Irak-bush-bajo-la-lupa

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22.03.2013 Views

detestable escándalo mayúsculo de las torturas de Abu Ghraib, el simple hecho de incrementar el número de soldados constituiría un sonoro fracaso de la aplicación de la RAM (revolución en asuntos militares) por el septuagenario secretario de Defensa, Ronald Rumsfeld, en el ocaso mancillado de su vida, quien pensaba automatizar la guerra al estilo Nintendo por medio de un mínimo número de soldados, quienes aprovecharían la ventaja cibertecnológica del ejército más poderoso del mundo para someter a las hordas de sus pletóricos enemigos, superiores en número, pero inferiores en tecnología y en su misión "moral" (sic) y "civilizatoria" (sic). La RAM comporta como corolario la privatización de la guerra y la contratación de mercenarios trasnacionales. En forma pertinente, Buchanan recuerda que "en 1945 Estados Unidos contaba con 12 millones de hombres en armas y 4 millones de soldados en Europa". Es evidente que los 480 mil soldados del ejército de EU, desplegados en 100 países y que incluyen a 135 mil soldados en Irak, se encuentran "sobrextendidos" en forma alarmante. Fuentes de Washington afirman en forma coincidente que el equipo Bush planea entrenar a 75 mil mercenarios reclutados en África y los países pobres para realizar misiones militares y de policía en "operaciones pacificadoras" (sic) por medio de "la Iniciativa de Operaciones de Paz (sic) Global" que diseñó el neoconservador straussiano Douglas Feith, subsecretario del Pentágono e íntimo aliado de Paul Dundes Wolfowitz, arquitecto de la invasión a Irak. El entrenamiento estará a cargo de contratistas privados. En este contexto de severa crisis en el seno del ejército de EU, cabe resaltar el reciente libro de Chalmers Johnson, Lamentos del imperio: militarismo, secretos y fin de la República, que aborda la transformación filosófica que ha sufrido el ejército de EU para adaptarlo a sus imperativos neoimperiales. Johnson había renunciado estrepitosamente al muy influyente Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Nueva York, cuando éste apadrinó el libro Choque de las Civilizaciones, del racista Samuel Huntington, y que Johnson fustigó debió ser publicado por los nazis. En la presentación de su libro en The New American Foundation, el pasado 20 de abril, Johnson expresó en forma asombrosa que en la actualidad "el Foro Social Mundial y el movimiento de Seattle de 1999 representaban las únicas direcciones prometedoras". En su texto, Chalmers Johnson arremete contra los líderes estadunidenses, a "quienes ahora les gusta compararse con el imperio romano, aunque no sepan mucho de historia romana". Bueno, Baby Bush ha llegado a afirmar que la historia no le incumbe, porque ya se encontrará muerto. El argumento central de Johnson se centra en que "EU debe sacar las lecciones de la peligrosa evolución de la república romana hacia el imperio cuando fue destruido el sistema de elección de sus dos cónsules, quienes representaban al Ejecutivo, lo cual paralizó a su Senado y dio fin a las ocasionales asambleas populares y a los comités

legislativos que se encontraban en el corazón de la vida republicana, para dar lugar a una dictadura militar permanente". En forma anómala, la estratégica producción agrícola de Roma llegó a depender de un ejército de esclavos. Permean las sombras de la elección bananera de Florida que instaló en el poder a un presidente (Baby Bush), quien perdió el voto popular por más de 500 mil votos, así como las declaraciones del general Tommy Franks, anterior encargado de la invasión militar a Irak, sobre la alta probabilidad de instaurar una dictadura militar en el caso de un atentado nuclear terrorista en suelo estadunidense. Johnson critica que los neoconservadores straussianos (Paul Dundes Wolfowitz, Richard Perle, Doug Feith, David y Meyrav Wurmser etcétera), quienes carecen en su vida de experiencia militar, desean imponer la fuerza militar para construir un imperio global. En su visión para el año 2020, que denota la necesidad de "guerras permanentes", el Comando del Espacio estadunidense (luego absorbido por el Comando Estratégico) se pronuncia por el dominio monopólico del espacio, que niega a otros países el acceso con el fin de proteger los intereses y las inversiones de EU. Johnson compara en forma persuasiva este abordaje unilateral agresivo de EU con el imperio británico en el siglo XIX, cuando colonizó a Egipto y Sudáfrica para "proteger las aproximaciones marítimas a su enclave imperial de la India". Este abordaje "lleva a una progresión inacabable de lugares con compromisos que deben ser protegidos y que desembocan inevitablemente en una sobrextensión imperial, en bancarrotas y en malestar popular, justamente los males que aquejaron a la Gran Bretaña edwardiana". Llama la atención el soliloquio unilateral imperante en la Casa Blanca y sus centros de pensamiento afines, como si no existiese más que EU en el planeta, que manifiestan una notable conducta suicida. Robert McNamara, anterior secretario del Pentágono en la etapa de los presidentes Kennedy y Johnson, acaba de recordar que Estados Unidos "se encuentra todavía al borde de la catástrofe" (LA Times, 26 de abril 04): "Mientras seguimos lidiando con la vulnerabilidad de EU a un ataque terrorista, fracasamos en reconocer el peligro más serio que ha sido escamoteado de igual modo por los políticos y las agencias de manejo de emergencias. Miles de cabezas nucleares de Rusia se encuentran dirigidas y tienen como objetivo a Estados Unidos". El autor traza un panorama del vasto imperio militar en el planeta. De acuerdo con reportes oficiales, antes del 11 de septiembre Washington poseía 725 bases en 38 países, con 254 mil efectivos militares, que en su conjunto se han expandido sustancialmente en Asia Central, principalmente Afganistán, y el golfo Pérsico. Ajuicio de Johnson, estos datos no revelan el alcance del poderío militar, ya que ocultan bases, como en Israel, y puestos de vigilancia de inteligencia, como el mayor del mundo, RAF Menwith Hill, que se localiza en New Yorkshire (Inglaterra).

