278Color

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AÑO 24
Setiembre2018
NÚMERO 278
EN EL AMOR
QUÍMICA O
ALQUIMIA?
RE-NACER
ANTE EL
ERROR
LIMITE
AL LIMITE
ADICCIÓN AL JUEGO
UN SÌNTOMA
23 años de edición

“Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte
a que te devore desde el interior”.
Frida Kalho
en Facebook
Una Apuesta a la Vida
Solicita amistad en:
Silvia Rodríguez Borges
2
SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278

E D I T O R I A L AÑO 24 - Número 278
SETIEMBRE 2018
Silvia Rodríguez
Borges
Directora
SUMARIO
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RE-NACER
8
REFLEXIÓN DEL MES
ANTE EL ERROR
Muchas veces elegimos no
ver lo que estamos viendo.
Desviamos la mirada…
¿conscientes o no?
Eludimos.
Negamos.
Escondemos.
Hasta nuestros ojos pueden
parpadear negando
circunstancias.
Sin embargo, el corazón no
demorará en hablar con su
lenguaje de emociones y sentimientos,
pues impiden que
lo oculto quede en la sombra.
Cuando aquellas anidan en
el alma, buscan llamar nuestra
atención para que reconozcamos
nuestros conflictos,
las verdades que no queremos
ver, ni escuchar…
Comienzan susurrando
en nuestro interior, y luego
agudizan nuestro sentir para
“despertarnos” y hacernos
“conscientes”.
Las emociones nos dicen
que hay una verdad para
afrontar que nos está restando
bienestar.
Nos guían a sincerarnos
con nosotros mismos para
reconocer y sanar.
¿Por qué no dar espacio al
lenguaje del corazón?
Podemos cerrar los ojos a las cosas
que no queremos ver,
pero no podemos cerrar el corazón
a las cosas que no queremos sentir.
A.A.
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CUENTO
TODO NOS SUCEDE
AQUÍ Y AHORA
UNA ANÉCDOTA DE MI VIDA
LÍMITE AL LÍMITE
SABÍAS QUÉ
EN EL AMOR
QUÍMICA O ALQUIMIA?
DESCUBRE TUS ALAS
LA FUERZA DE LA
UNIÓN
HONRO A
CADA LECTOR
LA MISIÓN DE LOS
PERROS
SUPLEMENTO EDUCATIVO
PARA LA VIDA
ADICCIÓN AL JUEGO
UN SÍNTOMA
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SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278

RE-
NA-
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Carolina Morin
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Setiembre, la naturaleza nos muestra su
re-nacimiento.
La energía estuvo oculta esperando el momento
oportuno para mostrarse en los brotes
que anuncian su llegada.
Ver las primeras hojas alboroza nuestro
corazón, sabiendo que seguirá una secuencia
de iluminación. La paleta de infinitos colores,
como cada año lo manifiesta, irá asomando
y sorprendiéndonos en cada flor y en cada
fruto.
El hombre primordial vivía en íntima comunión
con el cosmos y en la contemplación
serena de los astros del cielo y com-
ALQUILO
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prendió las leyes del Universo. A través de la
observación de los planetas y las estrellas,
los sabios de la antigüedad descubrieron la
existencia de ciclos y ritmos cósmicos, comprobando
experimentalmente que éstos influían
en su propia vida.
En esta estación la naturaleza está en su
mayor esplendor, entregando, expandiéndose,
compartiendo.
Los humanos somos seres de la Naturaleza
igual que los animales y plantas. Es necesario
recuperar la conexión natural con estos ciclos
de Vida.
Con esta energía de re-nacimiento podemos
alinearnos.
¿Qué significa?
Meditar, hacer ejercicios de relajación,
aquietar la mente, al aire libre. Sentir la energía
en nuestro cuerpo.
Disfrutar de la vida al aire libre para celebrar
ese milagro y comprometernos con el
cuidado de la Madre Tierra.
Impregnarnos de la energía del sol, dejando
que penetre en cada célula de nuestro
cuerpo, reconociendo sus atributos.
Caminar con los pies descalzos para enraizarnos
y que esa conexión nos propicie a manifestar
nuestros objetivos.
Respirar conscientemente inhalando
esa energía renovada para que circule por
nuestro cuerpo, expulsando todo lo que no
necesitamos.
Invita a interactuar con el entorno, dando
lo mejor y enriqueciéndonos con esos
encuentros.
Recuperar la conexión con nuestros propósitos
que se habían dormido junto al invierno.
Sintonizando con esta energía tan especial
podemos volver a tenerla en cuenta y
accionar para materializarlos.
Con este re-nacimiento energético podemos
fortalecernos para resolver situaciones
que hemos dejado estancadas sin
transformarlas.
Todos poseemos la energía de re-nacer.
Cada uno recordará sus vivencias donde
fue testigo de sí mismo al verse resurgir de
las cenizas como el ave Fénix.
¡Es una estación muy especial!
“Sólo el que vive
bien los agostos, es merecedor
de la primavera.
Lo recuerdo bien. Fue cuando
Julio se fue, que un viento helado
e insulso, que arrastraba todavía
las hojas abandonadas por el otoño,
me dijo algunas verdades.
Me convenció de que el cielo empezaría
a metamorfosearse de
rojo.
Que el polvillo que levanta el viento enseña
que las cosas no siempre permanecen
en el mismo lugar y que, al final, hay que
entender que sólo se asienta cuando los
remolinos se van.
Fue cuando Julio se fue que mi soledad me
invitó a una conversación conmigo mismo.
Y me habló de tiempos de esperas. Y me
dijo que el ruido de los árboles tenía algo
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para decir sobre la aceptación…
Y yo me quedé pensando, cómo es que
ellos, los árboles, aceptan las estaciones al
punto que, si los estremecen, también le
florecen los brotes, pero todo a su tiempo.
Fue en agosto que descubrí que los perros
locos son los gritos que no lanzamos al
viento. Son los estremecimientos particulares
que nuetra rigidez de certezas no nos
permite encarar.
El mes de agosto tiene mucho para enseñar.
Porque agosto es un mes jardinero.
Es dentro de él, cuna del invierno, donde
las semillas duermen. Aguardan su tiempo
de brotar. Agosto es guardador de buenas
nuevas, preparador de flores. Agosto es
cuando Dios permite a la naturaleza traducir
visiblemente el tiempo de las mutaciones.
“Mute”, dice agosto en su mensaje
de semillas. “Acepte”, dice agosto, como el
viento frío que levanta el polvillo y enrojece
el cielo. “Comparta”, dice agosto, abrigos,
sopas calentitas, cafés con chocolate,
abrazos apretados – ellos también abrigan
el alma y anidan el cuerpo- . “Distribuya”
sus afectos.
