De-Animales-a-Dioses

06.01.2021 Views

En 2010, otro hermano perdido fuerescatado del olvido cuando unoscientíficos que excavaban en la cuevaDenisova, en Siberia, descubrieron unhueso del dedo fósil. El análisisgenético demostró que el dedopertenecía a una especie previamentedesconocida, que fue bautizada comoHomo denisova. Quién sabe cuántosotros parientes nuestros perdidosesperan a ser descubiertos en otrascuevas, en otras islas y en otros climas.Mientras estos humanosevolucionaban en Europa y Asia, laevolución en África oriental no sedetuvo. La cuna de la humanidadcontinuó formando numerosas especies

nuevas, como Homo rudolfensis,«hombre del lago Rodolfo», Homoergaster, «hombre trabajador», yfinalmente nuestra propia especie, a laque de manera inmodesta bautizamoscomo Homo sapiens, «hombre sabio».Los miembros de algunas de estasespecies eran grandes y otros eranenanos. Algunos eran cazadorestemibles y otros apacibles recolectoresde plantas. Algunos vivieron solo en unaúnica isla, mientras que muchos vagabanpor continentes enteros. Pero todospertenecían al género Homo. Todos eranseres humanos (véase la figura 2).

nuevas, como Homo rudolfensis,

«hombre del lago Rodolfo», Homo

ergaster, «hombre trabajador», y

finalmente nuestra propia especie, a la

que de manera inmodesta bautizamos

como Homo sapiens, «hombre sabio».

Los miembros de algunas de estas

especies eran grandes y otros eran

enanos. Algunos eran cazadores

temibles y otros apacibles recolectores

de plantas. Algunos vivieron solo en una

única isla, mientras que muchos vagaban

por continentes enteros. Pero todos

pertenecían al género Homo. Todos eran

seres humanos (véase la figura 2).

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