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Informe_comision_web

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Jorge Aníbal Gómez Gallego, José Roberto Herrera Vergara, Nilson Pinilla Pinilla<br />

abordó el caso, las carencias que en esa época presentaba en términos de<br />

infraestructura, las probables presiones y las deficiencias propias de la institución<br />

dificultaron las identificaciones y el diagnóstico de la causa de la<br />

muerte, en particular en los casos que se encontraban carbonizados.<br />

107. Para la fecha de los acontecimientos, el Instituto de Medicina<br />

Legal contaba con una infraestructura básica que le permitía responder de<br />

manera adecuada a las situaciones cotidianas, en especial a las de la delincuencia<br />

común que afectaban a la ciudad. Sin embargo, también presentaba<br />

deficiencias que con los años han sido objeto de evaluación y cambio, pero<br />

que para ese momento impedían atender en forma adecuada un caso de la<br />

magnitud de lo ocurrido en el Palacio de Justicia.<br />

108. Según relatan los médicos en las entrevistas sostenidas con la Comisión<br />

de la Verdad y en algunas declaraciones rendidas ante el Juzgado 30,<br />

la morgue del Instituto no contaba con el personal, el espacio ni el mobiliario<br />

suficiente para atender un desastre de dicha magnitud. La morgue para ese<br />

entonces contaba con diez mesas y, según el médico Gerardo Prada Chona, 78<br />

al llegar los cuerpos a las instalaciones del Instituto, todos rotulados como<br />

NN, fue necesario alinearlos en el parqueadero, en el sótano de balística y<br />

en las mesas de autopsia, por la carencia de espacio disponible.<br />

109. Debido al escaso personal para adelantar las diligencias, los médicos<br />

forenses debieron cumplir con turnos continuos hasta culminar las tareas.<br />

Según Fernando Velandia, cada médico pudo haber estado trabajando a<br />

consecuencia de la tragedia durante más de 20 horas consecutivas 79 y tanto<br />

las mesas como el espacio eran insuficientes.<br />

110. El Laboratorio de Identificación, por lo que se desprende de la<br />

información disponible, actuó de manera aislada, sin que existiera una comunicación<br />

adecuada con las demás dependencias del Instituto. Además, el<br />

DAS se preocupó más por establecer los antecedentes penales de los muertos,<br />

que por lograr la plena identificación de todos los cadáveres, en cuanto<br />

buscaba determinar cuáles de los fallecidos eran parte del grupo guerrillero.<br />

111. Para 1985 aún no se contaba con elementos legales suficientes<br />

en torno a la identificación y reconocimiento de los cadáveres; era práctica<br />

común, hasta mediados de los años noventa, que los familiares que buscaban<br />

a posibles víctimas ingresaran a las salas de autopsia a realizar la tarea de<br />

reconocimiento.<br />

78 Prada Chona, óp. cit.<br />

79 Entrevista de Fernando Velandia con la Comisión de la Verdad.<br />

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