Una Apuesta a la Vida N°277

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AÑO 24
Agosto 2018
NÚMERO 277
LA MEDITACIÓN
OFRECIÓ SU CALMA
APOYO
EMOCIONAL
SU PODER
CURATIVO
SUPONER
CONDUCE
AL ERROR
LA TRAMPA
DEL AGOBIO
RENCOR O
PERDÓN
PRISIÓN O
LIBERTAD
23 años de edición

Quien teme sufrir ya sufre el temor.
Proverbio chino
en Facebook
Una Apuesta a la Vida
Solicita amistad en:
Silvia Rodríguez Borges
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

E D I T O R I A L AÑO 24 - Número 277
AGOSTO 2018
Silvia Rodríguez
Borges
Directora
SUMARIO
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REFLEXIÓN DEL MES
LA MEDITACIÓN
OFRECIÓ SU CALMA
7
ANTE LA
ADVERSIDAD
NO SE RINDIÓ
8
UNA ANECDOTA DE M I VIDA
¿SE QUERÍAN…?
¿Reconoces las situaciones
que impiden tu bien-estar?
Existen para “llamarnos la
atención” física, emocional o
mental.
De esta manera, tanto el
dolor o la irritación, actúan
como incentivos para realizar
los cambios necesarios y volver
a estar bien.
Corremos un riesgo.
Si no accionamos, nos
“justificamos”.
Ese peligro se llama
“conformidad”.
Es aceptar lo inaceptable.
Si permanecemos inmóviles,
estaremos retrasando
el crecimiento que requiere
nuestro ser.
¿Elegimos quedar en la
prisión de la infelicidad?
Cuando decidimos afrontar
“esa” situación, reconocer
cuánto nos está afectando,
estaremos dando el primer
paso.
Dependerá de cuánta intención
tengamos, para que
la fuerza del Universo despierte
las sincronicidades y
re-encontremos el camino
hacia el bien-estar.
La conformidad
es el carcelero de la
libertad
y el enemigo del
crecimiento.
John F. Kennedy
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SUPONER CONDUCE
AL ERROR
CUENTO
LA VALENTÍA
APOYO EMOCIONAL
SU PODER CURATIVO
SABIAS QUE
RENCOR O PERDÓN
PRISIÓN O LIBERTAD
EL ACEITE DE COCO
Y EL ALZHEIMER
SUPLEMENTO PARA LA VIDA
LA TRAMPA
DEL AGOBIO
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

Reflexion del mes
LA MEDITACIÓN
OFRECIÓ SU CALMA
Todo lo que sucede tiene sentido.
Puede ser a nivel personal, familiar, mundial…
Si no lo comprendemos, es necesario darle
un valor para que no sea en vano. Especialmente
cuando cierta cantidad de seres han
pasado por una circunstancia difícil.
A los que estuvimos atentos al caso de los
12 niños que quedaron atrapados junto a su
entrenador en la cueva Tham Luang, en Tailandia,
nos envolvieron diferentes emociones.
Desde el dolor por empatizar con ellos, hasta
la alegría de verles salir sanos y salvos.
Sabemos que todo inició el 23 de junio
cuando después de su entrenamiento junto a
su profesor, decidieron visitar esa cueva que
es una famosa atracción turística de la zona y
la cuarta más larga de Tailandia, con casi diez
kilómetros de túneles.
En esos momentos, “valores” muy humanos
y loables nacieron desde lo más profundo
en muchos seres. Se dejaron guiar por lo que
dictaba el corazón. Los buzos se entregaron
con total heroicidad al rescate. Fue más impactante
cuando se supo que uno de ellos falleció
en este acto de amor.
En esos momentos tan significativos, las
diferencias y distancias entre los seres humanos
desaparecen y sólo se manifiestan lazos
de unión para salir adelante en una situación
tan difícil.
Carolina Morin
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Los milagros ocurren.
Lo que la lógica decía que “no era posible”,
¡sí fue posible!!
El tiempo establecido para el rescate se
abrevió significativamente y todos salieron
con vida.
