Para conocer las sectas

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III OPCIONES PASTORALES Según esto, los obispos, ante el desafío de los NGR, a la luz de la palabra de Dios, para ser fieles a nuestra identidad eclesial y a nuestro pueblo mexicano, buscamos responder a este desafío por los siguientes caminos: 1. Para diseñar una respuesta, habrá que partir siempre de la realidad mexicana, asumiendo las angustias y esperanzas de nuestro pueblo, y promoviendo una auténtica piedad popular que satisfaga su gran hambre de Dios y su ansia de espiritualidad. 2. Deberá insistir en los contenidos esenciales de nuestra fe católica, acentuando: la divinidad de Cristo; su presencia real en la eucaristía; el misterio de la Iglesia, destacando su apostolicidad; el misterio de María; el sentido cristiano del culto a las imágenes; el sentido auténtico de la Biblia dentro de la Iglesia, etc. 3. Asimismo, ha de promover la participación de todos en la tarea evangelizadora, con especial atención a los laicos, destacando la importancia de la familia y el papel de la mujer en esta tarea. Renovar la parroquia como comunidad. 4. A partir de la vocación bautismal y de la participación en el sacerdocio común, hay que impulsar a los laicos para ejercer sus diversos carismas, a fin de realizar, con toda amplitud, la misión que les corresponde. 5. Para romper el anonimato masificante, cultivar pequeñas comunidades eclesiales dentro de una pastoral integral donde todos y cada uno experimenten cercanía y fraternidad, como verdadera familia que construye el Reino de Dios. Para concluir, queremos invitar a todo el pueblo de Dios (también a los que radican en Estados Unidos), a no dejarse desalentar frente al grave problema de las divisiones. Se trata de un problema que siempre ha acompañado a la Iglesia en su lento peregrinar hacia el Padre. «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Pedro, yo soy de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo?» (1 Cor 1,11-13), amonestaba el apóstol Pablo a los corintios. Es el misterio de la deficiencia humana y el pecado. Es el rostro humano de la Iglesia. Por eso, invitamos a todos nuestros hermanos en la fe católica a seguir adelante con ánimo. Si en el pasado la Iglesia logró superar tantas dificultades, lo mismo sucederá ahora. Acordémonos de 278 PARA CONOCER LAS SECTAS la promesa de Cristo: «Yo estoy con ustedes todos los días, hasta que termine este mundo» (Mt 28,20). Exhortamos, por tanto, a todos los agentes de pastoral para que oren por la unidad y organicen iniciativas oportunas que miren a fortalecer la fe de los católicos, aclarando sus dudas, y a cuestionar a los hermanos separados con respeto y amor. Queremos enviar una palabra de aliento a los agentes de pastoral que tanto se esfuerzan por promover la fe y a tantos fieles católicos que han resistido con toda fortaleza la agresión proselitista de los NGR. Reconociendo esta respuesta generosa, los obispos mexicanos hemos buscado también, ante la situación que vivimos, la mejor manera para acompañarlos, comprometiéndonos a un mejor servicio en fidelidad a Dios y al mexicano. Invitamos igualmente a los hermanos católicos que se han alejado de la plena comunión eclesial, a que reflexionen y regresen a fin de vivir en la unidad anhelada por Cristo (Jn 17,21), y así a reconocer a un solo Dios y Padre, y juntos edificar el Reino de Dios en la verdad y la justicia, en el amor y la paz (Ef 4,5-6). Si alguna actitud nuestra les hubiera herido y alejado, les pedimos perdón, a fin de vivir en la unidad. A Santa María de Guadalupe, que presidió el origen de nuestro pueblo y es la estrella de la evangelización, encomendamos nuestros anhelos y futura tarea. 7 Comunicado de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales sobre las sectas y los Nuevos Movimientos Religiosos (NMR) Madrid, 5 diciembre 1989 I SITUACIÓN 1. Una de las características de nuestras sociedades occidentales es la aceptación del pluralismo religioso como un hecho normal de la convivencia humana. Se supe-

