De-Animales-a-Dioses

06.01.2021 Views

simios.Sin embargo, es un error buscardiferencias al nivel del individuo o de lafamilia. De uno en uno, incluso de diezen diez, somos embarazosamenteparecidos a los chimpancés. Lasdiferencias significativas solo empiezana aparecer cuando cruzamos el umbralde los 150 individuos, y cuandoalcanzamos los 1.000-2.000 individuos,las diferencias son apabullantes. Siintentáramos agrupar miles dechimpancés en la plaza de Tiananmen,en Wall Street, el Vaticano o la sedecentral de las Naciones Unidas, elresultado sería un pandemonio. Por elcontrario, los sapiens se reúnen

regularmente a millares en estos lugares.Juntos, crean patrones ordenados (porejemplo, redes comerciales,celebraciones masivas e institucionespolíticas) que nunca hubieran podidocrear aislados. La verdadera diferenciaentre nosotros y los chimpancés es elpegamento mítico que une a un grannúmero de individuos, familias y grupos.Este pegamento nos ha convertido en losdueños de la creación.Desde luego, también necesitamosotras habilidades, como la capacidad defabricar y usar utensilios. Pero laproducción de utensilios tiene pocasconsecuencias a menos que estéemparejada con la capacidad de

simios.

Sin embargo, es un error buscar

diferencias al nivel del individuo o de la

familia. De uno en uno, incluso de diez

en diez, somos embarazosamente

parecidos a los chimpancés. Las

diferencias significativas solo empiezan

a aparecer cuando cruzamos el umbral

de los 150 individuos, y cuando

alcanzamos los 1.000-2.000 individuos,

las diferencias son apabullantes. Si

intentáramos agrupar miles de

chimpancés en la plaza de Tiananmen,

en Wall Street, el Vaticano o la sede

central de las Naciones Unidas, el

resultado sería un pandemonio. Por el

contrario, los sapiens se reúnen

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