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Temas Teóricos De Un Debate Práctico El debate sobre la intervención/interacción en el diseño entre diseñadores y artesanos está, por decirlo suavemente, lleno de diferentes opiniones e ideas preconcebidas. Sin lugar a dudas, incluso la pregunta de si la intervención en el diseño es un valor añadido y de si el proceso productivo se complica claramente por el hecho de que la mayoría de los artesanos no desempeñan un papel activo ni en el cambio vanguardista ni en la comercialización. Los que desempeñan realmente un papel representan muchas áreas de interés, algunas de las cuales con incompatibles entre ellas, cada una con un enfoque diferente con relación a la intervención en el diseño. Para los historiadores culturales, conservar las tradiciones y los contextos es de importancia primordial; para los empresarios, la demanda, las cadenas de suministro y las tendencias de los mercados son las fuerzas determinantes. Por otra parte, a los funcionarios del gobierno y a los políticos les preocupa concretamente la viabilidad del sector de la artesanía, su impacto en términos del empleo y su peso relativo en el contexto del producto interno bruto y la generación de divisas. Estos temas se complican con consideraciones de conservación del patrimonio cultural y social que dan lugar a debates constantes sobre la política de las intervenciones. La naturaleza ‘indígena’ de las actividades artesanales, mezcla además a los que toman parte en el debate sobre proteccionismo económico, lo indígena frente a liberalización, y la variedad creativa frente a la estandarización mecanizada. Y, por supuesto, el inmensamente importante aspecto del turismo, en el que la artesanía y los artesanos están ubicados en la matriz de tradiciones y personas, pintorescas y efímeras y con recuerdos del pasado que son considerados anacrónicos en el mundo ‘moderno’. Así pues, no es sorprendente que haya respuestas diversas y variadas a las preguntas principales relacionadas con el tema de la intervención en el diseño. Sin embargo, lo que es crítico en el debate, no es un deseo de crear un caso a favor o en contra de la intervención /interacción en el diseño, sino explorar los temas que se plantean en el proceso existente en la actualidad y desarrollar métodos de pensamiento y directrices de actuación que puedan contribuir a que este proceso sea una interacción significativa entre artesanos y diseñadores. Es necesario tratar temas que surjan de esta interfaz que estén por encima de la mera creación y reinterpretación de los productos, dentro de los contextos de las sensibilidades y aportaciones del nuevo diseño. Hay diferentes preguntas que exigen respuestas: ¿Por qué necesitamos intervenir en el diseño? ¿Cuál debería de ser el papel del diseñador? ¿Cómo pueden las intervenciones mediar entre la tradición y el cambio? ¿Deberían tener este objetivo? ¿Qué tipos de mercados se han abierto a los artesanos a través de la intervención en el diseño? ¿Es la intervención en el diseño una intrusión a corto plazo en la sensibilidad y vida del artesano o tiene un impacto a largo plazo en su creatividad y trabajo artesanal? ¿Es un proceso que añade valor al trabajo del artesano, económicamente y en términos de su aportación creativa? ¿Deberían todas las formas de intervención tener como objetivo un enfoque global, incluida la regeneración y auto sostenibilidad de la artesanía o tiene sentido intervenir con unos objetivos limitados, en cuyo caso se trata al artesano realmente como el equivalente a una actividad técnica que ejecuta los deseos del diseñador? ¿En lugar de esto, deberíamos enseñar al artesano a formalizar el proceso de diseño según se explica en los institutos de diseño? Hay varias formas de abordar el tema y muchos foros que intentan plantearse esta serie de preguntas. Nuestra intención aquí es delinear los temas dominantes según han sido desarrollados y reflejados por personas y grupos involucrados activamente en el debate. Los pensamientos y las ideas que presentamos aquí reflejan las voces de artesanos, activistas, diseñadores, estudiantes y profesorado de diseño, entre otros. 1.1. Intervenciones: los porqués El diseñador como Puente En una época en que la globalización está uniendo espacialmente zonas, pero desconectando los pasados y los presentes de todos los lugares, el diseñador es un Temas Teóricos De Un Debate Práctico 3