Que el entrenador fuera un monje budista,
considero esto una misericordia de la vida.
Así como fue el responsable de la experiencia,
tuvo el mérito de sus conocimientos que
acompañaron a estos niños para que el hecho
fuera menos traumatizante y les permitiera
sobrevivir en esas condiciones.
Todos ellos mostraron al Mundo el valor
de la Meditación.
La serenidad que las mamás de los chicos
atrapados pudieron apreciar en ellos, les
sorprendió. No hay duda que fue un bálsamo
para resistir este desafío emocional y la espera
del rescate.
¿Habrá sido un mensaje para la Humanidad?
¿Este hecho estará gritándonos que los
momentos de silencio son necesarios para
encontrarnos con nosotros mismos en medio
de este ritmo tan agitado?
Como Instructora de Meditación de Sonido
Primordial, después de haber iniciado tantas
personas en esta técnica, no me queda ninguna
duda del beneficio que tiene en todo ser
humano.
Recuerdo que cierta vez meditando, llegué
a un nivel tan profundo que pude observarme
con tal consciencia, que ni siquiera necesitaba
respirar.
Me asusté ante una experiencia tan desconocida
y esto hizo que sólo la experimentara
por unos instantes.
He podido con el paso del tiempo valorar
los beneficios de esta técnica.
En el caso de los niños de Tailandia, pudimos
confirmar cómo contribuyó a liberar
el estrés, mantener la calma, administrar la
energía, confiar…
La meditación es una práctica milenaria y
uno de sus propósitos es la recuperación de
la inteligencia interna del cuerpo. En esta circunstancia
claramente se mostró, ya que sus
cuerpos pudieron sobrevivir a esta situación.
Pasada esta historia, cada uno tendrá que
encontrarle sentido, de lo contrario habrá
sido en vano.
Silvia Rodríguez Borges
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ANTE LA
ADVERSIDAD
NO SE RINDIÓ
Ante la adversidad, frente al drama, el dolor,
el sentimiento de pérdida, la confusión son muchos
los que pierden las fuerzas y, en la mayoría
de los casos, la esperanza.
Pero en ocasiones, las ganas de luchar y el
coraje se entretejen con los firmes hilos de la
esperanza y se convierte en un impulso mágico.
Cómo podría, si no, entenderse la historia de
Nadia Adame, una bailarina madrileña a quien
una grave lesión medular le inmovilizó las piernas,
y que ha llegado, contra todo pronóstico, a
compartir escenario con Mikhail Baryshnikov
(considerado por muchos como el mejor bailarín
del siglo XX) en el teatro Kennedy de Washington.
Nadia lo consiguió después de haber sido rechazada
en otras compañías de menor prestigio:
“Me dijeron que aunque tenía mucha experiencia
mi minusvalía impedía que me aceptaran
en la compañía”, contaba con cierta tristeza
en su voz la bailarina.
La decisión de no dejarse vencer ante el primer
intento parece ser la clave del éxito.
La convicción fue determinante para Nadia,
quien manifestó haber tenido desde pequeña
muy claro su futuro profesional: “Entré en el
conservatorio cuando tenía siete años”. “Siempre
quise ser bailarina”.
A los catorce años, un accidente parecía atropellar
sus sueños: “Lo peor de todo fue cuando,
ya en el hospital, tomé conciencia de que no
controlaba mis piernas”, recordaba Nadia.
Después llegaron dos operaciones de columna.
Fueron cinco duros años: intervenciones,
rehabilitación, fisioterapia… De todo supo extraer
su enseñanza esta muchacha incapaz de
rendirse ante la adversidad.
“Esos cinco años tremendos me cambiaron
la vida. Aprendí a replantearme todo desde el
principio”.
Aunque en el camino no faltaron los fracasos,
la bailarina estuvo siempre dispuesta a sobreponerse
a cada uno de ellos:
“Lo importante no es caerse siete veces,
sino permanecer la octava de pie”.
Además, vivir intentándolo es una buena forma
de vivir -dijo.
