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Promoción 1959<br />

Bodas de Oro. Promoción de 1959<br />

LOS MOCITOS DE ORO (1959-2009)<br />

“Re, ri, isse<br />

Um, am, um<br />

Urus, ura, urum<br />

Ndum, ndam, ndum.”<br />

- ¿Saben Uds. lo que les gritaban los romanos a los gladiadores<br />

cuando entraban en el circo ? (*)<br />

La voz un tanto impostada y displicente de D. José Antonio,<br />

“el Calaveras”, nos había dejado en un silencio expectante<br />

y admirativo a los 52 individuos de 3º D.<br />

D. José Antonio, disfrutando de la situación, continuó fingiendo<br />

indiferencia, como si no se diera cuenta de que nos estaba<br />

revelando uno de los mayores secretos de la Antigüedad.<br />

Nosotros, que al fin y al cabo llevábamos ya tres años de latín,<br />

sabíamos el saludo de los gladiadores cuando saludaban al<br />

emperador desde la arena. Aquello tan célebre de:<br />

- “¡Ave Cesar Imperator, Morituri te salutant.”<br />

Pero de que hubiera una respuesta del público no teníamos<br />

ni idea. Y allí nos pusimos todos a corear a grito pelado las<br />

curiosas palabras latinas que nos enseñaba “el Calaveras”:<br />

- “Re, Ri, Isse<br />

Um, am, um.”<br />

Menos mal que D. Quintín, “el cabeza buque” según unos,<br />

o “el amargado” según otros con mayores conocimientos<br />

madrileñistas, no se había presentado aquel día a la clase de<br />

la que estaba encargado y que la dirección de “medianos”,<br />

con prudente sabiduría, receló de lo que hubieran podido<br />

significar en los serenos y luminosos pasillos pilaristas cincuenta<br />

gamberros sin control.<br />

Por ello, providencialmente, envió a uno de los profesores<br />

más expertos que nos estaba dando una de las mejores, o al<br />

menos inolvidables, clases de todo el bachiller. (Reválidas de<br />

4º y 6º incluidas.)<br />

D. José Antonio seguía imperturbable ante el entusiasmo de<br />

todos nosotros.<br />

- “Urus, ura, urum<br />

Ndum, ndam, ndum” (*)<br />

______________<br />

(*) Recordemos que en el colegio el tratamiento mutuo de alumnos y profesores era de “usted”.<br />

(*) Pronúnciese como enedum, enedam, enedum.<br />

28<br />

Al fin, cuando ya lo habíamos repetido hasta la saciedad, Dn.<br />

José Antonio se plantó ante la clase:<br />

- ¡Bueno! ¿Se lo han aprendido bien?<br />

Una atronadora respuesta estremeció los cristales de puertas<br />

y ventanas.<br />

Entonces “el Calaveras”, como un lord inglés en su club, se<br />

dignó explicarnos:<br />

- Pues bien. Ya han aprendido ustedes todas las terminaciones<br />

de los verbos irregulares latinos.<br />

Y, después de dejarnos boquiabiertos, Dn. José Antonio se<br />

subió a la tarima de la mesa del profesor y con su anillo de<br />

oro de marianista (*) dio dos golpes sobre el cristal, que era<br />

la señal de la “Oración” del final de la clase:<br />

- “¡A tu amparo…!”<br />

A lo que todos los demás, puestos en pie y con los libros<br />

recogidos, contestamos<br />

- “… nos acogemos Santa Madre de Dios, no desdeñes<br />

nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades.”<br />

El “Calaveras” desde la mesa, añadió:<br />

- “¡El Padre…!”<br />

Y todos finalizamos:

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