Encuentros de Diseñadores con Artesanos 4 importante mediador entre realidades discontinuas. Así pues, los diseñadores son un interfaz entre la tradición y la modernidad, que ayudan a unir la producción artesanal a las necesidades de la vida moderna. La artesanía en el mundo en desarrollo sigue siendo predominantemente, una actividad moldeada en la matriz rural, mientras su mercado cada vez es más urbano, por no decir global. Así pues, el diseñador ha surgido como un intermediario crítico, cuya función, idealmente, es hacer de puente en el vacío de comunicación entre el artesano rural y el cliente urbano. Esto es importante, sobre todo en una época en que el artesano ya no es diseñador, productor y vendedor al mismo tiempo, como lo fue en el pasado. La situación ha cambiado drásticamente y el artesano, normalmente, no está en contacto directo y personal con la mayor parte de los usuarios y, por ello, ya no está en armonía con las necesidades y deseos de los consumidores. Lo que ha surgido es el papel mediador del diseñador, cuya función es hacer de puente en este vacío. En la mayoría de las sociedades tradicionales, el diseño evolucionó dentro de la interacción entre los artesanos y el mecenas o comisionado y no existía un diseñador profesional como intermediario entre el artesano y el cliente. En contextos tradicionales, el artesano estaba familiarizado, normalmente, con las necesidades estéticas y socioculturales del cliente y según ello, diseñaba objetos apropiados. Este sistema no necesitaba contar con la inmediatez de un diseñador. En contraste con las situaciones tradicionales, en las que el artesano era su propio diseñador y la estética y lo práctico se mezclaban en una armonía impuesta de forma natural y no artificial, en la actualidad, la mayoría de los artesanos están practicando técnicas tradicionales con tecnología tradicional pero al mismo tiempo, están compitiendo con máquinas, fechas límites y modas importadas muy en boga. Se enfrentan cada vez más con los problemas de disminución de pedidos y la creciente competencia. El estar privados de derechos los ha hecho alejarse de los mercados, tanto literal como figurativamente. Así pues, la artesanía necesita diseñadores que llenen el vacío y que les permita competir con los productos y prácticas de la industrialización moderna. La industrialización planificada ha significado que, en la mayoría de los casos, la relación entre el cliente convencional y el artesano se ha roto. La distancia creciente exige al artesano que se relacione y cumpla pedidos para una clientela que nunca ha visto, a la que no entiende, ni se relaciona con ella. Este artesano no habla la misma lengua que el cliente, tanto literal como metafóricamente. Esto ha permitido que una industria moderna más competitiva perjudique al artesano ofreciendo, comparativamente, productos más baratos pero que le coartan la cuota del mercado. La industria moderna también ha evolucionado más en términos publicitarios, comercialización y distribución si se compara con los sectores de la artesanía tradicional. Por ello, los artesanos necesitan la intervención en el diseño para competir con éxito con los productos y prácticas de la industrialización moderna. La artesanía nunca ha sido puramente un capricho artístico o un compromiso estético, supuestamente existente en una burbuja de creatividad no contaminada por intereses materiales. La artesanía es una actividad realmente económica y el centro del proceso del desarrollo es la comercialización. El cliente no compra por un sentido de interés compasivo hacia el artesano; el producto tiene que tener un precio competitivo, una estética agradable y ser funcional y útil. El producto sólo puede comercializarse si es atractivo para los consumidores, es decir, si la técnica tradicional está adaptada y diseñada para satisfacer el gusto y las necesidades el consumidor contemporáneo. Los productores de artesanía no pueden ser viables económicamente si no se pueden comercializar y aquí es donde la intervención en el diseño desempeña un papel crítico que asegura esta viabilidad al armonizar técnica con función. Una de las preguntas más pertinentes en este debate es: ¿Por qué artesanos que cuentan con tradiciones artísticas que se remontan a siglos pasados necesitan estas intervenciones del exterior? Las deformaciones y deterioro en las tradiciones y prácticas artesanales, ocasionadas por una gran cantidad de intervenciones, aunque sean bien intencionadas, significan una interrupción. Sin embargo, en principio, la intervención en el diseño es válida si se considera como plataforma de lanzamiento y no como una jaula. La artesanía, si tiene que estar basada en la utilidad y en ser económicamente viable, no puede ser estática. Tiene que responder a los cambios de los mercados, a las necesidades del consumidor, a las tendencias de la moda y a las preferencia de uso. El papel del diseñador