El invierno es acogimiento, es tiempo de
preparar septiembre. Y, de septiembre,
ya sabemos qué esperar… la explosión de
colores que en sus más variados nombres
vienen en forma de flores.
Apreciemos agosto, lo recibamos con el
feliz espanto de quien desafía vientos.
Que desarregle y esparza las hojas, que
levante los polvillos al aire. Acepte las esperas,
pero vaya colocando las macetas en
la ventana.
¡Sólo quien vive bien los agostos es
merecedor de la primavera!!
Texto Myrian Lucy Rezende
Escritora. Educadora Infantil.
Saquemos las macetas a la ventana.
Preparemos la tierra.
La primavera es creación y gozo.
Para el hombre “re-nacer” es la oportunidad
de construir y de aprovechar el aprendizaje
obtenido de las vivencias de los ciclos
anteriores.
¡Disfruta junto a la
primavera la posibilidad
de “re-nacer”!
Par Biomagnético
Terapeuta María Porteiro, egresada año 2012,
México DF del Dr. Isaac Goiz Durán
Cel y whatsapp:
Correos
099 11 93 24 - 094 26 42 23
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S e a tien de en t odo el pa í s . M a ría P o r t eiro
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Reflexión del mes
ANTE EL
ERROR
El triunfo del verdadero hombre
surge de las cenizas del error.
Pablo Neruda
Alguien, intencionalmente, ¿quiere cometer
un error?
Si reviso mi vida, nunca quise equivocarme.
Sí, viví sus consecuencias, y me arrepentí.
También tengo que decir que me
enriquecieron.
Hemos recibido de nuestros padres, autoridades,
sociedad… el mensaje de la no aceptación
del error.
Hemos sido castigados de muchas maneras.
Con gestos, desprecios, comentarios muy
críticos, juzgamientos…
¡Qué heridas surcan en nuestro interior por
estas reacciones que no provenían del corazón
del otro!
Sólo fueron reacciones que corresponden a
impulsos aprendidos inconscientemente.
Hemos oído desde hace tanto tiempo…
“Cuando señales con un dedo, recuerda
que los otros tres te señalan a ti”.
“El que esté libre de pecado que tire la
primera piedra”
“No juzguéis si no queréis ser juzgados”
“No tires piedras al tejado de tu vecino, si
el tuyo es de vidrio”.
¿Olvidamos estas frases de sabiduría
cuando alguien comete un error?
¿Somos iguales de críticos con nosotros
mismos?
¿O no queremos reconocer que “errar es
humano”?
¿Será que no fuimos perdonados y por ello
no perdonamos el error ajeno?
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En un antiguo monasterio, un discípulo
cometió un grave error y a raíz de ello
se dañó un sembrado de papas. Los
demás esperaban que el Instructor Principal,
un anciano venerable, le aplicara un castigo
que sirviera de ejemplo. Pero cuando al cabo
de un mes vieron que no pasaba nada, uno
de los discípulos más crítico le dijo al viejo
instructor: “¿Cómo puedes ignorar lo sucedido?
Después de todo, Dios nos ha dado ojos
para mirar…”. “Claro”, respondió el anciano,
“pero también nos dio párpados”.
Ver el error con el corazón, nos lleva a que
muchas veces sólo lo observemos sin juicio,
comprendiendo, sin sumar críticas. Sólo respondemos
con silencio.
Lo que ya ocurrió, ya fue.
Podemos ver hasta con ternura esa equivocación,
sabiendo que tiene su propia carga
emocional para el que la cometió.
¿Por qué no estar junto al otro con
tolerancia, compasión…?
¿Suma la crítica, la flagelación…?
Muchas veces ese error está pidiendo un
abrazo para atravesar sus consecuencias.
El crecimiento de la persona ocurrirá sí o sí.
Sí, puede suceder, que se cumpla lo que
también hemos escuchado alguna vez:
“El hombre es el único animal
que tropieza dos veces en la misma
piedra”.
A todos nos ha ocurrido esto.
Con claridad lo muestra la película titulada
“El día de la marmota” o también “Atrapado
en el tiempo”. El actor principal, caminando,
todos los días pone el pie en un charco de
agua, mojándose. Después de tantas veces
cometer el mismo error, un día ya no lo hace.
Cada uno tiene su propio proceso en el camino
de aprender.
El tiempo es diferente para cada uno.
¿Ensayamos?
Nadie sabe hacer las cosas bien desde
el primer instante. Todos, hasta los más
grandes sabios y Maestros, han necesitado
su período de práctica y aprendizaje.
Todos han probado –y nosotros también
debemos probar– cómo se aplican los conocimientos,
cometiendo los errores propios
del que ensaya. Y avanzando también,
poco a poco, como todo el que ensaya
a conciencia. No es cuestión de repetir
acciones de manera automática, o forzar
situaciones formales; es hacer lo que nos
hemos propuesto, viéndonos a nosotros
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mismos desde afuera, para observarnos y
comprobar si nos equivocamos o si, a pesar
de las equivocaciones, vamos mejorando
paulatinamente. Pero ¡cuidado! A pesar de
que a veces creemos haber mejorado –y
ciertamente lo hemos hecho– eso no quita
que podamos volver atrás, a los mismos
errores que creíamos superados. No hay
que asustarse: si «volvemos atrás» es que
no habíamos superado tantos peldaños
como creíamos, o que nuestra conquista
necesitaba un refuerzo para ser más sólida.
La diferencia entre los errores primeros
y las «vueltas atrás» es que en el
segundo caso nos damos cuenta de lo que
pasa, y eso es mucho. Es bastante como
para seguir insistiendo”.
DELIA STEINBERG GUZMÁN
Hoy, asumo cada error como una
experiencia.
Encuentro el valor que me otorga para mi
crecimiento y evolución.
Ausente de culpa, impido que ella penetre
en mi corazón.
Sí, asumo la responsabilidad de las consecuencias
para mí, y también si las tuvo para
alguien.
Si el error del otro me hirió, me siento con
derecho a ser escuchada en mi sentir.
Si alguien critica mi error, sólo lo observo.
En mi interior me empodero dándome permiso
para esa experiencia.
Sé que la crítica y el juicio tanto hacia nosotros
como hacia los otros, generan mucho daño.
Cuando puedo ver el error ajeno y el propio,
con ojos compasivos, entendiendo que es
parte de la evolución, siento que he triunfado.
He trascendido esa dañina reacción aprendida,
de juzgar el error.
Silvia Rodríguez Borges
“El mayor error
que una persona puede
cometer
es tener miedo
de cometer un error”.
Elbert Hubbard
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Cuento
Todo nos sucede
aquí y ahora
Un hombre se acercó
a un anciano y le dijo así:
- “Me han dicho que tú eres sabio…
Por favor, dime qué cosas puede hacer un sabio
que no están al alcance de las demás personas.”
