Febrer 2008 - Jesús

EMD
Joan Panisello, el artista
de los cinco elementos
La ciudad de Valencia
se rinde ante la magia de un jesusenc
Han pasado pocos días de la brillante
inauguración en la ciudad de Valencia,
de la exposición: “Joan Panisello (obra
1975-2006)”, celebrada en el más singular
de los escenarios que, para estos eventos,
puedan programarse en nuestro país:
el Museo Nacional de Cerámica y Artes
Suntuarias "González Martí", de la capital
levantina, que tiene su sede en el
monumental edificio del palacio Marqués
de DosAguas, y aún resuenan en
mis oídos los aplausos de un público que,
llegado de todos los rincones de la geografía
española, se habían desplazado
hasta Valencia para rendir un justo homenaje
al más sobresaliente artista ceramista
que haya dado las Tierras del Ebro:
Joan Panisello, de quien me enorgullezco
ser su biógrafo.
Fue el ppdo. jueves, 31 de enero, una
jornada para recordar siempre. A las 12:00
h estaba convocada la rueda de prensa, en
la Sala de Audiovisuales (3ª planta) del
Museo Nacional de Cerámica. Abrió la
sesión el director de la citada entidad,
perteneciente al Ministerio de Cultura,
Jaume Coll; después lo hacía Ricard
Forés, concejal de Promoción Económica
y Primer Teniente de Alcalde del Ayuntamiento
de Tortosa; luego hablé yo, en
calidad de periodista, escritor y biógrafo
del artista, y, finalmente, lo hizo Joan
Panisello.
En mi alocución, hice especial hincapié
en la fuerza de los elementos que
Panisello, mejor que nadie, como un
druida celta, o alquimista medieval, sabe
conjuntar. Su obra –cuyas realizaciones
son irrepetibles y no hay dos figuras
iguales–, demuestra en todo momento la
constante innovación de su creador, en
un ciclo formado por cinco estadios que
desarrollan una fuerza inusual y, al mismo
tiempo, su coraje que le ha llevado a
independizarse de cualquier corriente
cultural que, dentro del fascinante mundo
del arte cerámico, hayamos tenido
oportunidad de contemplar a lo largo de
la historia. En efecto, desde las figuras
asimétricas, pasando por los plafones, el
rakú, el binomio árbol-hombre y, finalmente,
las figuras que gravitan en el
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Cosmos (ovnis), todo un repertorio de
formas, volúmenes, cromatismos, la fuerza
de la naturaleza en estado puro, incluso
ilusiones ópticas, han sido trabajadas
con la mayor valentía por Panisello, para
sorprender en todo momento a propios y
extraños. Por ello, a los cuatro elementos
iniciales (agua, aire, fuego y tierra), con la
última etapa (ovnis), el artista incorporó el
quinto: la madera.
Los medios de comunicación (TV, radio
y prensa escrita) de toda la región
valenciana, igualmente la prensa catalana,
respondieron a esta cita, y no se
cansaron de hacer preguntas al artista,
quien tuvo que sacar fuerzas de flaqueza
ante el inusitado interés de los periodistas
especializados en cultura y arte que
allí se dieron cita.
Al mediodía, tuvimos oportunidad de
compartir con la dirección del Museo,
acompañados por Liliane Cuesta
Davignon, coordinadora del evento, mesa
y mantel en “el Rall”, restaurante tradicional
del casco antiguo de la ciudad de
Valencia, para disfrutar de una paella de
verdura, regada con unos vinos amparados
por el CR de la DO. Valencia, al
tiempo que conversábamos con
Panisello, Coll, Liliane y Ricard Forés,
sobre algunas de las características que
definían más notablemente al artista, y
también recordar los 25 años que hace
ahora de la primera vez que me desplacé
al pueblo de Jesús, sobre la orilla derecha
del Ebro, y a un tiro de piedra de la ciudad
de Tortosa, para descubrir su obra, entonces
inmersa dentro de la etapa de la
transición entre las figuras simétricas y
asimétricas. Precisamente, una de estas
últimas, “Serenidad” (1996), por su belleza
formal y colorista, me traía evocaciones
a la monumental cúpula de la
mezquita de Mevlana, en la ciudad de
Konya (Turquía), joya del arte seldjúcida
(s. XIII), que se convirtió en una de las
"joyas de la corona" de esta singular
exposición, como pudieron confirmar los
medios de comunicación, tras la rueda de
prensa.
A las 19:00 h fue la inauguración de la
exposición, la cual tuvo como escenario
el patio de entrada, en la planta baja, del
Museo Nacional de Cerámica. Asistieron
al acto: Pere Panisello, vicepresidente
de la Diputación de Tarragona,
Ferran Bel, alcalde de Tortosa, Joan
Caballol, concejal de Cultura del Ayuntamiento
de Tortosa, Ricard Forés, concejal
de Promoción Económica del Ayuntamiento
de Tortosa, Dolors Queralt
Moreso, concejala de Cultura del Ayuntamiento
de Jesús, Jaume Coll, el director
del Museo Nacional de Cerámica,
Joan Panisello, como protagonista del
evento, y un servidor. Más de 200 personas
abarrotaron este escenario del palacio
Marqués de Dos Aguas, joya del arte
rococó y neoclásico; sin duda el edificio
más emblemático de la ciudad de Valencia,
cuya fachada de alabastro ya forma
parte de los libros de arte de todo el
mundo.
Todos hablamos sobre la personalidad,
la creatividad, los grandes valores
humanos y artísticos de Panisello, abordados
desde diferentes ángulos. Cuando
le tocó la palabra a él, no pudo disimular
una inmensa emoción, que humedecieron
sus ojos, quien, tras citar a su esposa,
Joana Casanova Torta, se dirigió a ella
para transmitirle su agradecimiento con
un beso cortés; también tuvo palabras
para Moisés, su hijo, a punto de cumplir
los 30 años, recordándonos a todos
los allí asistentes que él no hubiese
hecho nada sin ellos, sin su apoyo y
cariño. Joana, que iba guapísima, lucía
en su pecho un collar diseñado por
Panisello, basado en los platillos volantes,
que hacían juego con los pendientes;
joyas de oro que llamaron la
atención de todos por su belleza y exclusividad.
Después de muchos minutos de aplausos,
en el mismo patio de entrada, se
procedió a tomar un vino de honor y
exquisitos aperitivos, ofrecidos por el
Museo, pasando seguidamente a la visita
de las cinco salas que la entidad había
destinado al artista. Y fue allí, en aquellos
inolvidables instantes, donde todos
los asistentes tuvieron oportunidad de
rendirse a la magia de Panisello, siguien-