ìäåî - La Palabra Israelita

10 VIERNES 02 DE DICIEMBRE DE 2011
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
CyberMonday, «the chilean way»
INSERCIÓN
POR DR. JAIME NAVON
Esta semana la cámara de comercio
anunciaba con bombos y platillos el primer
«CyberMonday» chileno, una idea
sacada del que existe en Estados Unidos
hace años donde por 24 horas hay grandes
ofertas para compras en línea. Antes
de que se inicie, lo comenté con mis
alumnos y les manifesté que lo más probable
es que en los primeros minutos del
evento se produzca una saturación total
y que la mayoría de las ofertas serían más
bien «reguleques». La verdad es que me
quedé corto. Muy corto.
El CyberMonday chileno, a estas alturas
llamado también CyberFail,
CyberFiasco, etc., fue un tremendo fracaso.
Los sitios Web de los participantes,
todos grandes retailers, que se consideran
de categoría mundial se murieron
a las 0:00 horas y muchos estuvieron
caídos o funcionando muy mal la
mayor parte del día lunes. Vergonzoso.
Pero más vergonzoso aun es que
cuando alguien lograba acceder a uno
de estos sitios encontraba que las ofer-
tas estaban
muy lejos de las espectativas.
Cencosud y Falabella creyeron que era
otra gran oportunidad de empujar sus
tarjetas y la gran mayoría de las ofertas
requería pagar con ellas (en el caso
de Sodimac todas las ofertas eran con
tarjeta). En algunos casos, usuarios detectaron
precios más altos que la semana
anterior (una bicicleta). En la mayor
parte, sólo descuentos típicos sobre
productos «cacho».
Desde el punto de vista técnico, el
problema, en mi opinión, es la falta de
conexión entre la gente comercial de los
técnicos. Muchos ingenieros comerciales
ignoran completamente cosas bási-
cas, como que un sitio Web que atiende
normalmente unos cientos de
solicitudes, no puede resistir
miles o decenas de miles de
ellas. Técnicamente es posible
hacerlo. Es cosa de ver la velocidad
con que Google responde a
los cientos de miles de consultas
simultáneas desde todas partes del
mundo. Para ello Google ha armado
una infraestructura que incluye
cientos de miles de servidores que se
encargan de procesar las solicitudes.
El problema es que aquí, a los comerciales
se les ocurrió organizar una
fiesta para mil personas en un departamento
en que sólo cabían 20. Es muy
probable que ni siquiera hayan avisado
con suficiente tiempo a los ingenieros
para que refuercen los servidores.
La tecnología es lo último que tienen
en la cabeza quienes elaboran la forma
de ganar plata. Para muchos de ellos
es simplemente un gasto, un costo o
algo que se puede comprar afuera.
Respecto a la calidad de las ofertas,
pienso que los comercios chilenos tienen
en mente a un consumidor muy
poco sofisticado que al ver la palabra
LA PALABRA ISRAELITA
«sale»
compra
casi sin pensar.
Esto efectivamente
es bastante cierto respecto al comprador
que va a los malls pero es totalmente
errado respecto al perfil típico del
comprador on-line. La gente que compra
on-line, generalmente jóvenes, investigan
muy bien antes de comprar,
saben cuánto vale hoy un item y cuanto
valía la semana pasada y está conectado
además con una red que le proporciona
mucha información adicional.
A su vez, estos usuarios cuando detectan
un engaño lo propagan rápidamente
por las redes sociales, lo que alimenta
a su vez a los otros compradores. En
definitiva es muy difícil promover
como gran oferta algo que no lo es. Más
aun, no sólo no comprarán ese producto
sino que contribuirán rápidamente
a desprestigiar al comercio.
El retail chileno «no dio el ancho» y
sólo logró desprestigiarse. Al mismo
tiempo le proporcionó un duro golpe
al comercio electrónico perdiendo una
oportunidad de oro para poder haberlo
afianzado en forma definitiva.