El anciano le contestó: “Cuando como,
simplemente como; duermo cuando estoy
durmiendo, y cuando hablo contigo, sólo
hablo contigo”.
“Pero eso también lo puedo hacer yo y no
por eso soy sabio”, le contestó el hombre,
sorprendido.
“Yo no lo creo así”, le replicó el anciano.
“Pues cuando duermes, recuerdas los problemas
que tuviste durante el día o imaginas
los que puedes tener al levantarte.
Cuando comes, estás planeando lo que vas
a hacer más tarde. Y mientras hablas conmigo
piensas qué vas a preguntarme o cómo
vas a responderme, antes de que yo termine
de hablar.”
El secreto es estar consciente de lo que
hacemos en el momento presente y así disfrutar
cada instante del milagro de la vida.
Anthony de Mello
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Una anécdota de mi vida
LÍMITE AL LÍMITE
Aquel día vino una vecina a jugar conmigo.
Tenía muchos “bebotes”, era lo que siempre
pedía como regalo de Reyes.
Mientras mamá trabajaba en la peluque-
ría, que estaba en la casa, nos entreteníamos
jugando.
A mi amiga le llamaba la atención que los
muñecos abrieran y cerraran los ojos.
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Y sin darme cuenta, en algún momento
quizás por curiosidad, los presionó con los
dedos y los ojos de los dos, quedaron hundidos
dentro de la cabeza.
Conocía lo difícil que era arreglarlos. Lo comentaban
mi madre y mi tía.
¡Sentí tanta angustia…!
No era tanto el dolor de verlos así como el
temor a la reacción de mi madre cuando se
diera cuenta.
No atiné a decirle nada a la niña que jugaba
conmigo.
¡Estaba impactada, temerosa, incapaz de
hablar!
Ella, al darse cuenta decidió irse.
-¡Acompáñame hasta mi casa! -dijo, a pesar
de que solo nos separaban tres cuadras.
Pedí permiso a mi madre que con firmeza
contestó, -¡sólo hasta la esquina!
Y yo era tan obediente…
Cuando llegué hasta el lugar indicado me
quise despedir.
Mi amiga con autoridad me respondió:
-¡No! vamos hasta la otra esquina.
Y allí, palabra va, palabra viene, ante su imposición,
acepté.
Como no quería alejarme más, ella comenzó
a pellizcarme para que siguiera.
Recuerdo muy borrosamente, que en un
momento me pegó una cachetada para que
continuara acompañándola.
Sé que esto sucedió.
Tengo grabada en la memoria la imagen del
dueño de la casa de la esquina, parado en el
zaguán, mirándonos. Me pregunté interiormente:
¿por qué no me defiende?
Volví llorando, en una mezcla de emociones
por todo lo vivido.
Cuando regresé, mi madre con un tono que
conocía, me dijo, -ya vi que me desobedeciste.
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¿Por qué callé?
¿Por qué no le dije todo lo que me había
pasado?
¿Nuevamente el miedo me silenciaba aunque
me perjudicara?
Supe estaba muy enojada.
Cuando terminó de trabajar descubrió que
los muñecos tenían los ojos hundidos.
Recibí el castigo que ya esperaba.
Aunque le decía que yo no había sido la culpable,
no me escuchó.
Nunca supo el contexto de todo lo ocurrido
porque no me dio espacio para que lo contara.
Fui por la vida muy respetuosa de los límites
de los demás. A los míos, no los supe
establecer.
Cada día puedo ver con más consciencia
cómo incide en la vida de los niños, jóvenes y
adultos, el no tener internalizado el respeto a
los límites de la autoridad, de la sociedad, de
las personas del entorno, de los padres…
Si el límite no fue bien establecido y aceptado
en la etapa de la niñez, habrá consecuencias
muy serias en el transcurso de la
juventud y adultez.
Estarán los carteles que digan “no pasar”,
“no tirar papeles”, “esperar detrás de
la línea amarilla” “cuidar el césped”… y todo
esto se convertirá en palabras leídas pero no
respetadas.
¡Las autoridades pueden llegar hasta ser
maltratadas cuando llaman la atención sobre
una desobediencia!
Y ese límite no establecido internamente,
puede también llevar a que ante invitaciones
a probar sustancias perjudiciales para el
cuerpo o alguna actividad no beneficiosa, no
se sepa decir “No”.
Llegan estas consecuencias hasta el aspecto
económico.
Si al ir a comprar hay ausencia de límites
interiores, se comprará lo innecesario. No se
logrará una correcta administración del dinero
y el consumismo dominará.
¿Cómo llevar adelante una buena convivencia
en el trabajo, con los amigos, en la familia,
con la pareja, si el límite no es respetado?
¡Existen tantas consecuencias…!
Mi madre supo establecerme límites con
mucho rigor que quedaron habitando mi interior.
Por eso siempre atendí las indicaciones
establecidas por la sociedad, respeté a toda
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persona con autoridad, acepté los límites de
otros que consideraba correctos.
Sin embargo durante gran parte de mi vida
no fui capaz de poner límites.
¿Por qué?
Durante mucho tiempo sólo callaba, lloraba,
o me angustiaba… sin ser capaz de decir
“hasta acá” “basta” “esto no lo acepto”…
Reflexionando sobre mis propias experiencias,
considero que lo vivido con temor, me
inhibió.
En el relato que compartí, no fui escuchada
y eso muestra mi desvalorización ante alguien
que tiene un tono o actitud autoritaria.
Se apreció claramente cuando mi amiga no
escuchó mi pedido, ni tuvo en cuenta mi temor
a desobedecer. Su palabra imperante me
llevó a hacer lo que ella quería.
No tuve coraje para honrar mi propia decisión
y decir: “voy a obedecer lo que mi madre dijo”
“no te voy a acompañar hasta donde tú quieres”
Los límites en los niños desde pequeños
son necesarios, son la columna vertebral para
las siguientes etapas.
Se tienen que establecer desde la seguridad,
desde la certeza, (con ausencia de manipulación,
amenazas y temor), a veces explicando
el porqué y otras veces no.
Lo que no puede faltar es el espacio para
que los niños expresen lo que sienten ante
los límites establecidos. Quizás en muchas
ocasiones después de oírlos, tengamos otra
opinión y tomemos otra decisión, o sigamos
firmes en nuestra postura.
¿De qué sirve la obediencia por temor si el
niño queda inhabilitado para establecer los
suyos propios?
Los padres tienen que observar cuando se
van desarrollando, si saben aceptarlos y si
saben establecerlos.
Es un equilibrio y un gran reto oscilar entre
estos dos extremos.
De lo contrario sucederá que el niño se volverá
rebelde o sumiso como fue mi caso.
Por muchos años “Dejé de ser para ser lo
que los otros querían”
Esto sólo lleva a la infelicidad.
El límite también tiene su límite.
Ese es el aprendizaje.
Cada persona tiene un espacio que proteger.
