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| ARGENTINA COPYLEFT<br />
chay, donde estudian jóvenes y adultos excluidos del sistema formal de<br />
educación que buscan una salida laboral. La Escuela se dedica a la formación<br />
para el trabajo, la formación en oficios, y es parte del Centro de<br />
Formación Profesional 401 de Vicente López, el más grande de la provincia<br />
de Buenos Aires. Es un centro que atiende a miles de personas de<br />
zonas donde la exclusión social, educativa y económica es la norma y no<br />
la excepción. En ese marco, la escuela decidió trabajar de manera integral<br />
con software libre.<br />
“Los programas de computadora no se pueden copiar sin<br />
autorización de los autores o las empresas que los distribuyen.<br />
Sin embargo, lo que en principio es una limitación, surge<br />
como favorecedor de nuestro trabajo. Nos libera de<br />
cuestiones que no deberían ser inherentes a la formación de<br />
la ciudadanía. Es un concepto extraño el que los materiales<br />
pedagógicos no puedan ser usados libremente. Comenzó<br />
con los libros y sus prohibiciones para fotocopiar, lo que<br />
funda el criterio de “tenés plata accedés, no tenés plata para<br />
comprarlo, lo lamento mucho” y posteriormente con la<br />
entrada de la informática en todos los niveles educativos. A<br />
nadie se le ocurriría que un compás o una regla no puedan<br />
ser usados y prestados, pero naturaliza la idea de que los<br />
programas “no deben tocarse” y que pertenecen a un grupo<br />
que al estar en un estadio de superioridad, dominio y oscurantismo<br />
técnico; no puede ni debe ser accedido por la escuela”<br />
dice Javier Castrillo, coordinador de la Escuela San<br />
Cayetano y motor de la adopción de software libre en el<br />
CFP.<br />
“Nuestra intención como escuela fue, desde el principio, no<br />
aceptar esa cuestión, y sin conocer el concepto de software<br />
libre, empezamos a buscar de qué manera podíamos salir<br />
del circuito “monopolio - escuela pública - cadenas - ilegalidad”.<br />
Como respuesta a la inquietud, encontramos el software<br />
libre, que además venía con estabilidad, seguridad,<br />
conocimiento construido en comunidad, ideales, altísimo nivel<br />
técnico; es decir con un valor agregado que superó<br />
nuestra búsqueda inicial. Inmediatamente pusimos la proa<br />
hacia ese objetivo, y remamos incansablemente para acercarnos<br />
a él. Toda la cuestión comunitaria, de colaboración,<br />
de solidaridad, de investigación y construcción le daban un<br />
marco perfecto a nuestra condición de escuela pública. No<br />
dudamos y tratamos de integrar esa filosofía en nuestro<br />
proyecto institucional. Entonces ya no nos importan las<br />
prohibiciones de las corporaciones, usamos software libre,<br />
lo compartimos, lo creamos y lo modificamos. Cada uno<br />
comparte sus trabajos, sus saberes y sus logros. También<br />
socializa sus dudas y problemas, y entre todos construimos<br />
la formación. ¡En nuestra escuela está bien visto el copiarse!<br />
Y está muy bien visto socializar lo que se sabe y ayudar<br />
al prójimo” enfatiza Castrillo.