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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Jeremías, el portavoz de <strong>Dios</strong>, 21 de julio<br />

Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. Lamentaciones 3:26.<br />

Entre los que habían esperado que se produjese un despertar espiritual<br />

permanente como resultado de la reforma realizada bajo la dirección de Josías,<br />

se contaba Jeremías, llamado por <strong>Dios</strong> al cargo profético mientras era todavía<br />

joven...<br />

En el joven Jeremías, <strong>Dios</strong> veía a alguien que sería fiel a su cometido, y que<br />

se destacaría en favor de lo recto contra gran oposición... El Señor ordenó a<br />

su mensajero escogido: “No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe<br />

irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo<br />

estoy para librarte”. Jeremías 1:7-8.<br />

Durante cuarenta años iba a destacarse Jeremías delante de la nación como<br />

testigo por la verdad y la justicia. En un tiempo de apostasía sin igual, iba a<br />

representar en su vida y carácter el culto del único <strong>Dios</strong> verdadero. Durante los<br />

terribles sitios que iba a sufrir Jerusalén, sería el portavoz de Jehová.<br />

Siendo de naturaleza tímida y sosegada, Jeremías anhelaba la paz y la tranquilidad<br />

de una vida retraída, en la cual no necesitase presenciar la continua<br />

impenitencia de su amada nación. Su corazón quedaba desgarrado por la angustia<br />

que le ocasionaba la ruina producida por el pecado...<br />

Lo experimentado por Jeremías durante su juventud y también durante los<br />

años ulteriores de su ministerio, le enseñó la lección de que “el hombre no<br />

es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus pasos”.<br />

Aprendió a orar así: “Castígame, oh Jehová, mas con juicio; no con tu furor,<br />

para que no me aniquiles”. Jeremías 10:23-24.<br />

Cuando fue llamado a beber la copa de la tribulación y la tristeza, y cuando<br />

en sus sufrimientos se sentía tentado a decir: “Perecieron mis fuerzas, y mi esperanza<br />

en Jehová”, recordaba las providencias de <strong>Dios</strong> en su favor, y exclamaba<br />

triunfantemente: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos,<br />

porque nunca decayeron sus misericordias... Mi porción es Jehová, dijo mi<br />

alma; por tanto, en él esperaré”. Lamentaciones 3:18, 22-24. *<br />

* Año bíblico: Cantares 1-4.<br />

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