“Si estamos muy pendientes de no
herir a nadie
en ninguna circunstancia,
acabaremos lastimándonos
a nosotros mismos y a los demás”.
P. Jakubowski
Atreverse a establecer límites es tener el
valor de amarse y valorarse a sí mismo.
El límite al límite, es respetar el espacio del
otro y cuidar que nadie cruce el propio.
Silvia Rodriguez Borges
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El ultimo puente
del inca
El Q’eswachaka («puente de cuerda» en
quechua), un vestigio viviente de cinco siglos de
antigüedad, suspendido sobre un desfiladero del
río Apurímac, se reconstruye cada año.
Cada mes de junio, en un rincón de los Andes
peruanos, cuatro comunidades quechuas lo
hacen.
Es una tradición inca transmitida de generación
en generación hasta nuestros días.
Es tarea de las mujeres trenzar las gruesas
cuerdas de q’oya, un tipo de paja obtenida de
una gramínea muy abundante en los Andes, que
los hombres emplearán para recomponer este
puente.
A unos diez metros de altura por encima del
río, sobre los dos estribos de piedra, los hombres
amarran a un extremo y otro de la garganta las
primeras seis cuerdas gruesas que formarán el
esqueleto del puente. Cuatro de ellas son las matrices
y sirven de soporte, y otras dos, laterales,
constituyen las barandas.
La tarea culmina con la colocación de las barandas
y el piso del puente, un largo «colchón»
tejido también con cuerda. En el fondo de la garganta
yacen los restos del puente anterior. Los
estribos de piedra fueron restaurados gracias al
proyecto Qhapaq Ñan, financiado en parte con los
ingresos del turismo de Machu Picchu.
SABIAS
QUE
Las lágrimas
Los humanos y también los animales
lloramos.
De risa, de tristeza, de miedo…
pero lloramos. También cuando pelamos
una cebolla nos ponemos a llorar.
Y cuando lo hacemos nuestros ojos se ponen
vidriosos, y comienza a emanar un líquido acuoso y
salado, a veces en grandes cantidades… Nos impide
la visibilidad y nos humedece todo el rostro.
Muchas veces es algo incontrolable, de manera
que cuando aparecen las ganas no hay marcha
atrás. Y si se aguantan las lágrimas es como que
se acumulan en la garganta y se hace un nudo (o
al menos se siente como si lo fuera) que nos impide
hablar y tragar. Existen tres tipos de lágrimas:
basales, reflejas y emocionales. Las basales y reflejas
protegen al ojo de objetos extraños.
Mantienen la humedad del ojo, eliminan de
ellos los residuos y cuerpos extraños y protegen
nuestros ojos de las infecciones.
Cuando estamos muy tristes o muy felices, el
cuerpo lo interpreta como una pérdida de control
y produce lágrimas para estabilizar nuestras
emociones, desahogarnos y liberar tensiones.
Los científicos aún no están seguros de cómo nos
ayudan. Pueden que sean un mecanismo social para
reclamar empatía. También se ha demostrado que
contienen un elevado índice de endorfinas, es decir
que actúan como un analgésico natural.
Las lágrimas son
nuestras
heridas
evaporándose.
Es curioso cómo detrás
de un acto común y espontáneo
hay toda una
regulación de la que no
somos conscientes y con
una funcionalidad detrás.
En definitiva, es un ejemplo
más de lo maravilloso
que es el ser vivo.
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EN EL AMOR
Química o
Alquimia?
Las sabias palabras de este relato, nos llevan
a reflexionar sobre lo realmente importante
para construir una relación que conecte
más allá del cuerpo.
La química siempre es importante porque
es lo que nos acerca al otro. Lo esencial es
fomentar lo que va más allá. El valor del encuentro
de dos personas.
Esto es posible si primero hay una relación
amorosa con nosotros mismos. No podemos
dar lo que no poseemos.
Primero construyamos la alquimia con nosotros
mismos, lograda sanando la relación
con nuestro niño interior y con las heridas
que habitan en nosotros para irradiar amor y
atraer relaciones más sanas.
Si nos respetamos, valoramos, evitamos
criticarnos o juzgarnos, aceptamos las experiencias
encontrando el enriquecimiento que
nos aporta, ofreceremos lo mismo en la relación
de pareja.
Buscar el amor en otros y no en el propio
interior, es un grave error.
“Le preguntaron a un Maestro cuál
era la diferencia entre la química y la
alquimia en las relaciones de pareja
y contestó estas hermosas y sabias
palabras:
– Las personas que buscan quími-
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ca son científicos del amor, es decir,
están acostumbrados a la acción y a la
reacción. Las personas que encuentran
la alquimia son artistas del amor, crean
constantemente nuevas formas de amar.
– Los químicos aman por necesidad.
Los alquimistas por elección.
– La química muere con el tiempo,
la alquimia nace a través del tiempo…
– La química ama el envase. La alquimia
disfruta del contenido.
– La química sucede. La alquimia se
construye.
– Todos buscan química, solo algunos
encuentran la alquimia.
– La química atrae y distrae a machistas
y a feministas. La alquimia integra
el principio masculino y femenino, por
eso se transforma en una relación de individuos
libres y con alas propias, y no
en una atracción que está sujeta a los
caprichos del ego.
En conclusión, dijo el Maestro mirando
a sus alumnos:
– La alquimia reúne lo que la química
separa. La alquimia es el matrimonio
real, la química el divorcio que vemos todos
los días en la mayoría de las parejas.”
El amor ya reside en cada ser humano, el
otro sólo lo despierta.
La pareja es unir no sólo el cuerpo sino cada
día ir construyendo la relación en base a las
experiencias que se van viviendo.
Capitalizando lo vivido se transforma en
las bases para el próximo día.
En un artículo escrito por Gloria Arroyave
nos dice:
“Me gustaría dejar claro que cada persona,
busca lo que le corresponde de acuerdo a su
proceso evolutivo, esta es mi verdad, la que
yo verifiqué […]
…Es posible lograr después de muchos años
de relación, revisar los acuerdos, cerrar las
brechas y entre los dos reactivar una química
consciente, que alimente al cuerpo y al alma,
aunque le cueste tanto a nuestra pobre ignorancia,
les aseguro que es posible.
A los seres humanos por naturaleza nos
atrae, lo nuevo, la adrenalina, “la química”.
Ser alquimistas del Amor - Magos del amor,
nos exige estar conscientes de que el amor
[…] es lo que sucede a cada momento con esa
persona que has elegido con la ropa puesta y
todo. A través de la alquimia del amor es posible
transformar las dificultades en oportu-
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nidades, las distancias en abrazos, las lágrimas
en sonrisas.
