. Antonio. Érase un hombre a una
nariz pegado.
D. Pedro el Gordo: D. Pedro. Era muy hermoso.
El Falangista: D. José Mª Cabanillas, por su afiliación.
El Negro: D. Víctor Mata. Bajito y renegrido.
Atocha 20: D. Doroteo que era “bobo y pequeño”,
como unos almacenes que anunciaban mucho por la
radio con ese nombre. Almacenes Bobo y Pequeño, y
que estaban ubicados en el número 20 de la calle
Atocha.