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4<br />

importante mediador entre realidades discontinuas.<br />

Así pues, los diseñadores son un interfaz entre la<br />

tradición y la modernidad, que ayudan a unir la<br />

producción artesanal a las necesidades de la vida<br />

moderna. La artesanía en el mundo en desarrollo sigue<br />

siendo predominantemente, una actividad moldeada<br />

en la matriz rural, mientras su mercado cada vez es<br />

más urbano, por no decir global.<br />

Así pues, el diseñador ha surgido como un intermediario<br />

crítico, cuya función, idealmente, es hacer de puente<br />

en el vacío de comunicación entre el artesano rural y el<br />

cliente urbano. Esto es importante, sobre todo en una<br />

época en que el artesano ya no es diseñador, productor<br />

y vendedor al mismo tiempo, como lo fue en el pasado.<br />

La situación ha cambiado drásticamente y el artesano,<br />

normalmente, no está en contacto directo y personal<br />

con la mayor parte de los usuarios y, por ello, ya no<br />

está en armonía con las necesidades y deseos de los<br />

consumidores. Lo que ha surgido es el papel mediador<br />

del diseñador, cuya función es hacer de puente en este<br />

vacío.<br />

En la mayoría de las sociedades tradicionales, el diseño<br />

evolucionó dentro de la interacción entre los artesanos<br />

y el mecenas o comisionado y no existía un diseñador<br />

profesional como intermediario entre el artesano y el<br />

cliente. En contextos tradicionales, el artesano estaba<br />

familiarizado, normalmente, con las necesidades<br />

estéticas y socioculturales del cliente y según ello,<br />

diseñaba objetos apropiados. Este sistema no<br />

necesitaba contar con la inmediatez de un diseñador.<br />

En contraste con las situaciones tradicionales, en las<br />

que el artesano era su propio diseñador y la estética y<br />

lo práctico se mezclaban en una armonía impuesta<br />

de forma natural y no artificial, en la actualidad, la<br />

mayoría de los artesanos están practicando técnicas<br />

tradicionales con tecnología tradicional pero al mismo<br />

tiempo, están compitiendo con máquinas, fechas<br />

límites y modas importadas muy en boga. Se enfrentan<br />

cada vez más con los problemas de disminución de<br />

pedidos y la creciente competencia. El estar privados<br />

de derechos los ha hecho alejarse de los mercados,<br />

tanto literal como figurativamente.<br />

Así pues, la artesanía necesita diseñadores que llenen<br />

el vacío y que les permita competir con los productos y<br />

prácticas de la industrialización moderna. La<br />

industrialización planificada ha significado que, en la<br />

mayoría de los casos, la relación entre el cliente<br />

convencional y el artesano se ha roto. La distancia<br />

creciente exige al artesano que se relacione y cumpla<br />

pedidos para una clientela que nunca ha visto, a la<br />

que no entiende, ni se relaciona con ella. Este artesano<br />

no habla la misma lengua que el cliente, tanto literal<br />

como metafóricamente. Esto ha permitido que una<br />

industria moderna más competitiva perjudique al<br />

artesano ofreciendo, comparativamente, productos<br />

más baratos pero que le coartan la cuota del mercado.<br />

La industria moderna también ha evolucionado más<br />

en términos publicitarios, comercialización y<br />

distribución si se compara con los sectores de la<br />

artesanía tradicional. Por ello, los artesanos necesitan<br />

la intervención en el diseño para competir con éxito<br />

con los productos y prácticas de la industrialización<br />

moderna.<br />

La artesanía nunca ha sido puramente un capricho<br />

artístico o un compromiso estético, supuestamente<br />

existente en una burbuja de creatividad no<br />

contaminada por intereses materiales. La artesanía es<br />

una actividad realmente económica y el centro del<br />

proceso del desarrollo es la comercialización. El cliente<br />

no compra por un sentido de interés compasivo hacia<br />

el artesano; el producto tiene que tener un precio<br />

competitivo, una estética agradable y ser funcional y<br />

útil. El producto sólo puede comercializarse si es<br />

atractivo para los consumidores, es decir, si la técnica<br />

tradicional está adaptada y diseñada para satisfacer<br />

el gusto y las necesidades el consumidor<br />

contemporáneo. Los productores de artesanía no<br />

pueden ser viables económicamente si no se pueden<br />

comercializar y aquí es donde la intervención en el<br />

diseño desempeña un papel crítico que asegura esta<br />

viabilidad al armonizar técnica con función.<br />

Una de las preguntas más pertinentes en este debate<br />

es: ¿Por qué artesanos que cuentan con tradiciones<br />

artísticas que se remontan a siglos pasados necesitan<br />

estas intervenciones del exterior? Las deformaciones<br />

y deterioro en las tradiciones y prácticas artesanales,<br />

ocasionadas por una gran cantidad de intervenciones,<br />

aunque sean bien intencionadas, significan una<br />

interrupción. Sin embargo, en principio, la<br />

intervención en el diseño es válida si se considera como<br />

plataforma de lanzamiento y no como una jaula. La<br />

artesanía, si tiene que estar basada en la utilidad y en<br />

ser económicamente viable, no puede ser estática.<br />

Tiene que responder a los cambios de los mercados, a<br />

las necesidades del consumidor, a las tendencias de la<br />

moda y a las preferencia de uso. El papel del diseñador

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