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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Nos reconoceremos u<strong>nos</strong> a otros, 25 de diciembre<br />

Entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12.<br />

Conoceremos a nuestros amigos, como los discípulos conocieron a Jesús.<br />

Pueden haber estado deformados, enfermos o desfigurados en esta vida mortal,<br />

y levantarse con perfecta salud y simetría; sin embargo, en el cuerpo glorificado<br />

su identidad será perfectamente conservada. Entonces conoceremos así como<br />

somos conocidos. En la luz radiante que resplandecerá del rostro de Jesús,<br />

reconoceremos los rasgos de aquellos a quienes amamos.<br />

Los redimidos se encontrarán y reconocerán a las personas por ellos conducidos<br />

al Salvador. ¡Qué bienaventurada plática sostendrán con esos seres! “Yo<br />

era pecador—dirá uno—; sin <strong>Dios</strong> y sin esperanza en el mundo; tú te acercaste<br />

a mí y me diste a conocer al precioso Salvador como mi única esperanza”...<br />

Otros dirán: “Yo era un pagano que vivía en un país pagano también. Y tú<br />

dejaste a tus amigos y tu cómodo hogar para ir a enseñarme cómo descubrir a<br />

Jesús y creer en él como el único <strong>Dios</strong> verdadero. Yo derribé todos mis ídolos y<br />

adoré a <strong>Dios</strong>, y ahora lo veo cara a cara. Estoy salvado para siempre, y podré<br />

contemplar eternamente al que amo”...<br />

Algu<strong>nos</strong> expresarán su gratitud hacia los que alimentaron a los hambrientos y<br />

cubrieron al desnudo. “Cuando la desesperación cegó mi alma con incredulidad,<br />

el Señor te envió a mí—dirán—, para que hablaras palabras de esperanza y<br />

consuelo. Me trajiste alimento para suplir mis necesidades físicas, y me abriste<br />

la Palabra de <strong>Dios</strong>, haciéndome comprender mis necesidades espirituales...<br />

En medio de mi ignorancia me enseñaste pacientemente que tenía un Padre<br />

celestial que velaba por mí. Me leíste las preciosas promesas de la Palabra de<br />

<strong>Dios</strong>. Me inspiraste confianza en el hecho de que Cristo me salvaría. Mi corazón<br />

se suavizó y ablandó hasta quebrantarse, al contemplar el sacrificio que Jesús<br />

había hecho por mí... Y aquí me tienes, salvado eternamente para vivir siempre<br />

en su presencia y alabar al que entregó su vida por mí”.<br />

¡Qué regocijo sentirán esos redimidos al encontrarse y saludar a los que se<br />

preocuparon por su salvación!... ¡Cuánto gozo y satisfacción sentirán palpitar en<br />

su corazón aquellos que han vivido, no para complacerse a sí mismos, sino para<br />

ser una bendición para los desafortunados que tienen tan pocas bendiciones! *<br />

* Año bíblico: Apocalipsis 8-9.<br />

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