Irak-bush-bajo-la-lupa

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22.03.2013 Views

Por lo pronto, dos hipótesis energéticas de Bajo la Lupa se han asentado: el precio del petróleo se elevó, y la invasión a Irak marcó el shifting (el "desplazamiento") del petróleo al gas. El centro de pensamiento geoestratégico belga De Defensa resume espléndidamente la batalla por Kirkuk: 'Turquía, Siria, Irak y los Kurdos: El Amateurismo de EU Frente al "Medio-Oriente Complicado" (6.1.04): "la situación en Irak y en su alrededor evoluciona, lo cual implica su estructura interna, a los kurdos y a Siria. Es un género de 'gran juego' con el asunto primordial de la orientación fundamental de Turquía, miembro de la OTAN y durante décadas aliada fundamental de EU". Luego de destacar la animadversión de Irán a la independencia kurda porque en un "Irak federado" Teherán conservaría la mayoría, resalta la hostilidad sin tapujos de los militares de Turquía que pudieran operar un espectacular reversión de alianzas con Siria y los países árabes abandonando a EU y a Israel. La reciente visita del juvenil presidente sirio Bashar Assad a Turquía es considerada por Damasco como "un vuelco geoestratégico histórico". A reserva de regresar sobre Siria que es sumamente vulnerable (ya Donald Rumsfeld la amenazó que la va a desalojar del Valle estratégico de la Bekaa en el Líbano ocupado), lo real es que para Siria y Turquía la situación en Irak simboliza su "mayor preocupación"; la "preservación de la integridad territorial de Irak" constituye un "tema sustancial" para ambos. ¡ Cómo no! Si ambos corren el riesgo de ser balcanizados por "efecto dominó" - en cuyo caso los kurdos se quedarían con las fuentes de los ríos Eufrates y Tigris que serían el nuevo aprovisionamiento hidráulico de Israel donde el agua representa uno de sus dos talones de Aquiles (el otro es la galopante demografía palestina)-. Después de fustigar el "amateurismo" de la Casa Blanca en el Medio-Oriente, De Defensa cita a "análisis serios europeos" quienes discriminan entre la obsesión de los neoconservadores en transformar el mapa medio-oriental, y la "política errática" de la Casa Blanca de corte electoralista que ignora la complejidad regional donde se puede empantanar aún más con "perspectivas de serios reveses". El veterano analista británico Patrick Seale, confidente del nepotismo dinástico del totalitarismo sirio de la familia Assad de la minoría esotérica del Islam, los alawitas (7% de su población a mayoría sunnita), captura con propiedad el "considerable significado geoestratégico" de la visita del presidente sirio a Turquía, con la bendición de la teocracia china de Irán, sin perder de vista que Turquía es todavía aliado militar estratégico de Israel. {GulfNews, 9.1.04). Más allá de las filias y fobias, Siria y, más que nadie, Irán son exageradamente hábiles para los juegos de mil bandas y los kurdos pueden volver a ser sacrificados en el altar geopolítico por trueques multidimensionales. Nada está escrito: el "gran juego" se escenifica en las arenas movedizas del complejo desierto medio-oriental. La disolución del imperio otomano después de su derrota en la Primera Guerra Mundial, y con el aliento de la política wilsoniana de la "autodeterminación de los pueblos",

llevó al Tratado de Sévres firmado en 1920 a conceder la independencia al Kurdistán, sumado de Mosul (la provincia bajo ocupación británica). La resurrección militar de Turquía bajo Kamal Ataturk impidió la ratificación del tratado que fue sustituido por el Tratado de Lausana de 1923 donde los británicos vendieron tras bambalinas la independencia del Kurdistán a Turquía y a Irak, lo cual fue estipulado en el Tratado de Ankara de 1926. Kurdistán pereció y desapareció del mapa en solamente seis años gracias a la perfidia petrolera británica. Suena paradójico que de todos los países que absorbieron a Kurdistán, el gobierno baasista de Saddam haya sido el que más concedió autonomía a los kurdos. El legendario asentamiento asirio de Kirkuk se encuentra a 233 kms. al noreste de Bagdad, en la región montañosa del Kurdistán, y cuenta con una mayoría kurda. Sería mas apropiado describirla como una ciudad comercial y petrolera cosmopolita de medio millón de habitantes, donde cohabitan, con los kurdos, importantes minorías de árabes (tanto islámicos sunnitas como católicos caldeos) y turkomenos (de origen turco-mongol), que se encuentra conectado con dos oleoductos a Trípoli (Líbano) y a Yumurtalik (la costa turca) y mantiene uno cerrado que se conecta al puerto israelí de Haifa. Es evidente que Turquía no va a abandonar a sus filiales turkomenas. Al noroeste de Irak, Mosul, la tercera ciudad en importancia (después de Bagdad y Basora), donde existe una importante refinería, refleja, al igual de la composición de Kirkuk, su complejo mosaico etno-religioso (un "micro-Líbano"). Más que Kirkuk y Mosul, es las montañas norteñas donde se despliega la población kurda, que constituye una genuina nación pero sin territorio formal, que se traslapa primordialmente al Este de Turquía donde radica la mayoría de su población de un total de 30 millones que también controla las fuentes de los vitales ríos Tigres y Eufrates de suma relevancia en una región sedienta de agua y paz. Otros países donde existen importantes poblaciones kurdas son el oeste de Irán (que incluso tiene una provincia con el nombre persa de Kordestán), el noreste de Siria y hasta la cristiana ortodoxa Armenia. No se necesita ser genio ni "catastrofísta" para vislumbrar que las recientes conflagraciones multiétnicas en Kirkuk son susceptibles de desencadenar "limpiezas étnicas" de los católicos caldeos, los sunnitas árabes y los turkomenos, sino que además involucrarían en una guerra regional a Turquía, Irán y Siria (y de paso a Israel) y, en un descuido, hasta los "grandes" de Eurasia. Kirkuk es asunto muy delicado que por sus ramificaciones energéticas, demográficas y geopolíticas puede desembocar en una tercera guerra mundial. ¿Es real la amenaza de la balcanización medio-oriental por los neoconservadores straussianos aliados a la dupla Sharon-Netanyahu, o bien la Casa Blanca simplemente juega al bluff para asustar a neófitos e ingenuos? (La Jornada; Bajo La Lupa: 11.01.2004)

