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Sin embargo, si el análisis se realiza en periodos de cuatro décadas, su conclusión<br />

es que el actor débil apenas obtuvo un 11,8% de las victorias entre 1800<br />

y 1849 y un 20% entre 1850 y 1899. No obstante, en la primera mitad el siglo<br />

XX el porcentaje ascendió hasta un 34,9% y superó a los rivales más poderosos<br />

entre 1950 y 1998, dado que los débiles obtuvieron la victoria en un 55% de los<br />

conflictos frente al 45% de los actores más potentes (figura 3).<br />

En su opinión, la clave está en la aproximación que realice el actor débil ante<br />

el conflicto. Una aproximación directa pretende destruir la capacidad de lucha<br />

del adversario. Una aproximación indirecta busca anular su voluntad de luchar.<br />

Cuando la aproximación de ambos contendientes es la misma (directa-directa<br />

o indirecta-indirecta) el actor débil suele ser derrotado dado que comparten<br />

valores, objetivos, condiciones para obtener la victoria y no logra alterar la ventaja<br />

del actor fuerte. Sin embargo, una aproximación distinta (directa-indirecta<br />

o indirecta-directa) termina habitualmente en una victoria del más débil, dado<br />

que puede intercambiar principios por tiempo, con lo que la ventaja del más<br />

fuerte es evitada y su voluntad de luchar se va erosionando según se prolonga<br />

el conflicto. En efecto, Arreguín-Toft confirma que cuando la aproximación es<br />

la misma el adversario más fuerte logra la victoria en un 76% de los conflictos.<br />

Cuando la aproximación es distinta es el adversario más débil quien vence en<br />

un 63% de los casos (figura 4). Se puede concluir con Ramonet (2001) que «la<br />

historia militar enseña que, en un combate asimétrico, el más potente, no puede<br />

forzosamente más que el que menos puede».<br />

Figura 4. Porcentaje de victorias en conflictos asimétricos<br />

por tipo de aproximación, entre 1800 y 1998.<br />

Fuente: Arreguín-Toft (http://www.stanford.edu/class/<br />

polisci211z/2.2/Arreguin-Toft%20IS%202001.<strong>pdf</strong>)<br />

En este nuevo contexto geoestratégico y militar se han publicado numerosos<br />

trabajos académicos sobre el concepto de simetría y los caracteres del conflicto<br />

asimétrico. Verstrynge (2005) ha clasificado las diversas definiciones de guerra<br />

asimétrica en estos grupos: las que hacen referencia a reglas o estrategias y<br />

tácticas bélicas diferentes, por ejemplo, las que desarrollan el terrorismo, las<br />

guerrillas o la guerra de información; las relacionadas con la explotación de las<br />

debilidades del adversario; y las referidas a las diferencias de tamaño, peso y<br />

poderío. En nuestra opinión, un elemento común a la mayoría de los estudios<br />

académicos destinados a establecer el concepto de conflicto asimétrico es que<br />

prima en ellos una visión estratégica norteamericana; tanto porque sus autores<br />

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