Irak-bush-bajo-la-lupa

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22.03.2013 Views

que de John Poindexter, quien destila azufre a su paso y que propuso crear un mercado de futuros bursátiles sobre el terrorismo. Debido al ultraje que provocó en el Congreso, no solamente Poindexter presentó su renuncia, sino que, sobre todo, el Pentágono tuvo que retirar el Mercado de Análisis de Política (PAM, por sus siglas en inglés) en el que los inversionistas podían apostar en eventos terroristas, asesinatos u otros actos geopolíticos, con particular dedicatoria al Medio Oriente. Los inversionistas saldrían bien recompensados, mientras el "Pentágono hubiese prevenido eventos terroristas". De entrada, la premisa es absurda porque si resultan ciertas las predicciones (v. gr. el asesinato de Arafat, que ya se volvió una obsesión sharonista, o el derrocamiento de la Casa Real wahabita, el sueño de la petrocracia texana), ¿dónde hubiera quedado la "prevención"?, al menos que tal sea el objetivo inducido por los "mercados" neoliberales. ¿ Algún inversionista de EU, a su cuenta y riesgo, se atrevería a pronosticar el "asesinato" (¡ni Dios lo quiera!) de Baby Bush? ¿Qué sucedería en todas las cotizaciones de Wall Street con un pronóstico perverso de tal magnitud? ¿Cuánto habría ganado Joseph-Marie Córdoba, si hubiese apostado en ese sentido, con el magnicidio de Colosio? ¿Cuánto habría ganado Zedillo por las carnicerías de Acteal y Aguas Blancas? La página web del PAM, antes de ser retirada del "mercado", se centraba únicamente en el "futuro del Medio Oriente". ¿A poco se necesita tanto para penetrar las obscenas intenciones y tratativas de EU al respecto? Ken Guggenheim, periodista adscrito a la agencia AP, revela (boston.com, 2-08-03) que el PAM era "un programa conjunto del DARPA del Pentágono y dos compañías privadas: la Unidad de Inteligencia de la revista británica neoliberal The Economist (nota: para los ingenuos, quienes siguen creyendo en la información "desinteresada" proveniente de la City y Net Exchange", con sede en San Diego y vinculada a Caltech (sobre los que algún día abundaremos), la descripción del "mercado" es similar a un "mercado de materias primas", en particular el petróleo, basado en la computación). Las transacciones, en las que las agencias gubernamentales no podrían participar (nota: como si no tuviesen hombres de paja para emplear su inigualable información privilegiada y colegiada), debían empezar el I o de octubre con mil inversionistas que llegarían hasta 10 mil al I o de enero. Estos "futuros del mercado aplicados al mercado" (Future MAP, por sus siglas en inglés) "desarrollaron programas que permiten al Pentágono emplear a las fuerzas del mercado para predecir eventos futuros". ¿No se trataba de un "mercado" arreglado de antemano y tras mano con los "programas" del Pentágono? DARPA presumía que el "mercado" hubiera dado la clave de eventos ocultos e indetectables a las agencias de inteligencia (con eso que no dan una). Con aquello del infranqueable "secreto bancario", ¿se le hubiere permitido a los presuntos "terroristas" participar en el mercado que hubiere cotizado sus propios actos? The Christian Science Monitor (31 -7-03) tituló que "El Pentágono

compraba en medio de la tragedia": el DARPA "erró en prever el problema moral de funcionarios públicos que alientan a los capitalistas a beneficiarse al invertir en pronósticos de tragedias que ocurran a los estadunidenses, por medio de tragedias hipotéticas seleccionadas por el gobierno". De hecho, en forma indirecta, el "mercado" vislumbra las tragedias (v. gr. el alza del petróleo y/o el oro, el derrumbe del dólar, etcétera): días antes al 11 de septiembre muchas empresas sabiamente "previsoras" se beneficiaron al desprenderse de acciones de compañías de aviación y de seguros, lo cual "extrañamente" no ha sido investigado, a sabiendas de las identidad de sus "vendedores". El FutureMAP contaba en su favor de que los futuros de los mercados se han mostrado mejores pronosticadores en las elecciones que los expertos. Desde luego que sí: a los expertos se les gratifica por equivocarse, mientras que los inversionistas, que apuestan su dinero, ganan de los errores de los demás. Joseph Stiglitz, anterior jefe del Consejo de Economistas de Bill Clinton y premio Nobel de Economía 2001, desmonta técnicamente los extravíos del DARPA: "una creencia candida en la economía del libre mercado que alcanzó un nuevo nivel de absurdo" ("No existe futuro en el terrorismo": Los Angeles Times 31 -7-03) y explica en forma persuasiva por qué "los futuros de los mercados pueden predecir las elecciones presidenciales bastante bien", sin dejar de señalar las "severas limitaciones en la habilidad de los mercados en proveer pronósticos precisos" en casos en que "el mercado cuenta con pocos participantes que lo hace manipulable, o donde existen amplias asimetrías de información". Abordi otra función del futuro de los mercados: el seguro, por medio del cual "el Pentágono hubiera permitido protegerse a aquellos con sofisticación y dinero" (nota: por medio de los ominosos hedgefunds, fondos de "cobertura de riesgo"), "en el ámbito financiero por lo menos, contra la amenaza del terrorismo, dejando al resto de estadunidenses totalmente expuesto". Pues este mundo de los Zedillo, los Ortiz y los Gurría, es decir, de la cotización sicopática, hubiera perdido fortunas con el desastre de la tan vaticinada "liberación de Irak". Un editorial del Boston Globe critica en forma acerba que el "esquema atolondrado [...] hubiera también creado incentivos para los terroristas, sea para beneficiarse de sus propios crímenes, sea para propagar la desinformación sobre los próximos atentados". Por su parte, el rotativo Battle Creek Enquirer, de Michigan, señala las "consecuencias devastadoras" de la bursatilización del terrorismo: "la perspectiva de que alguien instigue atentados o arregle asesinatos políticos simplemente para obtener amplios beneficios en contratos de futuros es aterrador". De ser así, ¿no estaríamos ante el estímulo descarnado y cruel de un terrorismo bursátil, bajo la modadilidad de la especulación financiera, donde el célebre megaespeculador George Soros se hubiera enriquecido todavía más, cual su costumbre, a costa del dolor ajeno?