La química es pasajera, egoísta, no permite
la observación, ni el cambio, se torna empalagosa,
agresiva y dominante. Es evasiva,
no asume, no toma decisiones, mucho ruido,
mucha bulla y pocos resultados. Cuando las
cosas no salen como esperaba de inmediato
te saca y sale corriendo a buscar donde encontrar
más química porque no tiene compromiso.
Les ha pasado ¿qué alguien dice
amarlos profundamente y en un abrir y cerrar
de ojos ya está “enamorado (a) de otra
persona?, como si el amor fuera pasajero. Es
porque no era amor, era ENAMORA-MIENTO,
sólo química, instinto.
En cambio “la alquimia” hace magia en tu
ser y en el de tu pareja. Desde el interior de
ambos los transforma los hace mejores seres
humanos, conscientes, pacíficos, despiertos,
comprometidos, con gran capacidad de disfrutar
cada oportunidad y aprovechar todo
momento para crecer y evolucionar juntos. La
alquimia en el amor nos hace el amor a cada
momento y para eso ni siquiera hay que desnudar
al cuerpo, porque mantenemos desnuda
el alma, ese es el amor de verdad. Ya lo he
verificado.
Se necesita estar muy despierto, para no
caer en la trampa, de la emoción del ego a
través de los sentidos, es un trabajo diario,
debemos estar alertas al comienzo, después
todo fluye en paz, porque el amor llena todo
lo que parecía vacío”.
El amor no es sólo para quedarse en un cúmulo
de sentimientos.
Va más allá.
Es la alfombra donde ambos se apoyan
para continuar “El camino de la Vida”, compartiendo,
evolucionando, creciendo en consciencia
cada uno a su ritmo.
“El amor verdadero
hace milagros,
porque él mismo es ya
el mayor milagro”.
Amado Nervo
FOTOGRAFÍA Y
VIDEO DIGITAL
CARLOS
GEYMONAT
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SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278 19

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SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278

La fuerza de la Unión
Uno de los aspectos que más nos dañan en
estos momentos es la falta de unión, que se
aprecia en todas partes y en todos los ámbitos
de la vida.
Las críticas constituyen el pan de todos los
días y la desconfianza es el sentimiento que
prevalece, destruyendo toda relación solidaria
entre los seres humanos.
Un concepto fundamental en la Filosofía
es la Unión. No es solamente una idea, sino
un coagulante que se manifiesta, además de
en el pensamiento, en los sentimientos y en
las acciones. La vida entera es un ejemplo de
unión, desde las minúsculas células que se
constituyen en tejidos, hasta la suma de estrellas
que conforman una galaxia.
La palabra “unificar” procede del latín
unus y facere, “hacer uno”, es decir, reunir
varias partes diferentes, aunque coherentes
y conjugarlas de modo que podamos lograr
una unidad armónica y homogénea. Es un
acto de acercamiento, de conexión que, de
no existir, haría que cada una de las partes o
de los seres siguiera caminos diversos – cosa
que no está mal- pero divididos, desunidos y
contrapuestos.
SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278 21

Sin ese gesto de unificación, nos tocaría vivir
en un perpetuo caos en el cual sería muy
difícil encontrar sentido a la existencia y a sus
circunstancias variables.
Precisamente, la enfermedad que se abate
sobre nuestro presente histórico – y ya hace
bastante tiempo que la arrastramos larvada-
es el seratismo, el desmembramiento,
la lucha abierta entre facciones que cada vez
se hacen más pequeñas, hasta llegar al enfrentamiento
de un individuo con otro. Esto
se vive en el ambiente político, cultural, religioso,
artístico, social, familiar; se percibe
en las calles de las grandes ciudades y ya va
haciendo mella en los pequeños pueblos. La
desconfianza es dueña y señora de los ánimos
y eso se revierte en descortesía, brusquedad,
irritación, falta de escrúpulos, carencia de
sinceridad, egoísmo.
No hay convivencia posible cuando falta la
generosidad del amor y cuando prevalece el
sentimiento absorbente del que se considera
único en el mundo.
Para convivir hay que ensanchar la conciencia
y dar cabida a todos los seres vivos,
entender la vida en todas las cosas y concebir
la infinitud del universo. Hay que conocer
y valorar todo lo que es… Y tener el valor de
compartir lo que somos con todos los que son.
Nadie puede lograr su realización si desprecia
la realización de los otros.
Una buena dosis de unificación es lo que
necesitamos todos en general y cada uno en
particular. Volver a experimentar la realidad
de esa gran familia que es la Humanidad, la
felicidad de la amistad, de la mutua confianza,
del deseo de colaborar y ayudar, de poderse
mirar a los ojos otra vez y encontrar verdades
luminosas en lugar de sombras temerosas.
Delia Steinberg Guzmán
Filósofa, música y escritora​ argentina
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SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278

HONRO A
CADA LECTOR
Aprecio y valoro a cada uno.
Destino esta página para dar espacio a este
reconocimiento que siento por cada persona
que toma en sus manos “Una Apuesta a la Vida”.
Me permiten expresar, crear, compartir,
reflexionar, crecer, evolucionar…
En un acto de agradecimiento, disqué un
número telefónico que me conectó con una
hermosa persona, lectora de 95 años: Dora
Pernas
Me deleité con ella en un diálogo ameno.
Sociable, respetuosa, amable y de una gran
vitalidad que percibí a través de su voz.
Modista desde los veinte
años hasta los ochenta y…
Recuerda que fue un vestido
de quince su última labor.
Quise saludarla en representación
de todos ustedes.
Mi corazón se conectó al
de ella y al de todos.
Fueron caricias para mi alma cuando me
contó cómo la lectura de esta revista la reconforta,
le da paz y le brinda lindos momentos.
Al ir finalizando esta conversación recibí
con emoción la frase que dijo con énfasis:
“Me ha cambiado la Vida”.
Es un ejemplo donde su alma inquieta, sigue
encontrando motivos para seguir haciendo
“Una Apuesta a la Vida”.
¡A cada lector mi agradecimiento!
Sin manos que reciban no hay manos
“dadoras”.
“Honrar, honra”
José Martí
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LA MISIÓN
DE LOS
PERROS
Durante todo un año me visitó, quedando
echado a unos metros de la puerta de mi casa,
un hermoso perro de pelaje blanco.
Era viajero constante en el barrio y así iba
obteniendo su alimento.
Un día le abrí la puerta y entró.
No conocía su nombre y al único que respondió
mirándome fue a la palabra “Chicho”.
Desde hace ya muchos años convive con
nosotros.
Solo con mirarlo, mi corazón se cubre de amor.
Los estudiosos de este tema, confirman
que ellos generalmente nos eligen. A veces
llegan de manera inesperada. Hay una vibración
o mirada que nos hace sentir que es el
que corresponde estar junto a nosotros.
Son ángeles de cuatro patitas e importantes
terapeutas emocionales.