aron, felizmente, los viejos estilos de disputas religiosas que, mezcladas tantas veces con intereses políticos, ensangrentaron en más de una ocasión el continente europeo. El respeto de las creencias de los otros está en la base de una sana y pacífica convivencia entre las gentes y entre los pueblos. 2. Pero desde una perspectiva cristiana habrá que afirmar que el simple respeto mutuo es insuficiente. El Movimiento Ecuménico, nacido por inspiración del Espíritu Santo (UR 4), ha venido a dar un nuevo estilo a las relaciones entre cristianos de las distintas Iglesias. Es ingente la obra que la Iglesia católica, junto a otras Iglesias y comunidades cristianas, está llevando a cabo para impulsar la búsqueda de la unidad visible de las Iglesias, obedeciendo así la expresa voluntad del Señor «de ser uno... para que el mundo crea» (Jn 17,21). El Concilio Vaticano II ha impulsado entre los católicos la labor ecuménica a través de Unitatis redintegratio, decreto conciliar que acaba de cumplir veinticinco años de su promulgación. El Movimiento Ecuménico es ya un hecho irreversible; es expresión de la unidad inicial que ya existe entre todos los cristianos; y significa además un desafío a continuar en la prosecución de aquella «plenitud de la catolicidad» que tan difícil resulta expresar a la Iglesia a causa de las «divisiones de los cristianos» (UR 4). 3. Un hecho nuevo ha venido, sin embargo, a dificultar este clima ecuménico, e incluso a enturbiar la pacífica convivencia de muchos ciudadanos de nuestro país. Nos referimos al fenómeno sectario, y en particular a los así llamados «Nuevos Movimientos Religiosos» (NMR). 4. Es éste un fenómeno que no sólo afecta a la Iglesia católica en España, sino que ahora mismo está planteado a escala mundial. Prueba de la gran preocupación que despierta por doquier es la publicación casi simultánea de tres grandes documentos que aparecieron a lo largo de 1986. Nos referimos, en primer lugar, al Informe progresivo del Secretariado Romano para la Unidad de los Cristianos, titulado Sectas o Nuevos Movimientos Religiosos. Desafíos pastorales; después, al emanado de una reunión conjunta, celebrada en Amsterdam, por peritos de la Federación Luterana Mundial y del Consejo Ecuménico de las Iglesias; y por último al Comunicado Final de la Consulta de Obispos de América Latina y el Caribe, celebrada en Cuenca (Ecuador), a finales del citado 1986. Más recientemente, y entre nosotros, las IV Jornadas Interconfe- sionales de Teología y Pastoral del Ecumenismo, celebradas en enero de 1988, escogieron como uno de sus temas el análisis del fenómeno de las sectas y de los NMR. II ENJUICIAMIENTO 5. Más que un análisis exhaustivo de la identidad de estas agrupaciones sectarias, o que intentar una descripción de las causas sociológicas que expliquen el por qué del surgimiento de este fenómeno de nuestros días, ofrecemos algunas notas descriptivas que reflejan el juicio que desde tantas instancias seculares y eclesiales se ha vertido sobre el tema que nos ocupa. Y las hemos reducido a las tres más importantes, las que causan mayores dificultades y que más nos preocupan pastoralmente: a) La falta de voluntad de diálogo. Es esta la primera y básica dificultad que se encuentra al querer entablar una relación diáfana con estos grupos. Algunos de ellos utilizan un discurso engañoso, ofrecen gran agresividad ante todos los valores de la sociedad o de las Iglesias, y rechazan como inútil e ineficaz cualquier compromiso con vistas a un entendimiento y convivencia. b) El proselitismo que usa sin escrúpulos cualesquiera métodos para conseguir nuevos adeptos. Los grandes y aireados procesos que han acontecido recientemente en nuestra sociedad española contra algunos de estos grupos sectarios, así como la preocupación manifestada por el Parlamento Europeo (Informe Cottrell, 1984), nos ponen delante de unos grupos cuya única obsesión parece ser alcanzar un número cada vez mayor de adeptos. Como es obvio, nuestra preocupación no nace de la legítima y libre oferta religiosa de que goza todo individuo o grupo, y que respetamos desde el derecho a la libertad religiosa, sino de los modos y métodos que usan algunos grupos sectarios y que han sido denunciados por sociólogos, criminalistas, hombres de leyes e incluso psiquiatras. Muchas de estas «técnicas comienzan con un diálogo positivo, pero gradualmente van adquiriendo un determinado tipo de control mental con el uso de técnicas de cambio abusivo de conducta». Se ha denunciado la existencia en estas sectas de actitudes indefendibles y de variadas técnicas manipuladoras del individuo que llega a estas organizaciones buscando algo o huyendo de los vacíos que siente en nuestra PARA CONOCER LAS SECTAS 279

