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Dios nos Cuida (1991) - Ellen G. White Writings

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Nuestro intercesor personal, 8 de junio<br />

¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que<br />

también resucitó, el que además está a la diestra de <strong>Dios</strong>, el que también<br />

intercede por <strong>nos</strong>otros. Roma<strong>nos</strong> 8:34.<br />

El Señor Jesús es su intercesor personal... Repita una y otra vez, muchas<br />

veces, durante el día: “Jesús murió por mí. Me vio en peligro, expuesto a<br />

la destrucción, y derramó su vida por salvarme. El no contempla sin sentir<br />

compasión al alma postrada a sus pies como un temeroso suplicante, y no dejará<br />

de alzarme”. El llegó a ser el Abogado del hombre. Ha levantado a los que creen<br />

en él y ha puesto un tesoro de bendiciones a su disposición. Los hombres no<br />

pueden conceder una sola bendición a sus semejantes, no pueden quitar una sola<br />

mancha de pecado. Lo único que en verdad vale son los méritos y la justicia<br />

de Cristo, pero esto <strong>nos</strong> es acreditado con rica plenitud. Podemos acercar<strong>nos</strong> a<br />

<strong>Dios</strong> en cualquier momento. Al hacerlo él contesta: “Heme aquí”.<br />

Cristo mismo se proclama nuestro Intercesor. El quisiera hacer<strong>nos</strong> saber que<br />

se comprometió bondadosamente a ser nuestro Sustituto. El pone sus méritos en<br />

el incensario de oro para ofrecerlos con las oraciones de sus santos, de manera<br />

que éstas se mezclen con los fragantes méritos de Cristo y asciendan al Padre<br />

en la nube de incienso.<br />

El Padre oye cada oración de sus hijos contritos. La voz de súplica de la<br />

tierra se une con la voz de nuestro Intercesor que implora en el cielo, cuya voz el<br />

Padre siempre oye. Asciendan, pues, continuamente a <strong>Dios</strong> nuestras oraciones.<br />

No suban ellas en el nombre de algún ser humano, sino en el nombre de Aquel<br />

que es nuestro Sustituto y Garantía. Cristo <strong>nos</strong> ha dado su nombre para que lo<br />

usemos. El dice: “Pedid en mi nombre”...<br />

Jesús lo recibe y le da la bienvenida como su amigo personal. El lo ama<br />

y ha prometido abrir para usted todos los tesoros de su gracia para que sean<br />

suyos. Le dice: “En aquel día pediréis en mi nombre..., pues... habéis creído<br />

que yo salí de <strong>Dios</strong>”. Juan 16:26-27. Virtualmente está diciendo: Haced uso de<br />

mi nombre, y esto será vuestro pasaporte al corazón de mi Padre, y a todas las<br />

riquezas de su gracia. * [169]<br />

* Año bíblico: Job 20-21.<br />

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