Para conocer las sectas
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Todo credo religioso tiende a difundirse. Proclamar<br />
la verdad recibida es condición imprescindible<br />
para la subsistencia y desarrollo de<br />
una fe religiosa. En algunos casos —quizá el cristianismo<br />
ofrece el mejor empleo—, la proclamación del<br />
mensaje entra a formar parte del mensaje mismo.<br />
Sin envío, el credo cristiano se desvirtúa. De ahí la<br />
afirmación central eclesiológica del Vaticano II: la<br />
Iglesia es misionera por esencia.<br />
Pero esta dinámica que acontece en el cristianismo<br />
y en <strong>las</strong> grandes religiones de la humanidad no<br />
es ajena al fenómeno sectario y al de los Nuevos<br />
Movimientos Religiosos. En este capítulo se abordan<br />
temas capitales para entender el notable desarrollo<br />
del sentido militante y expansivo de <strong>las</strong> ofertas<br />
sectarias, así como <strong>las</strong> polémicas suscitadas ante<br />
su rápida expansión en el Occidente.<br />
Tres apartados estructuran este capítulo:<br />
— En primer lugar se trata de presentar el fenómeno<br />
de la conversión sectaria según los análisis<br />
que diferentes autores han dedicado al tema. Es el<br />
momento de tener en cuenta la clásica distinción<br />
entre proselitismo y evangelización.<br />
— Se estudian después algunos métodos de reclutamiento<br />
usualmente empleados por ciertas <strong>sectas</strong> y<br />
NMR.<br />
— Finalmente se analizan dos temas polémicos<br />
4<br />
La actividad<br />
de <strong>las</strong> <strong>sectas</strong> y NMR<br />
en torno al sectarismo moderno: el llamado lavado<br />
de cerebro y la desprogramación.<br />
1. El fenómeno de la conversión<br />
sectaria<br />
En países de arraigada tradición religiosa, donde<br />
los «roles» están perfectamente distinguidos,<br />
ocupa lugar privilegiado la figura del sacerdote, el<br />
pastor, el rabino, el gurú... La vivencia religiosa<br />
forma parte del entramado social y adquiere, casi<br />
siempre, sentido regulador de convivencia. Y aunque<br />
la intensidad de esa experiencia de lo sagrado<br />
depende de cada individuo, el «orden establecido»<br />
da por supuesta una cierta relación entre el «especialista»<br />
de lo sagrado y la intensidad de la experiencia<br />
religiosa. El mismo orden, además, pide<br />
cierta estabilidad, y cuando ésta sufre algún tipo de<br />
alteración —trasvase confesional, negación pública<br />
de lo sagrado, conversión a religiones tenidas como<br />
extrañas, etc.—, suele juzgarse de manera muy negativa<br />
y, frecuentemente, como infidelidad y hasta<br />
traición.<br />
Incluso en <strong>las</strong> sociedades secularizadas, donde<br />
lo religioso ocupa parce<strong>las</strong> cada vez más restringidas,<br />
reduciéndose por lo común al área litúrgica de<br />
la propia tradición y a la intimidad de la persona,<br />
cualquier manifestación espiritual intensa que su-<br />
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