llevó al Tratado de Sévres firmado en 1920 a conceder <strong>la</strong> independencia al Kurdistán,<br />

sumado de Mosul (<strong>la</strong> provincia <strong>bajo</strong> ocupación británica). La resurrección militar de<br />

Turquía <strong>bajo</strong> Kamal Ataturk impidió <strong>la</strong> ratificación del tratado que fue sustituido por el<br />

Tratado de Lausana de 1923 donde los británicos vendieron tras bambalinas <strong>la</strong><br />

independencia del Kurdistán a Turquía y a <strong>Irak</strong>, lo cual fue estipu<strong>la</strong>do en el Tratado de<br />

Ankara de 1926. Kurdistán pereció y desapareció del mapa en so<strong>la</strong>mente seis años<br />

gracias a <strong>la</strong> perfidia petrolera británica. Suena paradójico que de todos los países que<br />

absorbieron a Kurdistán, el gobierno baasista de Saddam haya sido el que más concedió<br />

autonomía a los kurdos.<br />

El legendario asentamiento asirio de Kirkuk se encuentra a 233 kms. al noreste<br />

de Bagdad, en <strong>la</strong> región montañosa del Kurdistán, y cuenta con una mayoría kurda. Sería<br />

mas apropiado describir<strong>la</strong> como una ciudad comercial y petrolera cosmopolita de medio<br />

millón de habitantes, donde cohabitan, con los kurdos, importantes minorías de árabes<br />

(tanto islámicos sunnitas como católicos caldeos) y turkomenos (de origen turco-mongol),<br />

que se encuentra conectado con dos oleoductos a Trípoli (Líbano) y a Yumurtalik (<strong>la</strong><br />

costa turca) y mantiene uno cerrado que se conecta al puerto israelí de Haifa. Es evidente<br />

que Turquía no va a abandonar a sus filiales turkomenas. Al noroeste de <strong>Irak</strong>, Mosul, <strong>la</strong><br />

tercera ciudad en importancia (después de Bagdad y Basora), donde existe una importante<br />

refinería, refleja, al igual de <strong>la</strong> composición de Kirkuk, su complejo mosaico etno-religioso<br />

(un "micro-Líbano"). Más que Kirkuk y Mosul, es <strong>la</strong>s montañas norteñas donde se<br />

despliega <strong>la</strong> pob<strong>la</strong>ción kurda, que constituye una genuina nación pero sin territorio formal,<br />

que se tras<strong>la</strong>pa primordialmente al Este de Turquía donde radica <strong>la</strong> mayoría de su pob<strong>la</strong>ción<br />

de un total de 30 millones que también contro<strong>la</strong> <strong>la</strong>s fuentes de los vitales ríos Tigres y<br />

Eufrates de suma relevancia en una región sedienta de agua y paz. Otros países donde<br />

existen importantes pob<strong>la</strong>ciones kurdas son el oeste de Irán (que incluso tiene una provincia<br />

con el nombre persa de Kordestán), el noreste de Siria y hasta <strong>la</strong> cristiana ortodoxa<br />

Armenia. No se necesita ser genio ni "catastrofísta" para vislumbrar que <strong>la</strong>s recientes<br />

conf<strong>la</strong>graciones multiétnicas en Kirkuk son susceptibles de desencadenar "limpiezas<br />

étnicas" de los católicos caldeos, los sunnitas árabes y los turkomenos, sino que además<br />

involucrarían en una guerra regional a Turquía, Irán y Siria (y de paso a Israel) y, en un<br />

descuido, hasta los "grandes" de Eurasia. Kirkuk es asunto muy delicado que por sus<br />

ramificaciones energéticas, demográficas y geopolíticas puede desembocar en una tercera<br />

guerra mundial. ¿Es real <strong>la</strong> amenaza de <strong>la</strong> balcanización medio-oriental por los<br />

neoconservadores straussianos aliados a <strong>la</strong> dup<strong>la</strong> Sharon-Netanyahu, o bien <strong>la</strong> Casa<br />

B<strong>la</strong>nca simplemente juega al bluff para asustar a neófitos e ingenuos?<br />

(La Jornada; Bajo La Lupa: 11.01.2004)

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