Se encargan de absorber estas energías
para protegernos. A su vez se limpian bebiendo
agua, comiendo algunas plantas y con
otros elementos.
Su misión puede ser individual o abarcar a
toda la familia.
Silenciosos, van ayudándonos a sanar y
equilibrarnos.
Si es necesario se sacrificarán cuando hay
un desbalance muy fuerte que puedan afectar
al dueño o a la familia.
Muchos veterinarios con una visión más
espiritual del rol que ocupan en la vida del
hombre, cuando se les llama porque están
enfermos, preguntan: ¿qué pasó en la casa?
¿hay algún problema?
Son también protectores energéticos. Absorben
energías que pueden encontrarse en
los espacios que se habitan.
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SETIEMBRE 2018 - AÑO 24 - Nº 278

Con caricias, jugando con ellos, o cualquier
muestra de afecto, hace que puedan purgar
las energías que han absorbido. El amor del
amo o de cualquier integrante de la familia,
actúa como si fuera un repelente energético.
Hoy se sabe que pueden ser atendidos con
terapias holísticas.
He podido comprobar cómo su estado físico
y emocional ha cambiado rápidamente
aplicándole el “código de la emoción”.
También conozco casos de recuperación con
acupuntura, reiki, homeopatía, flores de bach…
Nadie puede dudar que sean “maestros
del amor incondicional”
Eligen muchas veces acompañar con fidelidad
al hombre aunque no le sea suficiente el
alimento que le ofrecen.
Estas escenas las vemos frecuentemente en
las calles. Y estas imágenes nos enternecen y
nos llenan los ojos de lágrimas y de amor.
En la película “Siempre a tu lado”, que relata
la historia verídica del perro Hachiko,
ante la desaparición de su “amigo humano”
por haber fallecido, lo siguió esperando en la
estación de ferrocarril cada día, hasta el momento
de su muerte.
Ellos registran vibraciones muy elevadas y
son muy sensibles. Perciben y observan más
de lo que imaginamos. Son expertos radares
energéticos por su audición, olfato y visión.
Siempre están en alerta aunque creamos que
descansan. Muchas veces sus ladridos son
avisos no solamente de un riesgo físico sino
a nivel energético.
El amor, es una forma de agradecerles por
todo lo visible e invisible que ellos nos dan.
Pendientes de sus dueños, de las familias,
intentan mantener la armonía del entorno,
acercándose y dando un lengüetazo cuando
estamos tristes como una manera de decir
“estoy junto a ti”.
Siempre están enviando vibraciones de
amor.
Son ángeles de cuatro patitas que sólo desean
a cambio amor.
Reconozco y
agradezco la existencia
de “Chicho”
por todo lo que me
ofrece cada día y por
haberme “elegido”.
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SUPLEMENTO EDUCATIVO PARA LA VIDA
ADICCIÓN
AL JUEGO
UN SÍNTOMA
“El jugador es un ladrón
de su fortuna,
de su tiempo, de su
libertad y de su salud.”
Nathaniel Cotto
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Cuando comienza a asomar en
mí la intención de seleccionar
temas para la próxima
revista, se abre un abanico de
sincronicidades que no dejan
de asombrarme.
Así fue con este tema.
Cuando decidí profundizar
en el conocimiento de esta
adicción, un mensaje de
agradecimiento por la revista
me llegó.
A la siguiente respuesta, este
lector me expresó cuánto le
había ayudado junto a otras
técnicas para superar la
adicción al juego.
En ese momento sentí la
confirmación de mi intención.
Invité a esta persona a
responder algunas preguntas.
Al hacerlo, me permitió
profundizar en el mundo
del ludópata y satisfizo mis
inquietudes.
Mucha información podría
agregar, sin embargo la
historia narrada por quien
transitó este camino, llega al
corazón.
Nos aporta un entendimiento
que hace imposible levantar el
dedo acusador y decir palabras
de juicio.
Mi maestro en muchas
oportunidades me dijo:
“Comprender, libera”
Conocer, saber, entender,
nos da una mirada totalmente
diferente sobre este tema, tanto
para el implicado, como para
su entorno y para cualquier
otra persona.
¿En qué momento tuviste conciencia
de que eras adicto al juego?
Empecé a jugar desde los 18 años. Apenas
pude entrar a un casino, jugué esporádicamente.
Iba con amigos, después siempre
con conocidos. Con el tiempo lo hice
más solo. Realmente tuve conciencia de
la adicción cuando a los 31 años, ya estando
casado, con compromisos, con alquiler
para pagar, una casa para llevar adelante,
ahí, con el afán de querer ir a comprar
una cocina nueva teniendo la plata encima,
pero queriendo sacármela de encima
como nos pasa siempre a los ludópatas,
perdí todo. Fue la primera vez que perdí
todos los ahorros que tenía, todo el dinero
que había en la casa, que era de la familia,
de mi grupo familiar. Ahí me di cuenta
que estaba frente a algo difícil de controlar,
una adicción. Sin embargo si bien tenía
conciencia de ello, creía que lo podía
controlar. Ahí radica un poco el problema
nuestro.
¿Durante cuánto tiempo?
Lo hice durante 20 años. Hubo intervalos
de dejar o de ir más espaciado, o tener
la conciencia de querer dejar, pero fueron
20 años de ludopatía.
¿Cuál o cuáles eran los juegos
preferidos?
El mío era la ruleta de paño. Entendí que
hay distintos tipos de ludopatía, adicción
a juegos diferentes, gracias a una terapia
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grupal en el hospital de Clínicas -que aún
voy-, donde encontré contención. Están
los videojuegos, las maquinitas, están los
slot y los jugadores de paño como mi caso.
Yo jamás puse una moneda en una maquinita
ni en los slot, lo mío era pura y exclusivamente
juego de paño.
¿Puedes identificar qué sensación vivías
cuando ibas a jugar?
La sensación cuando iba a jugar era de
placer, bienestar. Estando adentro del casino
uno se siente que está en otro mundo.
Algo que sentí de decir a todos los ludópatas,
es que cuando uno está jugando se
tiene la sensación de que nadie te controla,
nadie te dice nada, el tiempo es tuyo, el
momento es tuyo y esa sensación es muy
placentera para nosotros.
Si bien en los dos años últimos, al ir,
sentía mucha ansiedad, muchos nervios,
al punto de tener fuertes dolores de estómago
y malestares.
Cuando luego estaba adentro del casino
la sensación era de placer, era mi mundo.
Y algo que agrego y que capaz puede servir,
es que cuando salía ganando me sentía
todopoderoso. Era un dios todopoderoso
porque estaba feliz. Por supuesto una felicidad
muy efímera obviamente.
La sensación de satisfacción de andar
con dinero, es lo que nos hace justamente
volver. Y esa felicidad efímera se va al
otro día, desaparece en menos de 24 horas.
Es lo que se siente cuando uno sale
ganando.
