Irak-bush-bajo-la-lupa

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22.03.2013 Views

64. La "Privatización de la Guerra": El Síndrome Halliburton La visita intempestiva del presidente estadunidense número 43 a las tropas invasoras de Irak marcó la metáfora de las guerras modernas: un pavo de plástico para los atribulados soldados utilizados como carne de cañón y las ganancias para Halliburton -la petrolera texana mañosa de la que fue director el controvertido vicepresidente Dick Cheney y que ha resultado ser la primera trasnacional favorecida con el vellocino de oro negro en la antigua Mesopotamia. Las guerras de Afganistán e Irak representan en cierta forma las "guerras de Halliburton"', donde Estados Unidos ha perdido su alma; mucho más que en Vietnam donde el lucro no formaba aún la parte esencial del operativo bélico. Halliburton repite lo que sabe hacer o, quizá para lo que fue creada entre otras cosas. Ya en la década de los 90 su vilipendiada subsidiaria Kellog, Brown & Root (KBR) había iniciado sus experimentos privatizadores en Somalia, Haití, Ruanda y los Balcanes -como componente privado de la guerra estatal que libra Estados Unidos (EU) en todos los puntos cardinales del planeta-. En la actualidad KBR, con sus mercenarios alquilados, coparticipa en los operativos bélicos estatales de EU en Afganistán, Irak, Yibuti, Uzbekistán, Jordania, Kuwait, Turquía y Georgia. Los guerreros de las corporaciones: el ascenso de la industria militar prívatizada es una tesis doctoral de Peter Singer, de la Brookings Institution, un centro de pensamiento estadunidense que ha sabido conservar el espíritu critico en medio de la orwelliana Acta Patriótica y del jingoísmo en el que sucumbieron las otrora grandes universidades contaminadas por las ganancias y el belicismo. En la década pasada se hablaba profusamente de los "mercenarios de las corporaciones", cuyo papel deleznable se ha incrementado en fechas recientes y que durante la fase de auge de la perniciosa globalización, que tendió a pri vatizar hasta el aire respirable, dio lugar al campo emergente de las compañías militares privadas (PMC, por sus siglas en inglés). Se calcula que existen entre 10 mil y 20 mil contratistas privados, unos verdaderos chacales, que trabajan solamente para la Secretaría de Defensa y el Departamento de Estado -nótese la imprecisión de cinco dígitos y la ausencia de una estadística confiable en referencia a un asunto de la mayor gravedad en la seguridad "nacional" a punto de convertirse en seguridad "trasnacional" en los países globalizados totalmente desbrujulados-. Peter Singer delata un nuevo mundo que se ha insinuado entre nosotros y que por mera vergüenza totalitaria no se atreve a pronunciar su nombre: un mundo dominado por las PMC a todos los niveles de las actividades humanas redituables "que se han vuelto

activas en todos los continentes, con excepción de la Antártida, que incluyen lejanos lugares apacibles así como las zonas estratégicas cruciales donde las superpotencias solían luchar por su influencia". La zona de actividad de las PMC es "borrosa". Se mueven en una zona de permisividad crepuscular donde ni los contratistas ni sus clientes desean que sea conocida su identidad fugaz -mucho menos el contenido de sus contratos. ¿No prefirió Alfred Heinz (alias "Henry") Kissinger, renunciar a la jefatura de la controvertida comisión de investigación de los atentados del 11 de septiembre (que parecía más bien un operativo de autoencubrimiento), antes que dar a conocer la identidad de los clientes de Kissinger Associates? No representa ninguna novedad el alquiler de los guerreros, el mercenarismo, pero las PMC le han dado un nuevo significado a la "deslocalización" (outsourcing), uno de los pilares del modelo de la globalización. Estos nuevos "soldados privados" de la globalización en su aplicación estadunidense son reclutados por la división paramilitar de la CÍA con misiones y funciones específicas que representan una prolongación de la actividad bélica: brindan seguridad a los diplomáticos (es el caso de la siniestra firma Dyncorp: tres empleados muertos durante un bombazo en Arabia Saudita), resguardan los yacimientos petroleros, navegan los aviones de fumigación de estupefacientes en Colombia (el caso de Northrop Grumman, que ha recibido mil 200 millones de dólares del gobierno de EU), fungen como guardaespaldas del presidente interino de Afganistán, Ahmad Karzai, entrenan a la nueva policía iraquí y a la guardia nacional Saudita, etcétera. Así como las empresas locales son absorbidas en forma darwiniana por las omnipotentes trasnacionales, las estructuras de "seguridad nacional" de los países subyugados son incorporadas al control de las PMC estadunidenses. Erase en la década de los 90 cuando una PMC sudafricana, Executive Outcomes, inclinó la batalla en favor de los gobiernos de Angola y Sierra Leona contra un antiguo aliado del eje EU-Gran Bretaña-Israel desechado por el peor postor: Joñas Savimbi. En estas fiestas de fin de año dejaremos de lado las nauseabundas hazañas casi caníbales de las tribus vencedoras, estupendamente asesoradas por las PMC anglosajonas. ¿Existe la globalización militar que cada vez privanza más su quintaesencia al grado tal de empezar a desfigurar la propia carrera castrense? ¿El ideal de las trasnacionales de EU, en particular las petroleras y las gaseras texanas (v. g. Halliburton y Grupo Carlyle) consistirá en poseer su propio ejército de mercenarios? Desde el mercenarismo exitoso en África, las PMC se han sofisticado y han pasado, en otras partes del mundo, a la segunda generación como magnas empresas trasnacionales: Computer Science Corporation adquirió DynCorp, Armour Group compró Déjense Systmes Ltd y L-3 absorbió Military Professionals Resources Inc (MPRI, por sus siglas en inglés), esta última se jacta de "tener más generales por metro cuadrado que el