que de John Poindexter, quien desti<strong>la</strong> azufre a su paso y que propuso crear un mercado<br />

de futuros bursátiles sobre el terrorismo.<br />

Debido al ultraje que provocó en el Congreso, no so<strong>la</strong>mente Poindexter presentó<br />

su renuncia, sino que, sobre todo, el Pentágono tuvo que retirar el Mercado de Análisis de<br />

Política (PAM, por sus sig<strong>la</strong>s en inglés) en el que los inversionistas podían apostar en<br />

eventos terroristas, asesinatos u otros actos geopolíticos, con particu<strong>la</strong>r dedicatoria al<br />

Medio Oriente. Los inversionistas saldrían bien recompensados, mientras el "Pentágono<br />

hubiese prevenido eventos terroristas". De entrada, <strong>la</strong> premisa es absurda porque si<br />

resultan ciertas <strong>la</strong>s predicciones (v. gr. el asesinato de Arafat, que ya se volvió una<br />

obsesión sharonista, o el derrocamiento de <strong>la</strong> Casa Real wahabita, el sueño de <strong>la</strong><br />

petrocracia texana), ¿dónde hubiera quedado <strong>la</strong> "prevención"?, al menos que tal sea el<br />

objetivo inducido por los "mercados" neoliberales. ¿ Algún inversionista de EU, a su cuenta<br />

y riesgo, se atrevería a pronosticar el "asesinato" (¡ni Dios lo quiera!) de Baby Bush?<br />

¿Qué sucedería en todas <strong>la</strong>s cotizaciones de Wall Street con un pronóstico perverso de<br />

tal magnitud? ¿Cuánto habría ganado Joseph-Marie Córdoba, si hubiese apostado en ese<br />

sentido, con el magnicidio de Colosio? ¿Cuánto habría ganado Zedillo por <strong>la</strong>s carnicerías<br />

de Acteal y Aguas B<strong>la</strong>ncas? La página web del PAM, antes de ser retirada del "mercado",<br />

se centraba únicamente en el "futuro del Medio Oriente". ¿A poco se necesita tanto para<br />

penetrar <strong>la</strong>s obscenas intenciones y tratativas de EU al respecto? Ken Guggenheim,<br />

periodista adscrito a <strong>la</strong> agencia AP, reve<strong>la</strong> (boston.com, 2-08-03) que el PAM era "un<br />

programa conjunto del DARPA del Pentágono y dos compañías privadas: <strong>la</strong> Unidad de<br />

Inteligencia de <strong>la</strong> revista británica neoliberal The Economist (nota: para los ingenuos,<br />

quienes siguen creyendo en <strong>la</strong> información "desinteresada" proveniente de <strong>la</strong> City y Net<br />

Exchange", con sede en San Diego y vincu<strong>la</strong>da a Caltech (sobre los que algún día<br />

abundaremos), <strong>la</strong> descripción del "mercado" es simi<strong>la</strong>r a un "mercado de materias primas",<br />

en particu<strong>la</strong>r el petróleo, basado en <strong>la</strong> computación). Las transacciones, en <strong>la</strong>s que <strong>la</strong>s<br />

agencias gubernamentales no podrían participar (nota: como si no tuviesen hombres de<br />

paja para emplear su inigua<strong>la</strong>ble información privilegiada y colegiada), debían empezar el<br />

I o<br />

de octubre con mil inversionistas que llegarían hasta 10 mil al I o<br />

de enero. Estos<br />

"futuros del mercado aplicados al mercado" (Future MAP, por sus sig<strong>la</strong>s en inglés)<br />

"desarrol<strong>la</strong>ron programas que permiten al Pentágono emplear a <strong>la</strong>s fuerzas del mercado<br />

para predecir eventos futuros". ¿No se trataba de un "mercado" arreg<strong>la</strong>do de antemano<br />

y tras mano con los "programas" del Pentágono? DARPA presumía que el "mercado"<br />

hubiera dado <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve de eventos ocultos e indetectables a <strong>la</strong>s agencias de inteligencia<br />

(con eso que no dan una). Con aquello del infranqueable "secreto bancario", ¿se le<br />

hubiere permitido a los presuntos "terroristas" participar en el mercado que hubiere cotizado<br />

sus propios actos? The Christian Science Monitor (31 -7-03) tituló que "El Pentágono

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