detestable escándalo mayúsculo de <strong>la</strong>s torturas de Abu Ghraib, el simple hecho de<br />

incrementar el número de soldados constituiría un sonoro fracaso de <strong>la</strong> aplicación de <strong>la</strong><br />

RAM (revolución en asuntos militares) por el septuagenario secretario de Defensa, Ronald<br />

Rumsfeld, en el ocaso mancil<strong>la</strong>do de su vida, quien pensaba automatizar <strong>la</strong> guerra al<br />

estilo Nintendo por medio de un mínimo número de soldados, quienes aprovecharían <strong>la</strong><br />

ventaja cibertecnológica del ejército más poderoso del mundo para someter a <strong>la</strong>s hordas<br />

de sus pletóricos enemigos, superiores en número, pero inferiores en tecnología y en su<br />

misión "moral" (sic) y "civilizatoria" (sic). La RAM comporta como coro<strong>la</strong>rio <strong>la</strong><br />

privatización de <strong>la</strong> guerra y <strong>la</strong> contratación de mercenarios trasnacionales.<br />

En forma pertinente, Buchanan recuerda que "en 1945 Estados Unidos contaba<br />

con 12 millones de hombres en armas y 4 millones de soldados en Europa". Es evidente<br />

que los 480 mil soldados del ejército de EU, desplegados en 100 países y que incluyen a<br />

135 mil soldados en <strong>Irak</strong>, se encuentran "sobrextendidos" en forma a<strong>la</strong>rmante. Fuentes<br />

de Washington afirman en forma coincidente que el equipo Bush p<strong>la</strong>nea entrenar a 75 mil<br />

mercenarios reclutados en África y los países pobres para realizar misiones militares y<br />

de policía en "operaciones pacificadoras" (sic) por medio de "<strong>la</strong> Iniciativa de Operaciones<br />

de Paz (sic) Global" que diseñó el neoconservador straussiano Doug<strong>la</strong>s Feith, subsecretario<br />

del Pentágono e íntimo aliado de Paul Dundes Wolfowitz, arquitecto de <strong>la</strong> invasión a <strong>Irak</strong>.<br />

El entrenamiento estará a cargo de contratistas privados.<br />

En este contexto de severa crisis en el seno del ejército de EU, cabe resaltar el<br />

reciente libro de Chalmers Johnson, Lamentos del imperio: militarismo, secretos y fin<br />

de <strong>la</strong> República, que aborda <strong>la</strong> transformación filosófica que ha sufrido el ejército de EU<br />

para adaptarlo a sus imperativos neoimperiales. Johnson había renunciado<br />

estrepitosamente al muy influyente Consejo de Re<strong>la</strong>ciones Exteriores, con sede en Nueva<br />

York, cuando éste apadrinó el libro Choque de <strong>la</strong>s Civilizaciones, del racista Samuel<br />

Huntington, y que Johnson fustigó debió ser publicado por los nazis. En <strong>la</strong> presentación de<br />

su libro en The New American Foundation, el pasado 20 de abril, Johnson expresó en<br />

forma asombrosa que en <strong>la</strong> actualidad "el Foro Social Mundial y el movimiento de Seattle<br />

de 1999 representaban <strong>la</strong>s únicas direcciones prometedoras".<br />

En su texto, Chalmers Johnson arremete contra los líderes estadunidenses, a<br />

"quienes ahora les gusta compararse con el imperio romano, aunque no sepan mucho de<br />

historia romana". Bueno, Baby Bush ha llegado a afirmar que <strong>la</strong> historia no le incumbe,<br />

porque ya se encontrará muerto.<br />

El argumento central de Johnson se centra en que "EU debe sacar <strong>la</strong>s lecciones<br />

de <strong>la</strong> peligrosa evolución de <strong>la</strong> república romana hacia el imperio cuando fue destruido el<br />

sistema de elección de sus dos cónsules, quienes representaban al Ejecutivo, lo cual<br />

paralizó a su Senado y dio fin a <strong>la</strong>s ocasionales asambleas popu<strong>la</strong>res y a los comités

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