Y fue a partir de esa nueva actitud frente a
su vida la que la colocó en la dirección correcta
hacia sus sueños.
Recientemente, ha sido galardonada con el
premio Isadora Duncan de danza.
Par Biomagnético
Terapeuta María Porteiro, egresada año 2012,
México DF del Dr. Isaac Goiz Durán
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Una anécdota de mi vida
¿SE QUERÍAN…?
Recuerdo que desde mi niñez esperaba
y hasta espiaba a mis padres, para verles
abrazarse.
Pensaba que si lo hacían, eran felices, se
querían, y eso me haría feliz a mí.
Por más intenso que fue este anhelo, nunca
se cumplió.
Rara vez vi que se saludaran con un beso.
¿Por qué siendo tan pequeña tenía ese
deseo tan intenso?
¿A otros niños les pasaría lo mismo?
No lo sé.
Recuerdo que mi madre, las pocas veces
que salía, iba sola. Yo no entendía por qué.
Miraba a otras parejas que caminaban del
brazo o abrazados y lo deseaba para ellos…
Cuando mamá se permitía unos días de
descanso, le gustaba visitar a ciertos familiares
que vivían en otras ciudades. Esa era
mi única oportunidad de pasear con ella. Sin
estrés por su vida diaria, me hacía los gustos.
Siempre estaba de buen humor.
Un día, después de haber visitado a la familia
de uno de sus hermanos, en las afueras
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

de Fray Bentos, nos despedimos y fuimos de
noche, caminando hacia la ruta que estaba a
unas tres cuadras para tomar el ómnibus.
Recuerdo que contemplaba una fila de árboles
que apenas se dibujaban contra el oscuro
cielo a ambos lados del camino.
Era muy tarde.
Tenía miedo.
No me soltaba de la mano de mi mamá.
Cansada de esperar dijo “vamos caminando
despacio”.
De pronto, sin ver ni oír absolutamente
nada, algo nos tiró al suelo y nos pasó por
arriba.
En el silencio y sin entender lo que había
sucedido lloraba “a mares”.
Tendida en el suelo estaba
mi madre. Creí que había
muerto.
Lloraba a gritos,
desesperada, envuelta
en pánico.
Era muy pequeña,
tal vez tenía
cinco años. No sabía
qué hacer.
Esa protección invisible
que siempre he
percibido que está presente
en mi vida, hizo que una señora
a lo lejos sintiera mi llanto.
Era un lugar casi despoblado.
Vino a auxiliarnos y coincidió que el ómnibus
también llegó.
Lograron que recobrara la conciencia mojándole
el rostro con agua.
Sin ningún otro recaudo, la levantaron
y la subieron en el ómnibus para llevarla al
hospital.
Recuerdo claramente, cómo todas las personas
iban alcanzándoles sus pañuelos de
tela para absorber la sangre que drenaba por
su nariz.
Yo estaba lastimada pero sólo en las
piernas.
Supe después que varios jóvenes que iban
en bicicleta, en sentido contrario a nosotros,
sin luz, nos habían atropellado. Dispararon.
¿Por qué esta anécdota?
Después que mamá fue atendida, al otro
día le avisaron a mi padre para que nos fuera
a buscar.
Muy pocas veces salíamos
con él.
Ella siempre se resistía
cuando nos
invitaba a pasear
en el auto. Como
niña no entendía
su negación y me
enojaba.
Con los años
comprendí que la
invitaba sólo cuando
él estaba alcoholizado, y ella
temía que nos sucediera algo.
¡Cuando llegó mi padre a buscarnos sentí
tanta algarabía!!
¿Por qué?
Pensé que la quería.
¡Qué inocencia la de un niño!
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En ese afecto que soñaba ver entre ellos,
vivía esperando algún indicio.
Era un momento de dolor y preocupación,
ya que mi madre sufría por la fractura en su
nariz, sin embargo para mí, fue de felicidad.
¡Mi padre la había ido a buscar!
¡Íbamos todos juntos en el auto!
