De-Animales-a-Dioses
imaginar el mundo sin él.De ahí que cualquier intento dedefinir las características de la sociedadmoderna es como definir el color de uncamaleón. La única característica de laque podemos estar seguros es delcambio incesante. La gente se ha llegadoa acostumbrar, y la mayoría de nosotrospensamos en el orden social como algoflexible, que podemos manipular ymejorar a voluntad. La principalpromesa de los gobernantespremodernos era salvaguardar el ordentradicional o incluso retornar a algunaedad dorada perdida. En los dos últimossiglos, la moneda corriente de lapolítica es que promete destruir el viejo
mundo y construir en su lugar uno mejor.Ni siquiera el más conservador de lospartidos políticos se comprometesimplemente a mantener las cosas comoestán. Todos prometen reformassociales, reformas educativas, reformaseconómicas… y a menudo cumplen suspromesas.De la misma manera que los geólogospredicen que los movimientos tectónicosproducirán terremotos y erupcionesvolcánicas, nosotros también podemosesperar que los movimientos socialesdrásticos provoquen sangrientasexplosiones de violencia. La historia
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imaginar el mundo sin él.
De ahí que cualquier intento de
definir las características de la sociedad
moderna es como definir el color de un
camaleón. La única característica de la
que podemos estar seguros es del
cambio incesante. La gente se ha llegado
a acostumbrar, y la mayoría de nosotros
pensamos en el orden social como algo
flexible, que podemos manipular y
mejorar a voluntad. La principal
promesa de los gobernantes
premodernos era salvaguardar el orden
tradicional o incluso retornar a alguna
edad dorada perdida. En los dos últimos
siglos, la moneda corriente de la
política es que promete destruir el viejo