Cuando uno sale perdiendo que son la
gran mayoría de las veces, la sensación
de culpa, de desvalorización, la sensación
de sentirte literalmente de que era
una “porquería” por no decir otra palabra,
creo que es lo peor. Esa sensación de
frustración y todo eso, hace que uno salga
de ahí con bronca, resentimiento contra
todo, ira.
Creo que despierta las peores emociones
del ser humano. A la mañana siguiente
cuando uno abre los ojos, lo primero que
yo decía era: -pucha, ¡otra vez estoy vivo!
Estaba presente esa sensación de querer
desaparecer. Una vez me quedó muy grabado
un comentario de un ludópata y me
sentí muy identificado. Cuando le preguntaron
si le tenía miedo a la muerte, él dijo
que no. Le tenía miedo a vivir. Llegamos a
tener miedo de nosotros mismos y de lo
que podemos ser capaces de hacer.
¿Y cuando dejabas de hacerlo que
sentías?
Cuando estaba un tiempo largo sin ir
a jugar, estamos hablando de 20 días, un
mes, no mucho más de eso, no sentía placer
por nada. Después con el tiempo me
explicaron y entendí.
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Lo que causa en el organismo la ludopatía,
cuando uno está dentro del casino,
es elevar los niveles de dopamina que es
la hormona del placer. Está al máximo, y,
lógicamente después en la vida real, en la
vida cotidiana, el cerebro acostumbrado a
esas cantidades de dopamina, nada lo satisface,
nada le da placer.
A mí en lo personal todo lo que me agradaba
previo a jugar, como por ejemplo ir
y todas presentaban una mancha en el
cerebro. Las otras personas que no tienen
ludopatía no la tienen. Eso es justamente
por los excesos de la dopamina.
¿Qué hacías para ocultarlo en tu
entorno?
De todo. Sobre todo mentir, inventar.
Los ludópatas somos grandes mentirosos,
hábiles declarantes (como dicen), vivía
al campo, compartir con mi señora, con mi
hijo, todas esas cosas cotidianas, dejaron
de interesarme.
Durante todo este tiempo en que estuve
jugando, fue como tener bloqueado el
sentimiento, la sensación de felicidad, de
placer. Pocas cosas me lo daban.
Lo único que me daba placer y lo único
que uno piensa las 24 horas del día, es ir
a ese juego. Un doctor me dijo que hay un
estudio que se hizo a un grupo de personas
ludópatas, se expusieron a un escáner
mintiendo con respecto a dónde estaba,
a dónde iba, inventando en el trabajo, inventando
cosas.
Cuando dejé de jugar, me di cuenta de
que uno deja de mentir porque ya no lo
necesita. Personalmente me siento muy
feliz, me da paz, tranquilidad, bienestar.
Ahora voy por la vida con la verdad. Quizás
nos dé más sensación placentera a las
personas que siempre mentimos, que a las
personas que decir la verdad es normal en
su vida.
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¿Pedías dinero prestado?
Lo hice sí. Pedí dinero prestado para tapar
agujeros, para que allegados a mí no se
enteraran de que yo había sacado grandes
sumas de dinero. Pedía a amigos o prestamistas
para ir pagando. Siempre pedí mucho
dinero para tapar agujeros que iban
quedando.
¿En algún momento te descubrió algún
ser querido?
Al principio no, obviamente que uno lo
oculta. Los ludópatas vamos solos, ni siquiera
vamos con gente al casino. La vez
que quedé en bancarrota, en quiebra total,
mi señora fue la primera en enterarse. Se
lo comuniqué a ella.
Desde ese entonces lo sabe. Luego se
enteraron mis padres, mi hermano, mi
grupo familiar, los más allegados. Con el
tiempo algunos amigos también.
¿Qué hecho te motivó para que tomaras
la decisión de sanar esta adicción?
Hace cuestión de unos 3 años más o menos,
se lo dije a mi hijo, que hoy tiene 19
años. Fue aconsejado y sugerido por un
amigo, un Coach, que me ayudó mucho.
Me dijo que lo blanqueara con él, que le
dijera, que ya estaba grande, y que estaba
bien que lo supiera. Conocer la experiencia
que vivió su padre, y que tenga el orgullo
de decir –pudo salir- fue un compromiso
conmigo mismo y con él. Fue un antes y
un después. No fue fácil porque los padres
queremos que nuestros hijos piensen que
somos Súperman y que piensen que somos
perfectos. Entendí que no es así y que está
bueno mostrar nuestras zonas oscuras
con el compromiso de que yo siempre iba
a poder salir.
Soy una persona de nuevo confiable
para él y que con orgullo diga mi padre se
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cayó pero se levantó y salió. Decirlo con la
cabeza bien alta. Cuando se lo dije fue en
común acuerdo con mi señora y ella me
apoyó. Primero lo hablé con él y luego los
tres juntos. Fue una comunión muy emotiva
para mí que los tres pudiéramos hablarlo.
Que lo confesara, abrir el corazón,
ser sincero con ellos. Su actitud y la de mi
señora fue muy importante.
¿Recuerdas qué fue lo primero que encontraste
en el camino para dejar atrás
esta adicción?
Busqué y recomiendo que se busque
todo lo que esté al alcance de las personas,
terapias, grupos de jugadores anónimos…
Creo que lo primero que encontré
fue la biodecodificación. Incluso yo hice el
curso con una gran amiga, María Fernanda
Giordano, que hoy está con Genopsicosomática.
Esto me hizo tomar consciencia de
por qué yo jugaba. Había un programa en
mi transgeneracional, en mi clan.
¿En qué herramientas te apoyaste para
salir adelante?
Sigo leyendo y aprendiendo lo que es
la sicosomática y el ser humano, su cerebro,
cómo los conflictos nos enferman, las
emociones también. Y sanando podemos
tener una vida maravillosa. Hace cuestión
de dos años atrás, más o menos, tuve la
suerte de encontrarme con una gran persona,
hoy lo considero un amigo. Su profesión
es Coach (persona que se ha formado
para motivar, para enseñar técnicas que
ayuden a alcanzar las metas). Me ayudó
muchísimo. Sin él, no sé si hubiera podido
salir. Me dice que el mérito es mío, que
simplemente me acompañó.
Considero que el mérito es de los dos.
Me guió para recobrar nuevamente mi autoestima.
Entendí el por qué o el para qué
yo buscaba esa sensación de placer. Una
seguridad mal entendida. Recobré la autoestima,
la confianza, los valores que había
perdido como todos los ludópatas. Luego
por causalidad me llegó tu revista por una
amiga de mi señora que está suscripta. La
empecé a hojear y hace un año y medio o
dos a esta parte la leo casi todos los días.
La tengo en la cabecera de la cama, para mí
es como una inyección de energía. Todas
las mañanas me dedico a leer, miro una,
miro la otra…Aprendí con ella a que soy el
arquitecto de mi propia vida, es como una
dosis diaria de positivismo.