¡Veía la atención que le prodigaba!
Recuerdo ir sentada atrás sonriendo, feliz,
mirándolos…
Como si en ese momento se me hubiera
cumplido el tan anhelado deseo.
¿Todos los niños prestarán atención a esto?
¿Habría alguna razón desconocida que me
hacía desear tanto las expresiones de afecto
entre ellos?
Una sola vez salimos juntos al cine y me
hicieron sentar en el medio. Estuve años pidiéndole
a mi padre… pero fue esa vez y nunca
más.
Ya adulta, le pregunté a mi madre por qué
ellos no expresaban afecto como el resto
de las parejas. Me dio su explicación. Sólo
había sucedido durante el primer año de
matrimonio.
Sin embargo el tiempo, en su generosidad,
me dio respuestas en el momento más
inesperado.
Mi madre había enfermado y permaneció
mucho tiempo internada.
Ellos compartían el mismo techo pero estaban
separados.
¡Todas las noches él la iba a ver!
Mamá, no sé si por los medicamentos era
como una niña, deseando ser mimada, recibiendo
todas las atenciones que le brindábamos
los que estábamos junto a ella.
Extrañamente se mostraba muy amorosa.
Cierta noche, al irse, mi padre se acercó a
taparla.
¡Quedé perpleja!
Y pude ver cómo ante esa actitud de ella,
receptiva al afecto, se inclinó para besarla.
Creo que de pronto se dio cuenta y reprimió
su impulso.
Después de irse quedé reflexionando sobre
este hecho.
¿Habría sentido “amor”?
Con el tiempo lo entendí con más
profundidad.
El afecto siempre estuvo, tapado por
las personalidades de ambos que los
distanciaban.
En esa situación el “ego” de ambos no estaba
presente, sólo el “ser”, y desde ese lugar
no había dudas de que se querían.
Cuando mi padre estaba por partir, casi inconsciente,
supe que mi madre fue a los pies
de su cama y le habló. Le dijo que lo perdonaba
y que se fuera tranquilo.
Al otro día él dejó este plano de existencia.
Un gran acto de “amor” de mi madre, de
sanación para ambos y de ejemplo para mí.
Silvia Rodríguez Borges
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Si buscamos el significado de la palabra
“suponer”, nos dice que es considerar una
cosa verdadera o
real a partir de ciertos
indicios o señales,
sin tener certeza
completa de ella.
Es uno de los principales
errores que
cometemos ya que
sin darnos cuenta
de que estamos
imaginando, sacamos
nuestras propias
conclusiones
asumiendo que tenemos
la capacidad
de saber cómo razona,
piensa, actúa
y reacciona otro ser
humano.
SUPONER
CONDUCE
AL ERROR
Nos basamos
en nuestro sentido
común o en la
experiencia.
Todos lo hacemos,
tendemos a crear
historias con muy pocos elementos conocidos.
Cuando no se accede a toda la información
se busca completarla con argumentos
que no son reales.
El gran error es interpretar,
imaginar
la historia o explicar
alguna conducta sin
tener las pruebas necesarias.
El peligro es
cuando las creemos,
las damos por ciertas,
sintiendo que tenemos
razón.
Muchas veces cuando
he escuchado a alguien
expresar una
suposición, con mucha
delicadeza le he dicho
que está imaginando
pero que quizás no
sea así. Algunas veces
he visto cómo la persona
defiende lo que
imaginó sin siquiera
cuestionárselo. En
otras oportunidades,
apenas uno se lo menciona
responden: -tienes razón, puede que no
sea así.
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Se acrecienta el peligro cuando a nuestras
conclusiones las transmitimos a otros, generando
un rumor.
Un rumor que no es verdad ya que cuando
se “supone”, la mayoría de las veces nos
equivocamos que las que decimos la verdad.
Ese rumor si perjudica a los involucrados
puede dejar serias heridas emocionales y verse
afectados en lo personal y social.
Hay otro perjuicio.
Cuando se da por hecho cómo una persona
va actuar o cuál es su forma de pensar y así
no acontece, hay un desengaño que produce
dolor al que “imaginó”.
