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30 NOVELAS EXEMPLARES
ua de los nauios. Estaua con la reyna, con las
otras damas, Ysabela, vestida a la inglessa, y
parecía también como a la castellana. Antes que
Ricaredo llegasse, llegó otro que dio las nueuas
5 a la reyna de como Ricaredo venia.
Alborogose Ysabela oyendo el nombre de
Ricaredo, y en aquel instante temió y esperó
malos y buenos sucessos de su venida. Era Ricaredo
alto de cuerpo, gentilhombre y bien pro-
10 porcionado, y como venia armado de peto, espaldar,
gola y bragaletes y escarcelas, con vnas
armas milanessas de onze vistas (*), granadas y
doradas, parecía en estremo bien a quantos le
mirauan; no le cubría la cabega morrión alguno,
15 sino vn sombrero de gran falda de color leonado,
con mucha diuersidad de plumas, terciadas
a la balona; la espada ancha, los tiros ricos,
las caigas a la esguizara. Con este adorno, y con
el paso brioso que lleuaua, algunos huuo que
20 le compararon a Marte, dios de las batallas, y
otros, llenados de la hermosura de su rostro,
dizen que le compararon a Venus, que, para
hazer alguna burla a Marte, de aquel modo se
auia disíragado.
25 En fin, el llegó ante la reyna; puesto de rodillas,
le dixo: "Alta Magestad, en fuerga de
vuestra ventura y en consecución de mi desseo,
después de auer muerto de vna apoplegia el
general de Lansac, quedando yo en su lugar
30 merced a la liberalidad vuestra, me deparó la
suerte dos galeras turquescas, que lleuauan remolcando
aquella gran ñaue, que alli se pare-