lenguaje inclusivo

Licda. Margarita Ulloa
Unidad de Género
JUSTICIA A LAS MUJERES
INVISIBILIZADAS
POR LA PALABRA Y EN LA
PALABRA…
Para existir necesitamos la
palabra
El lenguaje es una valiosa herramienta humana
para la comunicación y transmisión de la
cultura, como expresión cultural dinámica que
transmite las ideas, los sentimientos y las
emociones. Sin embargo, hay prejuicios sexistas
que permean la construcción del lenguaje y
reproducen el sistema de pensamiento colectivo
que responde a una cultura patriarcal que no
nombra lo femenino y tiene lo masculino como
la medida de todas las cosas.
Así, a pesar que el papel de las mujeres en la
sociedad ha experimentado cambios,
particularmente en las últimas décadas, los
mensajes que el sexismo en el lenguaje sigue
transmitiendo sobre ellas, refuerzan la
invisibilidad a la cual ha venido siendo
expuestas y solamente se le relaciona con su
papel de reproductora y tareas afines.
El sexismo, es pues, “la discriminación de
personas de un sexo por considerarlo inferior a
otro” 1 . Entonces el sexismo lingüístico sería
entonces el tratamiento discriminatorio e
invisibilización hacia las mujeres en
determinadas construcciones gramaticales
porque se ha definido al género masculino como
un paradigma de lo universal. 2
Pero el sexismo en el lenguaje rebasa la “a” y la
”o” para reflejar la expresión de un pensamiento
conformado a lo largo de siglos de una cultura
patriarcal que jerarquiza a hombres y mujeres
como fundamento de relaciones de poder
desiguales e infravalora la identidad de lo
femenino al grado de invisibilizarla.
1 Según el Diccionario de la Real Academia Española
(Vigésima segunda Edición)
2 MEDINA GUERRA, Antonia M. (coor), “Manual
de Lenguaje administrativo no sexista”. Ed.
Asociación de Estudios Históricos sobre la Mujer
(Un. De Málaga) en colaboración con el Área de la
Mujeres (Ayot. De Málaga)
Este concepto es clave, en virtud de las
consideraciones relacionadas con la pertenencia
de ser mujer o los roles identificados como
femeninos, de ahí el sexismo como
consecuencias de este sistema, que declara la
superioridad del sexo masculino. Estos
privilegios sostiene al sexo femenino al servicio
del sexo masculino, situación que se logra a
través de las costumbres o creencias que esa
función es natural única, lo cual no deja de ser
mas que un mito o un paradigma, impuesto
como ya se dijo por la cultura sexista.
Es muy probable que nunca se hayan detenido a
pensar lo andocrentrico 3 que es el lenguaje
como otras instituciones (familia, ciencias,
educación) y/o no le moleste que se use el
género masculino para referirse a hombres y
mujeres ó que la palabra niños se refiera a
niños y niñas. Este uso aparentemente
inofensivo no sólo invisibilizar a las mujeres,
tampoco da cabida a sus experiencias y
vivencias en las actividades en que participan
hombres y mujeres.
¿Cómo se habla de las
mujeres?
A continuación haremos un recorrido de las
diferentes maneras en las que nos referimos a
las mujeres en los diferentes ámbitos de
interacción público y privado.
• Términos sexuales
En nuestra sociedad, el sexo se considera como
algo sucio, negativo, prohibido, frívolo. Existen
muchas más palabras para referirse a las
mujeres en términos sexuales que para referirse
a los hombres. Si las mujeres son definidas en
términos sexuales, nos podemos imaginar las
consecuencias en cuanto a su valoración. Así,
las mujeres se califican como mujerzuelas o
vírgenes.
• Términos trivializadores
Los grupos de cosas y/o personas que suele
asociarse a las mujeres en las conversaciones,
en los refranes o en las frases hechas suelen
3 MENACHO CHOIK Luis Pedro, “Glosario de
Género, Lima Perú Androcentrismo: Visión del
mundo que pone al hombre corno centro de todas las
cosas. Esta visión del mundo y de las cosas parte de
la idea de que la mirada masculina es la única posible
y universal, por lo que se generaliza para toda la
humanidad, sean hombres o mujeres.

