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Prólogo<br />
Michael Alvarez Kalverkamp*<br />
Casi ya un lugar común, el 2001 - como punto culminante de<br />
un proceso continuo de deterioro socioeconómico y de la gobernabilidad<br />
democrática desde al menos principios de los 70- significó<br />
no sólo un derrumbe político y socioeconómico sin<br />
precedentes en la complicada y dolorosa historia reciente de<br />
Argentina, sino también una reorientación del sistema de coordenadas<br />
político-sociales de la mayoría de sus ciudadanos. Mientras<br />
que la década de recuperación de la democracia en los 80, consiguió<br />
establecer al menos una práctica democrática formal (como<br />
la celebración regular de elecciones, el cambio de gobierno y un<br />
funcionamiento de los distintos poderes del Estado) como un hito<br />
irrevocable y claramente consensuado, las políticas de Estado en<br />
los noventa con su orientación privatizadora y desestatizante<br />
ahondaron la profunda segregación social y exclusión de una<br />
gran mayoría de la ciudadanía. Por lo general, es poco conocido<br />
en Europa hasta dónde llegó el afán de privatizar, reducir y hasta<br />
desprestigiar no sólo al Estado y sus instituciones como un instrumento<br />
democráticamente legitimado de construcción societal y<br />
desarrollo sociopolítico, sino el concepto de “lo público” en un<br />
termino más general, desde el remate de todos los activos del<br />
Estado y la desarticulación de políticas públicas como tales hasta<br />
el casi estratégico descuido de los sistemas de educación pública,<br />
de salud y previsional y una individualización caníbal.<br />
Sorprendentes (¿o no?) en consecuencia las reacciones y estrategias<br />
de los argentinos a la hora de superar la hecatombe,<br />
desde las experiencias más bien comunitarias como autoorganización<br />
y reivindicación organizada (piqueteros), trueques y empresas<br />
recuperadas en los estratos más castigados hasta la<br />
desesperada reacción de la clase media autodefinida como tal –ya<br />
no económicamente- de sumergirse en un redescubrimiento de<br />
una identidad definida ya no por artículos importados de Miami<br />
o Europa, sino por su educación, su conocimiento y sus prácticas<br />
culturales, casi olvidadas en medio de una década vertiginosa de<br />
consumismo material e intelectual superficial y frivolizado.