Suponer el comportamiento
de los demás
en un alto porcentaje es error.
Podemos hacer suposiciones de hechos
presentes, pasados y también de futuro.
También las hacemos hacia nosotros mismos.
No seremos capaces de algo.
No podré superar determinado obstáculo.
Imaginamos el futuro y si es negativo se
despiertan emociones. Llegado el momento
puede estar muy alejado de la realidad.
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Un estudiante: -el profesor me va a hacer preguntas
difíciles porque sé que no le simpatizo!!
La mamá: -algo tiene que haberle pasado
porque él siempre envía mensajes y ahora no
lo ha hecho.
El esposo: -que salga ella de compras es un
riesgo porque siempre se descontrola en los
gastos.
El hijo: -ella siempre viene para el día de mi
cumpleaños así que este año igual lo hará.
Un niño: -él me pega porque no me quiere.
Un amiga: no me invitó a salir porque prefiere
a otras amigas.
Una vecina: Ponen la música fuerte sólo
porque quieren molestarme.
Un vecino: Traen su perro a mi césped para
que no les ensucie su patio.
Un cobrador: Toque timbre una y otra vez y
no salieron, se escondieron, es lo que hicieron.
En una fiesta: mira como me miran, deben
estar hablando de mí.
Por la calle: viste que no me saludó, debe
estar enojada pero no sé por qué.
Un empleado: No me dieron horas extras
porque deben estar pensando en
suspenderme.
Una compañera: Fingió decirme la verdad
pero sé que no es así.
La suposición la realizamos porque necesitamos
tener respuestas acerca de nosotros y
de nuestro entorno.
A veces podemos simplificar las cosas y en
otras complicarlas a escalas dolorosas.
Suponer en general lleva al error.
Lo importante es tomar conciencia de que
estoy imaginando y hacerme responsable
diciendo: “Estoy suponiendo, no quiere decir
que sea así”
Es más positivo si tenemos posibilidad de
evitarlo y preguntar, o pedir aclaración o
contexto sobre la situación.
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En lugar de suponer
verifica, pregunta, averigua…
Hay que evitar que se convierta en un
hábito.
Muchas amistades se han perdido, muchas
relaciones se han roto, muchos conflictos
se han generado a partir de una “simple”
suposición. Es sano para todos, es armonioso
buscar la información para aclarar una
situación.
Todos somos diferentes, todos pensamos
distinto, por ende no es sano esperar que
alguien actúe de acuerdo a lo que nosotros
pensamos. No somos dueños
de la verdad y debemos darles la
libertad a otros para que actúen
y piensen de acuerdo a
sus propios criterios.
Juzgo, opino sin saber si la fuente es
fidedigna?
Evito hablar por otros sin su consentimiento?
Soy consciente del daño que mis palabras
pueden generar en el/los otros diciendo algo
que no es verdad?
Tienes presente que una sola palabra
puede cambiar una vida o destruirla?
En su libro “Los cuatro acuerdos”, Don Miguel
Ruiz desde su sabiduría y claridad nos
dice: “No hagas suposiciones”.
Haz las preguntas que
consideres necesarias para
aclarar tu mente y recuerda
que no es necesario saberlo
todo, no todos los espacios
deben ser llenados, no
siempre tendremos todas
las respuestas, sencillamente
porque no contamos con toda
la información, si nos acostumbramos
a este simple hecho, perderemos
el hábito de suponer.
Lo que decimos está basado en hechos,
en datos?
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Cuento
LA VALENTÍA
Un rey, famoso por su coraje y ecuanimidad,
perdió casi todo su reino y hasta el
último de sus soldados, como consecuencia
de los violentos ataques y saqueos de las hordas
bárbaras.
No le quedaban más que dos servidores y su
castillo era el último bastión que impedía a los
conquistadores dominar sus territorios y esclavizar
las aldeas diezmadas por el continuo acoso.
Y llegó el día en que se supo que los bárbaros
avanzaban hacia las puertas de la ciudad con la
intención de poner cerco al palacio.