situarse en una posición de subordinación con
respecto a los hombres: detrás de un gran
hombre siempre hay una mujer.
• Duales aparentes.
En la lengua castellana existen multitud de
palabras con significados muy diferentes según
estén en masculino o femenino. Estas
diferencias son, en general, peyorativas para las
mujeres. Así encontramos:
Zorro: Espadachín Justiciero
Zorra: Prostituta
Perro: Mejor amigo del hombre
Perra: Prostituta
Aventurero: Osado, valiente, arriesgado
Aventurera: Prostituta
Ambicioso: Visionario, enérgico, con metas
Ambiciosa: Prostituta
Cualquier: Fulano, Mengano, Zutano
Cualquiera: Prostituta
Regalado: Participio del verbo regalar
Regalada: Prostituta
Callejero: De la calle, urbano
Callejera: Prostituta
Hombrezuelo: Hombrecillo, mínimo, pequeño
Mujerzuela: Prostituta
Hombre público: Personaje prominente
Mujer pública: Prostituta
Hombre de la vida: Hombre de gran experiencia
Mujer de la vida: Prostituta
* Uso asimétrico de los tratamientos.
La forma de dirigirse a mujeres y hombres
también es diferente. Nos encontramos con que,
en distintos casos, las mujeres son nombradas
no por ellas mismas, sino por la relación que
mantienen con un hombre o con su familia. Por
el contrario, los hombres son reconocidos por
ellos mismos, sin necesidad de definir su estado
civil. Así vemos:
a) "señor": cualquier hombre adulto,
independientemente de su estado civil.
b) "señora": mujer casada.
c) "señorita": mujer soltera.
d) "viuda de...": una mujer cuyo marido
ha fallecido.
e) "primera dama": esposa del jefe.
No obstante lo anterior, las buenas nuevas es
que como el lenguaje es algo vivo, evoluciona
con las transformaciones sociales, de tal
suerte que las nuevas generaciones lo van
enriqueciendo y modificando.
Coherente con esos cambios, los avances en la
condición de la mujer en los planos políticos,
sociales, económicos y culturales, aparece en
los escenarios lingüísticos, el lenguaje no
sexista, el cual es parte de lo que se conoce
como lenguaje incluyente, inclusivo o
integrador contempla la no discriminación y la
integración de la diversidad en el uso de la
lengua. Veamos como podemos adherirnos a
esta nueva forma de comunicación.
El lenguaje también crea
realidades
El lenguaje es un producto social que acumula y
expresa la experiencia de las comunidades
concretas. La lengua, socialmente construida,
influye en la forma en que una sociedad se
percibe a sí misma y a sus integrantes. A través
de las palabras, los mitos y las narraciones se
van moldeando la subjetividad individual y
colectiva en una sociedad.
Por ejemplo, Cuentos como el de “La
Cenicienta” estimulan la sumisión y entrega de
las mujeres, mientras que “El Gato con Botas”
desarrolla el espíritu aventurero y audaz de los
hombres.
Podemos decir entonces, en palabras de
Mercedes Bengoechea, 4
" todo cambio
lingüístico tiene su origen en transformaciones
sociales y éstas, a su vez, se ven reforzadas y
alentadas por los cambios en la lengua" . Esto
quiere decir que en la medida en que las mujeres
nos hemos venido incorporado fuertemente en
todos los espacios de la vida social han surgido
nuevas palabras destinadas a nombrar esa nueva
realidad como por ejemplo "Embajadora" ya no
4 MERCEDES BENGOECHEA
Licenciada por la Universidad Complutense de
Madrid; 1978 , Doctora en Filología Inglesa,
Universidad Complutense de Madrid; 1991, Tesis
doctoral: Lengua y género en Adrienne Rich,
Categoría profesional: Titular de Universidad
Especialización temática: lengua y género;
representación femenina en los Medios

quiere decir "esposa del embajador" sino "una
representante de su país en otro".
Un cambio voluntario
Otra forma de contribuir a eliminar los rasgos
sexistas en el lenguaje que usamos diariamente
y gradualmente será enriqueciendo el idioma
con nuevos términos y nuevas expresiones.
En la conversación diaria podemos estar atentos
a los términos que implican discriminación
hacia las mujeres; cuando escribimos podemos
hacer esfuerzos por buscar sinónimos y frases
que hagan más clara la comunicación, por
ejemplo: no decir niños, sino la infancia, no
decir ciudadanos sino la ciudadanía, no decir "el
hombre" sino "la humanidad".
Lo que no se nombra no
existe...
El lenguaje refleja los valores de la sociedad
que lo habla, pero al mismo tiempo es capaz de
condicionar, reforzar, perpetuar y limitar la
imaginación, la sexualidad, el desarrollo
sociocultural, la forma de pensar y la de sentir
del ser humano. Además de transmitir
información es un instrumento de clasificación
de la realidad. El lenguaje puede y debe servir
para cambiar el discurso dominante, planteando
nuevas formas de nombrar el mundo,
incluyendo a las mujeres como seres completos.
La forma más clara y perceptible de
invisibilizar a las mujeres por medio del
lenguaje es la utilización del genérico
masculino. El término "hombres" sirve tanto
para hablar de hombres en plural como para
hablar de todos los seres humanos. El castellano
cuenta con palabras (femeninas o masculinas)
que sirven para definir a un grupo de mujeres y
hombres, sin embargo, se opta por manejar
términos con un contenido incierto.
Cuando se utiliza el genérico masculino, además
de producirse confusión y ambigüedad, las
mujeres dejan de tener presencia en el espacio
simbólico y en el real, lo que supone un
ocultamiento, una exclusión y una negación de
su existencia.
Para evitar el masculino genérico y usar género
inclusivo existen varios procedimientos
Utilizar genéricos reales:
NO UTILIZAR … UTILIZAR...
Los ancianos Las personas mayores
Los profesores El profesorado
Los vecinos El vecindario
Los niños La infancia, la niñez
Los habitantes La población
El hombre La humanidad, el ser
humano
Los jóvenes La juventud
Los médicos El personal médico
Los adolescentes La adolescencia
Los ciudadanos La ciudadanía
Utilizar abstractos al hablar de las
profesiones que han sido, típicamente,
desempeñadas por hombres o mujeres:
NO UTILIZAR … UTILIZAR...
Los políticos La clase política
El presidente La presidencia
Los magistrados La magistratura
Los asesores La asesoría
Los directores La dirección
Los jefes La jefatura
Las limpiadoras El personal de
limpieza
Los jueces La judicatura
A manera de conclusión, para hacer un
uso no sexista del lenguaje no hay
recetas mágicas. Se trata de ir dándose
cuenta dónde están los sesgos de género
en nuestro pensamiento y cómo se
incorporan en el lenguaje como
expresiones culturales.
En definitiva, advertir esa estrecha
relación que existe entre el lenguaje y el
pensamiento colectivo nos permitirá
modificarlo y reivindicar la dignidad de
las mujeres invisibilizadas a través de la
historia.