aron, felizmente, los viejos estilos de disputas religiosas<br />

que, mezcladas tantas veces con intereses políticos, ensangrentaron<br />

en más de una ocasión el continente europeo.<br />

El respeto de <strong>las</strong> creencias de los otros está en la base<br />

de una sana y pacífica convivencia entre <strong>las</strong> gentes y<br />

entre los pueblos.<br />

2. Pero desde una perspectiva cristiana habrá que<br />

afirmar que el simple respeto mutuo es insuficiente. El<br />

Movimiento Ecuménico, nacido por inspiración del Espíritu<br />

Santo (UR 4), ha venido a dar un nuevo estilo a <strong>las</strong><br />

relaciones entre cristianos de <strong>las</strong> distintas Iglesias.<br />

Es ingente la obra que la Iglesia católica, junto a otras<br />

Iglesias y comunidades cristianas, está llevando a cabo<br />

para impulsar la búsqueda de la unidad visible de <strong>las</strong><br />

Iglesias, obedeciendo así la expresa voluntad del Señor<br />

«de ser uno... para que el mundo crea» (Jn 17,21).<br />

El Concilio Vaticano II ha impulsado entre los católicos<br />

la labor ecuménica a través de Unitatis redintegratio,<br />

decreto conciliar que acaba de cumplir veinticinco años<br />

de su promulgación. El Movimiento Ecuménico es ya un<br />

hecho irreversible; es expresión de la unidad inicial que<br />

ya existe entre todos los cristianos; y significa además un<br />

desafío a continuar en la prosecución de aquella «plenitud<br />

de la catolicidad» que tan difícil resulta expresar a la<br />

Iglesia a causa de <strong>las</strong> «divisiones de los cristianos» (UR<br />

4).<br />

3. Un hecho nuevo ha venido, sin embargo, a dificultar<br />

este clima ecuménico, e incluso a enturbiar la pacífica<br />

convivencia de muchos ciudadanos de nuestro país. Nos<br />

referimos al fenómeno sectario, y en particular a los así<br />

llamados «Nuevos Movimientos Religiosos» (NMR).<br />

4. Es éste un fenómeno que no sólo afecta a la Iglesia<br />

católica en España, sino que ahora mismo está planteado<br />

a escala mundial. Prueba de la gran preocupación que<br />

despierta por doquier es la publicación casi simultánea<br />

de tres grandes documentos que aparecieron a lo largo de<br />

1986. Nos referimos, en primer lugar, al Informe progresivo<br />

del Secretariado Romano para la Unidad de los Cristianos,<br />

titulado Sectas o Nuevos Movimientos Religiosos.<br />

Desafíos pastorales; después, al emanado de una reunión<br />

conjunta, celebrada en Amsterdam, por peritos de la Federación<br />

Luterana Mundial y del Consejo Ecuménico de<br />

<strong>las</strong> Iglesias; y por último al Comunicado Final de la Consulta<br />

de Obispos de América Latina y el Caribe, celebrada<br />

en Cuenca (Ecuador), a finales del citado 1986. Más recientemente,<br />

y entre nosotros, <strong>las</strong> IV Jornadas Interconfe-<br />

sionales de Teología y Pastoral del Ecumenismo, celebradas<br />

en enero de 1988, escogieron como uno de sus temas<br />

el análisis del fenómeno de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y de los NMR.<br />

II<br />

ENJUICIAMIENTO<br />

5. Más que un análisis exhaustivo de la identidad de<br />

estas agrupaciones sectarias, o que intentar una descripción<br />

de <strong>las</strong> causas sociológicas que expliquen el por qué<br />

del surgimiento de este fenómeno de nuestros días, ofrecemos<br />

algunas notas descriptivas que reflejan el juicio<br />

que desde tantas instancias seculares y eclesiales se ha<br />

vertido sobre el tema que nos ocupa. Y <strong>las</strong> hemos reducido<br />

a <strong>las</strong> tres más importantes, <strong>las</strong> que causan mayores<br />

dificultades y que más nos preocupan pastoralmente:<br />

a) La falta de voluntad de diálogo. Es esta la primera y<br />

básica dificultad que se encuentra al querer entablar una<br />

relación diáfana con estos grupos. Algunos de ellos utilizan<br />

un discurso engañoso, ofrecen gran agresividad ante<br />

todos los valores de la sociedad o de <strong>las</strong> Iglesias, y rechazan<br />

como inútil e ineficaz cualquier compromiso con<br />

vistas a un entendimiento y convivencia.<br />

b) El proselitismo que usa sin escrúpulos cualesquiera<br />

métodos para conseguir nuevos adeptos. Los grandes y<br />

aireados procesos que han acontecido recientemente en<br />

nuestra sociedad española contra algunos de estos grupos<br />

sectarios, así como la preocupación manifestada por el<br />

Parlamento Europeo (Informe Cottrell, 1984), nos ponen<br />

delante de unos grupos cuya única obsesión parece ser<br />

alcanzar un número cada vez mayor de adeptos.<br />

Como es obvio, nuestra preocupación no nace de la<br />

legítima y libre oferta religiosa de que goza todo individuo<br />

o grupo, y que respetamos desde el derecho a la<br />

libertad religiosa, sino de los modos y métodos que usan<br />

algunos grupos sectarios y que han sido denunciados por<br />

sociólogos, criminalistas, hombres de leyes e incluso psiquiatras.<br />

Muchas de estas «técnicas comienzan con un diálogo<br />

positivo, pero gradualmente van adquiriendo un determinado<br />

tipo de control mental con el uso de técnicas de<br />

cambio abusivo de conducta».<br />

Se ha denunciado la existencia en estas <strong>sectas</strong> de actitudes<br />

indefendibles y de variadas técnicas manipuladoras<br />

del individuo que llega a estas organizaciones buscando<br />

algo o huyendo de los vacíos que siente en nuestra<br />

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