arcopy

arcopy arcopy

20.03.2013 Views

PRÓLOGO | Si bien en este sentido parece haber un consenso o al menos una clara estrategia del Estado respecto a su deber activo como promotor de un marco educacional gratuito y de acceso al conocimiento a modo de garantizar derechos no sólo sociales, sino también políticos, sorprende por otro lado la restrictividad legal en torno al derecho de autor como marco legal básico para el conocimiento en un contexto de una sociedad no sólo cada vez más diversificada, capacitada y dispuesta a comunicar e intercambiar conocimiento por nuevas tecnologías, sino también con eso a participar activamente en la formación de su cultura como país. Los casos más sonados son el del profesor Horacio Potel (véase el artículo “Las miserias contra la filosofía”) y el de las bibliotecas públicas o universitarias, (véase introducción y el artículo “Las amenazas a la misión de las Bibliotecas”), pero no se limita a estos: abarca la creación y producción de música, arte audiovisual y cinematográfico y mucho más. Justamente en lo que se refiere a música, arte audiovisual y cinematográfico, a primera vista podría parecer convincente el argumento de que un derecho de autor más restrictivo protege y fomenta una creatividad autóctona contra la importación invasiva de productos masivos y culturalmente alienados -podría parecer convincente y también coherente con una estrategia que apoya el desarrollo de actividades culturales no sólo como un factor económico-industrial sino como parte de una identidad propia recuperada, reafirmada y no obstante posibilitando su permanente evolución. Pero las estrictas normas argentinas actuales, aumentando y extendiendo temporalmente los derechos sobre las obras evitando así que caigan dentro del dominio público después de un plazo razonable, sobre todo benefician a las grandes empresas, en muchos casos internacionales, y entorpecen o impiden junto a una creciente fiscalización justamente la circulación de muchas de las grandes obras paradigmáticas de la cultura argentina -además con un impacto social no deseado en el todavía difícil contexto socioeconómico de la Argentina actual: los que no disponen de medios para comprar, simplemente no acceden (véase el artículo “La privatización del dominio público” de Beatriz Busaniche). Si bien no se trata de propiciar una mentalidad de consumismo gratuito, sobre todo en lo que se refiere al uso de materiales y obras de carácter más bien de entretenimiento, y en el amplio campo de la creación artística tampoco de privar a los creadores de un legítimo derecho a subsistir de sus obras, estos efectos descritos son diametralmente opuestos a la intención de facilitar el conocimiento como herramienta democratizadora en todos los sentidos. Aunque este sea el caso particular argentino, también en otras regiones del mundo se ven afectadas las posibilidades de todos los ciudadanos de acceder, dentro de sus muy distintas capacidades económicas, al conocimiento no sólo como una herramienta para su desarrollo socioeconómico, sino también como el fundamento de su participación activa como ciudadanos y de su identidad cultural. La globalmente creciente privatización del conocimiento, también en las llamadas sociedades desarrolladas, cada vez más segregadas socialmente, pues requiere de un debate abierto sobre todas sus dimensiones y todas sus implicaciones para la constitución democrática de las 23

