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I72 COMPENDIO La guerra contra los Venecianos les pa­ recía á los Milaneses indispensable para la seguridad de su comercio; y persuadidos á que ya se cansaba Felipe con las victorias de Carmañolo, le ofrecieron dinero para conti­ nuarla ; pero tomó el dinero, é hizo la paz sin atender á los intereses de sus vasallos; y en­ tonces pensó en vengarse de Carmañolo. Ha­ bía tenido este la desgracia de perder una batalla; y Felipe insinuó á los Venecianos que su General se habia dexado vencer por traycion. Se sirvió de pruebas falsas, que con su dinero, repartido con profusión en el Sena­ do, hizo pasar por buenas. Consistían las prue­ bas en ofertas graciosas que habia hecho él á Carmañolo para llamarle á su corte; y sien­ do así que nunca habia respondido afirmati­ vamente , y tal vez se le habian hecho para preparar la calumnia, condenaron al infeliz General sin citarle á juicio : de modo que ignorando su sentencia de muerte vivía fami­ liarmente como antes con el Dux y los Se­ nadores, que ya le habian condenado. Duró esta seguridad muchos meses; pero quando menos lo pensaba le sacaron de su casa, y le leyeron rápidamente las informaciones y pie­ zas que se suponían ser pruebas; y por mas

Í>E LA HISTORIA UNIVERSAL. I73 que reclamó y negó en el tormento, confir­ maron la condenación, y executáron la sen­ tencia. Este triunfo fue tan ignominioso para Felipe como para el sobornado tribunal, su cómplice. Fue Felipe afortunado en Generales, y tuvo á su sueldo los xefes mas hábiles de aque­ llas tropas de aventureros, que andaban enton­ ces por la Italia vendiéndose á los que me­ jor pagaban : tales fueron Braccio, Piccinino, y sobre todo Esforcia, cuyo nombre ha lle­ gado á ser ilustse en los fastos de Milán. Mientras le ganaban estos las victorias, se en­ tregaba él al regalo, retirado á lo interior de su palacio, separado de su corte, y encerrado con los objetos de su libertinage y torpeza, que algunos historiadores dicen haber sido da infame naturaleza. El cuidado de los negocios estaba abandonado á gentes sin estimación; y no obstante , fuese por el favor de las circuns­ tancias, ó porque los Milaneses habian perdi­ do el vigor, vivió tranquilo, y sin grandes alborotos. Sus mas constantes enemigos fueron los Venecianos. Por culpa de Felipe pasó á ser­ virlos su General Carmañolo , y á costa su­ ya los vio reforzados con el valer de Esfor-

I72 COMPENDIO<br />

La guerra contra los Venecianos les pa­<br />

recía á los Milaneses indispensable para la<br />

seguridad de su comercio; y persuadidos á<br />

que ya se cansaba Felipe con las victorias de<br />

Carmañolo, le ofrecieron dinero para conti­<br />

nuarla ; pero tomó el dinero, é hizo la paz sin<br />

atender á los intereses de sus vasallos; y en­<br />

tonces pensó en vengarse de Carmañolo. Ha­<br />

bía tenido este la desgracia de perder una<br />

batalla; y Felipe insinuó á los Venecianos<br />

que su General se habia dexado vencer por<br />

traycion. Se sirvió de pruebas falsas, que con<br />

su dinero, repartido con profusión en el Sena­<br />

do, hizo pasar por buenas. Consistían las prue­<br />

bas en ofertas graciosas que habia hecho él á<br />

Carmañolo para llamarle á su corte; y sien­<br />

do así que nunca habia respondido afirmati­<br />

vamente , y tal vez se le habian hecho para<br />

preparar la calumnia, condenaron al infeliz<br />

General sin citarle á juicio : de modo que<br />

ignorando su sentencia de muerte vivía fami­<br />

liarmente como antes con el Dux y los Se­<br />

nadores, que ya le habian condenado. Duró<br />

esta seguridad muchos meses; pero quando<br />

menos lo pensaba le sacaron de su casa, y<br />

le leyeron rápidamente las informaciones y pie­<br />

zas que se suponían ser pruebas; y por mas

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