24.02.2013 Views

Para conocer las sectas

Para conocer las sectas

Para conocer las sectas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

empleados en la captación, e incluso en sus objetivos<br />

y fines tan distintos de lo que en realidad<br />

pretende la religión.<br />

El problema es ciertamente complejo. Habrá<br />

que convenir en que el fenómeno religioso es mucho<br />

más amplio que el que presentan <strong>las</strong> formas y expresiones<br />

de <strong>las</strong> grandes religiones históricas. A lo<br />

largo de estas páginas tendremos ocasión de analizar<br />

expresiones nuevas de religiosidad que están en<br />

el origen de lo que los sociólogos y algunos teólogos<br />

llaman, desde hace años, Nuevos Movimientos Religiosos<br />

(NMR).<br />

r""~ En muchos de estos grupos se entremezclan, sin<br />

I duda, elementos religiosos y dimensiones que apa-<br />

1 rentemente tienen mucho más que ver con la sociología,<br />

la política, la parapsicología y la filosofía que<br />

con la religión misma, según se ha entendido clásicamente.<br />

Hay grupos sincretistas cuya c<strong>las</strong>ificación resulta<br />

extremadamente compleja. Existen también<br />

—¿cómo negarlo?— grupos sectarios que bajo ningún^<br />

aspecto podrían denominarse «religiosos». No sólo<br />

porque ellos mismos, a veces, niegan tal identidad,<br />

sino porque, desde el punto de vista psicológico,<br />

médico, legal y espiritual, están comprobadas sus<br />

dimensiones dañinas y perjudiciales a la vida misma.<br />

De ahí que nos hayamos impuesto expresamente<br />

una limitación: excluimos de nuestro interés todo<br />

el mundo de <strong>las</strong> llamadas «<strong>sectas</strong> satánicas», y<br />

del fenómeno del «ocultismo» en general.<br />

Algunos autores hablan de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> destructivas.<br />

Estas existen. No son producto de la imaginación.<br />

Bastaría recordar la tragedia del Templo del<br />

Pueblo, llevada a cabo por Jim Jones en la Guayana<br />

(noviembre, 1978), o aludir a <strong>las</strong> conclusiones del<br />

juicio contra la secta Edelweis (octubre, 1991), o<br />

rememorar <strong>las</strong> escenas ocurridas en abril de 1993,<br />

en Waco, Texas, para darse cuenta de que bajo<br />

apariencias honorables y benéficas se esconden a<br />

veces sucios manejos de locos suicidas o corruptores<br />

de menores.<br />

Esta es precisamente la dificultad del tema de<br />

nuestro libro. Es esencial saber discernir, desde una<br />

sociedad democrática y desde una Iglesia que no ha<br />

venido a condenar, aquellos grupos sectarios que<br />

I ieiK'i) el mismo derecho a su reconocimiento públi-<br />

(l l'Wf \tONIHIHI IS S/ ( I AS<br />

/ co que cualquier asociación cultural, eclesial, política<br />

o sindical, de aquellos otros que desde el impela<br />

rio de la ley han engañado a sus mismos miembros<br />

\ y a la sociedad bajo apariencias que nada tienen<br />

\ que ver con su realidad misma.<br />

Desde la década de los años 70, la sociedad espa-<br />

) ñola asiste expectante al debate sobre <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>. Un<br />

debate enrarecido, en el que han faltado perspectiva,<br />

discernimiento, diálogo sereno, rigor en el tratamiento,<br />

debate sobrado de apasionamiento y juicios<br />

globales, y en el que obviamente faltaron voces<br />

serenas y técnicas. De ese debate —en el que han<br />

participado periodistas, sociólogos, psicólogos,<br />

hombres de Iglesia, agrupaciones de padres afectados,<br />

etc.-, el español medio ha sacado, sin duda,<br />

una pobre conclusión: <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> son ma<strong>las</strong>, perjudican<br />

a la persona y deterioran a la misma sociedad.<br />

Pero una afirmación como ésta no hace justicia<br />

a muchos grupos, y perjudica obviamente el derecho<br />

que tienen todos los ciudadanos a la libertad<br />

religiosa porque confunde el todo con la parte.<br />

Las <strong>sectas</strong> no constituyen un todo monolítico.<br />

No se puede hablar de el<strong>las</strong> emitiendo un juicio<br />

único y unívoco. El mundo de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> es extremadamente<br />

variado, diverso, en el que cada grupo,<br />

como organismo vivo, evoluciona en un sentido u<br />

otro. La historia de <strong>las</strong> religiones y la historia de la<br />

misma sociología religiosa nos muestran que pequeños<br />

grupos religiosos, gérmenes en sus primeras<br />

fases, se desarrollan de modos muy diversos y en<br />

direcciones dispares, y concluyen dando a luz a<br />

fenómenos que nada tienen que ver unos con otros,<br />

aunque hayan tenido desarrollos paralelos. Encerrarlos<br />

todos en el mismo saco —permítasenos la<br />

expresión— es la postura fácil y cómoda, pero es<br />

injusta. Si nuestro intento es comprender el mundo<br />

de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong>, nuestro primer deber será discernir y<br />

distinguir. Sólo así podremos encontrar el camino<br />

de la comprensión.<br />

El libro consta de nueve capítulos. Los tres primeros,<br />

de carácter introductorio, constituyen como<br />

la base para poder construir luego un discurso<br />

coherente y serio sobre el fenómeno sectario. Se<br />

trata de aproximarse a una definición que pueda<br />

ofrecer suficiente luz. Es notoria la ambigüedad y<br />

<strong>las</strong> connotaciones peyorativas del término «secta».<br />

Por ello analizamos también otros términos —Nue-

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!