24 | ARGENTINA COPYLEFT sociedades, y muy probablemente de una reflexión más profunda desde la sociedad civil y el Estado sobre los límites necesarios. Argentina, en el contexto regional y a pesar de la crisis, sigue siendo uno de los países con mayores y mejores índices de formación y conocimiento en todos los niveles, lo que es una precondición crucial para la implementación de una estrategia nacional que apuntaría a superar la dependencia de sectores primarios –y devastadores medioambiental y socialmente- como la agroindustria y minería y quisiera aterrizar finalmente en la sociedad del conocimiento del siglo XXI con una base económica-industrial, social y política diversificada y adaptada a los desafíos de la globalización y del cambio climático. No obstante, hoy en día el conocimiento no es producto solamente de un sistema educativo público adecuado y adaptado, sino mucho más el resultado de un intercambio y una interactuación continua y horizontal del saber entre diversos agentes y actores como expresión propia de un proceso de democratización. Por eso, una estrategia pública o estatal debería de tener en cuenta estas nuevas dinámicas y herramientas y no impedirlas o entorpecerlas, sino buscar un nuevo equilibrio entre los distintos derechos en disputa desde una perspectiva orientada a fortalecer las oportunidades democráticas -la buena noticia es que al parecer en un círculo creciente de actores de la sociedad civil y del espectro político argentino hay una mayor concientización sobre estas necesidades. Con ocasión de la presencia especial de la Argentina en la feria del libro 2010 de la ciudad alemana de Francfurt, la presente publicación, un proyecto editorial conjunto de la Fundación Vía Libre y la Fundación Heinrich Böll Cono Sur, apunta a ofrecer –a modo de insumo para el debate- un acercamiento a esta relación al menos compleja, sino complicada, entre una práctica legal de derechos de autor sumamente restrictiva y el acceso al conocimiento y a las herramientas educativas como elemento fundamental para el desarrollo y el fortalecimiento de una democracia más participativa y socialmente incluyente. Agradecemos a la Fundación Vía Libre, y especialmente a Beatriz Busaniche, el excelente e intenso trabajo editorial y organizativo, y sobre todo –no es cosa menor- la afinidad de ideas y visiones. * Michael Alvarez Kalverkamp Director de la Oficina Cono Sur Fundación Heinrich Böll

24<br />

| ARGENTINA COPYLEFT<br />

sociedades, y muy probablemente de una reflexión más profunda desde<br />

la sociedad civil y el Estado sobre los límites necesarios.<br />

Argentina, en el contexto regional y a pesar de la crisis, sigue siendo<br />

uno de los países con mayores y mejores índices de formación y conocimiento<br />

en todos los niveles, lo que es una precondición crucial para<br />

la implementación de una estrategia nacional que apuntaría a superar<br />

la dependencia de sectores primarios –y devastadores medioambiental<br />

y socialmente- como la agroindustria y minería y quisiera aterrizar finalmente<br />

en la sociedad del conocimiento del siglo XXI con una base<br />

económica-industrial, social y política diversificada y adaptada a los desafíos<br />

de la globalización y del cambio climático. No obstante, hoy en día<br />

el conocimiento no es producto solamente de un sistema educativo público<br />

adecuado y adaptado, sino mucho más el resultado de un intercambio<br />

y una interactuación continua y horizontal del saber entre<br />

diversos agentes y actores como expresión propia de un proceso de democratización.<br />

Por eso, una estrategia pública o estatal debería de tener<br />

en cuenta estas nuevas dinámicas y herramientas y no impedirlas o entorpecerlas,<br />

sino buscar un nuevo equilibrio entre los distintos derechos<br />

en disputa desde una perspectiva orientada a fortalecer las oportunidades<br />

democráticas -la buena noticia es que al parecer en un círculo creciente<br />

de actores de la sociedad civil y del espectro político argentino<br />

hay una mayor concientización sobre estas necesidades.<br />

Con ocasión de la presencia especial de la Argentina en la feria del<br />

libro 2010 de la ciudad alemana de Francfurt, la presente publicación,<br />

un proyecto editorial conjunto de la Fundación Vía Libre y la Fundación<br />

Heinrich Böll Cono Sur, apunta a ofrecer –a modo de insumo para el debate-<br />

un acercamiento a esta relación al menos compleja, sino complicada,<br />

entre una práctica legal de derechos de autor sumamente restrictiva<br />

y el acceso al conocimiento y a las herramientas educativas como elemento<br />

fundamental para el desarrollo y el fortalecimiento de una democracia<br />

más participativa y socialmente incluyente.<br />

Agradecemos a la Fundación Vía Libre, y especialmente a Beatriz<br />

Busaniche, el excelente e intenso trabajo editorial y organizativo, y sobre<br />

todo –no es cosa menor- la afinidad de ideas y visiones.<br />

* Michael Alvarez Kalverkamp<br />

Director de la Oficina Cono Sur<br />

Fundación Heinrich Böll

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!