activas en todos los continentes, con excepción de <strong>la</strong> Antártida, que incluyen lejanos<br />

lugares apacibles así como <strong>la</strong>s zonas estratégicas cruciales donde <strong>la</strong>s superpotencias<br />

solían luchar por su influencia". La zona de actividad de <strong>la</strong>s PMC es "borrosa". Se<br />

mueven en una zona de permisividad crepuscu<strong>la</strong>r donde ni los contratistas ni sus clientes<br />

desean que sea conocida su identidad fugaz -mucho menos el contenido de sus contratos.<br />

¿No prefirió Alfred Heinz (alias "Henry") Kissinger, renunciar a <strong>la</strong> jefatura de <strong>la</strong><br />

controvertida comisión de investigación de los atentados del 11 de septiembre (que parecía<br />

más bien un operativo de autoencubrimiento), antes que dar a conocer <strong>la</strong> identidad de<br />

los clientes de Kissinger Associates? No representa ninguna novedad el alquiler de los<br />

guerreros, el mercenarismo, pero <strong>la</strong>s PMC le han dado un nuevo significado a <strong>la</strong><br />

"deslocalización" (outsourcing), uno de los pi<strong>la</strong>res del modelo de <strong>la</strong> globalización. Estos<br />

nuevos "soldados privados" de <strong>la</strong> globalización en su aplicación estadunidense son<br />

reclutados por <strong>la</strong> división paramilitar de <strong>la</strong> CÍA con misiones y funciones específicas que<br />

representan una prolongación de <strong>la</strong> actividad bélica: brindan seguridad a los diplomáticos<br />

(es el caso de <strong>la</strong> siniestra firma Dyncorp: tres empleados muertos durante un bombazo<br />

en Arabia Saudita), resguardan los yacimientos petroleros, navegan los aviones de<br />

fumigación de estupefacientes en Colombia (el caso de Northrop Grumman, que ha<br />

recibido mil 200 millones de dó<strong>la</strong>res del gobierno de EU), fungen como guardaespaldas<br />

del presidente interino de Afganistán, Ahmad Karzai, entrenan a <strong>la</strong> nueva policía iraquí y<br />

a <strong>la</strong> guardia nacional Saudita, etcétera.<br />

Así como <strong>la</strong>s empresas locales son absorbidas en forma darwiniana por <strong>la</strong>s<br />

omnipotentes trasnacionales, <strong>la</strong>s estructuras de "seguridad nacional" de los países<br />

subyugados son incorporadas al control de <strong>la</strong>s PMC estadunidenses. Erase en <strong>la</strong> década<br />

de los 90 cuando una PMC sudafricana, Executive Outcomes, inclinó <strong>la</strong> batal<strong>la</strong> en favor<br />

de los gobiernos de Ango<strong>la</strong> y Sierra Leona contra un antiguo aliado del eje EU-Gran<br />

Bretaña-Israel desechado por el peor postor: Joñas Savimbi. En estas fiestas de fin de<br />

año dejaremos de <strong>la</strong>do <strong>la</strong>s nauseabundas hazañas casi caníbales de <strong>la</strong>s tribus vencedoras,<br />

estupendamente asesoradas por <strong>la</strong>s PMC anglosajonas.<br />

¿Existe <strong>la</strong> globalización militar que cada vez privanza más su quintaesencia al<br />

grado tal de empezar a desfigurar <strong>la</strong> propia carrera castrense? ¿El ideal de <strong>la</strong>s<br />

trasnacionales de EU, en particu<strong>la</strong>r <strong>la</strong>s petroleras y <strong>la</strong>s gaseras texanas (v. g. Halliburton<br />

y Grupo Carlyle) consistirá en poseer su propio ejército de mercenarios? Desde el<br />

mercenarismo exitoso en África, <strong>la</strong>s PMC se han sofisticado y han pasado, en otras<br />

partes del mundo, a <strong>la</strong> segunda generación como magnas empresas trasnacionales:<br />

Computer Science Corporation adquirió DynCorp, Armour Group compró Déjense<br />

Systmes Ltd y L-3 absorbió Military Professionals Resources Inc (MPRI, por sus<br />

sig<strong>la</strong>s en inglés), esta última se jacta de "tener más generales por metro cuadrado que el

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