De-Animales-a-Dioses
pueden seguir el ritmo de la cuadrilla.Los bebés y los niños no queridospueden ser sacrificados, y existenincluso casos de sacrificio humano deinspiración religiosa.Los aché, cazadores-recolectoresque vivieron en las junglas de Paraguayhasta la década de 1960, ofrecen unaidea del lado oscuro de la recolecciónde alimento. Cuando un miembroestimado de la banda moría, eracostumbre entre los aché matar a unaniña y enterrarlos juntos. Losantropólogos que entrevistaron a losaché registraron un caso en el que unacuadrilla abandonó a un hombre de edadmediana que enfermó y no podía
mantener el paso de los demás. Lodejaron bajo un árbol, sobre el que seposaron buitres, a la espera de unasustanciosa pitanza. Pero el hombre serecuperó y, con paso enérgico, consiguiódar alcance a la banda. Su cuerpo estabacubierto de las heces de las aves, demanera que desde entonces lo apodaronDeyecciones de Buitre.Cuando una mujer aché vieja seconvertía en una carga para el resto dela banda, uno de los hombres jóvenes secolocaba a hurtadillas detrás de ella y lamataba con un golpe de hacha en lacabeza. Un hombre aché contaba a losinquisitivos antropólogos los relatos desus años de juventud en la jungla. «Yo
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mantener el paso de los demás. Lo
dejaron bajo un árbol, sobre el que se
posaron buitres, a la espera de una
sustanciosa pitanza. Pero el hombre se
recuperó y, con paso enérgico, consiguió
dar alcance a la banda. Su cuerpo estaba
cubierto de las heces de las aves, de
manera que desde entonces lo apodaron
Deyecciones de Buitre.
Cuando una mujer aché vieja se
convertía en una carga para el resto de
la banda, uno de los hombres jóvenes se
colocaba a hurtadillas detrás de ella y la
mataba con un golpe de hacha en la
cabeza. Un hombre aché contaba a los
inquisitivos antropólogos los relatos de
sus años de juventud en la jungla. «Yo