Me apoyé sobre todo en mi familia, en
el apreciar, en el agradecer lo que uno tiene
y no enfocarse en lo que uno no tiene o
perdió. En esto radica la diferencia, el vivir
el aquí y el ahora y el disfrutar de esas pequeñas
cosas que cuando uno está en ludopatía
se pierde.
¿Tuviste recaídas?
Tuve muchísimas recaídas en este proceso,
en estos 20 años de ludopatía. Todas
fueron cuando pensé que lo tenía controlado.
Siempre supe que era ludópata pero
creí que lo podía dominar, y ahí estaban
las recaídas. Una cosa importante es que
cada recaída es peor, cada vez uno cae
más abajo, ya me lo habían dicho, pero lo
comprobé en carne propia.
¿Qué causas internas te condujeron a
esta adicción?
En mi caso personal una sensación de
inseguridad, un tema de carencia. Siempre
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creí que el dinero me iba a dar cierta seguridad
y esto me hacía ir al casino. Después
me di cuenta que no es así. También es un
factor muy importante la poca tolerancia
a la frustración y ausencia de establecerse
a uno mismo los límites. Cuando tenía una
situación de fracaso o desilusión, disparaba
hacia el casino buscando un falso alivio.
También lo son el vacío interior, la soledad.
Encontrar las causas generacionales
es muy importante, puede haber un programa
en el árbol genealógico que incita a
repetir la misma historia de un ancestro o
varios. El objetivo es sanar para liberar a
los descendientes.
¿Qué consecuencias tuvo en ti y en los
seres de tu entorno?
Las consecuencias fueron muy dolorosas
a nivel familiar. Preocupaciones al
punto de cortar relaciones con algunos de
ellos. La relación con mis padres al día de
hoy no es la mejor, tampoco con mi hermano
y a nivel de pareja de a poco estamos
tratando de recomponer la confianza
perdida. Esto es lo que más nos afecta, a
los familiares y allegados. Se cortan relaciones,
hay tensión en la comunicación,
mucha inestabilidad. La confianza es lo
que primero se pierde y luego es lo que
más demora en reconstruirse.
¿Podrías dar algún mensaje tanto a la
persona adicta como a los familiares?
Lo primero que le diría a la persona que
tiene ludopatía es que es posible salir, que
se sale. Que busquen por todos lados, que
experimenten, que encontrarán ayuda.
Después cada uno verá lo que le hace mejor.
Creo que no hay que luchar contra esto,
porque la palabra luchar, lo aprendí entre
otras cosas de tu revista, es que a lo que
uno se resiste, persiste. También dicen que
lo que hay que hacer es integrar, aceptar,
observarse y trascenderlo obviamente.
Hay que recobrar nuevamente los valores,
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la autoestima. No avergonzarse de esto.
Algún día se van a sentir orgullosos, como
me siento yo, hoy, de poder decirlo en voz
alta y poder decir que uno estuvo en esto
pero salió. Es importante sentirse que quizás
uno pueda ser un foco de inspiración
o una ayuda para alguien que lo necesite.
Quiero destacar que la felicidad y la paz
y ese bienestar mal entendido y efímero
que nos da el casino cuando estamos ahí
adentro, no se compara con la felicidad y
la paz cuando uno sale de este infierno. La
sensación de bienestar permanente que se
siente cuando uno deja de jugar es indescriptible,
y creo que sólo por eso vale la
pena hacer el intento.
A las familias decirles que los contengan.
Nosotros necesitamos apoyo y sobre todo
que nos valoren y que de a poco, aunque
yo sé que no es fácil, nos empiecen a dar la
confianza perdida. Creo que para un ludópata,
que los seres queridos te vuelvan a
dar su confianza y que vuelvan a estar orgullosos
de uno, es lo más gratificante. Mi
intención es e que esto sirva para alguien
que lo pueda leer y sentirse un poco mejor.
Todos somos uno y estamos acá para ayudarnos.
Y como tú dices en las revistas, la
ayuda viene del lugar menos pensado. Uno
nunca sabe de dónde puede llegar.
Me gustaría decirles a las personas ludópatas
que hagan una única apuesta y
que sea una apuesta a la vida.
Mi agradecimiento a este lector anónimo,
que con gran sinceridad ofreció
su experiencia para compartirla en esta
revista.
Información:
Jugadores Anónimos:
098 111 533
Programa del Hospital de Clinicas:
0800 8631
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Estimados lectores:
Cuando el conocimiento nos permite ver más
allá, cuando se descorren velos, cuando nuestra
consciencia se amplía, surge del interior una
energía que nos impulsa a “compartir”.
Es una necesidad humana y vital.
Compartir el conocimiento es la oportunidad
de facilitar el camino de los otros.
Es iluminar donde hay oscuridad.
Es una forma de retroalimentarnos de diferentes
puntos de vista.
Cada individuo tiene su aporte único.
Compartir puede transformar la vida.
Es ofrecer otras posibilidades y estar dispuesto
a recibir la de los otros.
Si tenemos conocimientos, no neguemos la
información ni la ocultemos ni la guardemos.
Todo es necesario que fluya, que circule.
Que no se estanque.
Brindémosla despegadamente, dejando al
otro libre en su elección de lo que ofrecemos.
Y nosotros, en una actitud de apertura y humildad,
recibamos lo que otros puedan darnos.
“Voy con las riendas tensas y
refrenando el vuelo
Porque no es lo que importa llegar
solo ni pronto
Sino con todos y a tiempo”.
León Felipe
Hasta la próxima edición.
Silvia Rodríguez Borges
Muchas de las ilustraciones de esta revista proceden del buscador de imágenes en Google. Si el autor de alguna de ellas desea
que se cambie, puede ponerse en contacto e inmediatamente se suspenderá del medio digital que esté reproducida.
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REGEN ERADOR
ENERGÉTICO
Forma, proporciones, símbolos y cuarzos trabajan en la
creación de un sistema coherente de ondas de forma.
Este flujo toroidal autosostenido crea a su vez un campo
armónico.
Estas frecuencias se incorporan al organismo a través del
agua y actúan en los cuerpos energético, emocional, mental y
físico para armonizarlos y revitalizarlos.
Ofrece las funcionalidades y usos del Emo® Esencial en un
formato más transportable y compacto.
¿Cómo usarlo?
Mantener el agua, los líquidos o alimentos dentro del flujo
regenerador que produce el Emo® Quantum durante un período
aproximado de treinta minutos.
Su radio de acción es de un metro.
Para alinear los chakras se coloca en contacto con el cuerpo.
Cuando es colocado en algún lugar o habitación, se potencian
frecuencias de equilibrio.
Si es de tu interés resérvalo
Comunicarse al 099 437 687
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