De-Animales-a-Dioses

06.01.2021 Views

confortablemente el resto de su vida.Pero para determinar cuánto tenían quepagar los pastores para que el fondotuviera dinero suficiente para cumplircon sus obligaciones, Webster y Wallacetenían que poder predecir cuántospastores morirían cada año, cuántasviudas y huérfanos dejarían y cuántosaños sobrevivirían las viudas a susmaridos.Tome nota el lector de lo que nohicieron los dos sacerdotes. No rezarona Dios para que les revelara larespuesta. Tampoco buscaron unarespuesta en las Sagradas Escrituras oentre las obras de los teólogos antiguos.Y tampoco se enzarzaron en una disputa

teológica abstracta. Al ser escoceses,eran tipos prácticos. De modo quecontactaron con un profesor dematemáticas de la Universidad deEdimburgo, Colin Maclaurin. Los tresrecopilaron datos sobre la edad a la quemoría la gente y los usaron para calcularcuántos pastores era probable quefallecieran en cualquier año concreto.Su obra se basaba en variosdescubrimientos recientes en losámbitos de la estadística y lasprobabilidades. Uno de ellos era la leyde los grandes números, de JakobBernoulli. Bernoulli había codificado elprincipio de que, aunque podía serdifícil predecir con certeza un único

confortablemente el resto de su vida.

Pero para determinar cuánto tenían que

pagar los pastores para que el fondo

tuviera dinero suficiente para cumplir

con sus obligaciones, Webster y Wallace

tenían que poder predecir cuántos

pastores morirían cada año, cuántas

viudas y huérfanos dejarían y cuántos

años sobrevivirían las viudas a sus

maridos.

Tome nota el lector de lo que no

hicieron los dos sacerdotes. No rezaron

a Dios para que les revelara la

respuesta. Tampoco buscaron una

respuesta en las Sagradas Escrituras o

entre las obras de los teólogos antiguos.

Y tampoco se enzarzaron en una disputa

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