Se cuenta que esa noche, cuando llegaron las
noticias del avance enemigo se vio el rostro del monarca
marcado por el temor y la responsabilidad,
pero en ningún momento abatido por el miedo.
Al amanecer el rey ordenó a sus servidores que
abrieran todas las puertas y ventanas, y acto seguido
se instaló en una de las almenas a fin de
observar la llegada de los invasores. Inmutable,
les vio avanzar hasta la escalinata de palacio.
Pero su serenidad perturbó hondamente a los
bárbaros. Éstos supusieron que les esperaba una
trampa en su interior. En vez de poner cerco a aquel
lugar, el jefe reunió a sus hombres y tocó a retirada.
El rey dijo entonces a sus servidores: -Ved, y
no olvidéis nunca que, una misma emoción, el
miedo, a ellos les ha impulsado a huir atemorizados
y a nosotros nos ha motivado a permanecer
en nuestro puesto, encontrando una respuesta
creativa a tan atemorizante situación.
(Adaptación libre de un relato anónimo de la
tradición china)
Reflexión: ¿Recuerdas algún momento de tu vida en que un miedo se adueñó de ti? ¿Qué precio
pagaste por eso? ¿Recuerdas cuando fuiste capaz de adueñarte de una situación aun sintiendo
miedo? ¿Cuál fue tu recompensa?
Tenemos miedo cuando creemos que existe la posibilidad de que suceda, o de que haya sucedido,
algo malo, perder algo que valoramos, o no conseguir un resultado deseado. El miedo es una
emoción que se presenta, nos avisa de un peligro, e invita a la acción, la preparación y el uso de
energía para proteger aquello que apreciamos. También anima a investigar lo desconocido y a tomar
las medidas de precaución que resulten más convenientes para protegernos de una amenaza.
El valor o la valentía no son ausencia de miedo, sino la capacidad de ir hacia delante y actuar
más allá de él. La valentía nos impulsa a aceptar los miedos, a superar los desafíos.
No dejes que se
muera el sol,
sin que hayan
muerto
tus rencores.
Mahatma Gandhi
ESPACIO DE APOYO
ANÓNIMO
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APOYO EMOCIONAL
SU PODER
CURATIVO
Ser escuchado cuando uno tiene algún conflicto,
preocupación, enfermedad o cualquier
otra situación de malestar, es sumamente
liberador.
Está demostrado que recibir apoyo emocional
tiene capacidad curativa.
El sólo hecho de hablarlo va otorgando alivio
al corazón.
El Dr. David Spiegel dirigió un estudio con
dos grupos de mujeres que padecían cáncer
de mama avanzado.
Un grupo asistía a reuniones semanales con
otras pacientes sobrevivientes. El otro, eran
mujeres que padecían la misma enfermedad
y que las enfrentaban solas.
Todas recibieron cuidados médicos.
La diferencia fue que algunas pudieron
desahogarse asistiendo a reuniones donde
encontraban personas dispuestas a escuchar
sus temores, su dolor, su ira.
Generalmente el entorno teme hablar de este
tema, huye del mismo. Le es difícil afrontarlo.
Se pudo comprobar que las que asistían,
que comunicaban sus emociones, vivieron
mucho más que las otras.
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

Muchos médicos de oncología conocen,
aceptan y sugieren el beneficio que produce
en sus pacientes asistir a reuniones o contar
con alguna persona que dé ese apoyo emocional
necesario.
En la película “Las locas aventuras de Robin
Hood”, Robin le aconseja a un joven seguidor:
“Cuéntanos tus problemas y habla con
libertad. Un torrente de palabras siempre
alivia las penas del corazón; es como
abrir las compuertas cuando el molino está
rebosante”.
Es una muestra de sabiduría popular que
significa que aliviar un corazón atribulado,
parece ser un gran remedio.
No hay dudas que todos hemos tenido la
sensación de alivio, después de contar nuestras
“penas” a alguien.
En este lugar también daban ese sostenimiento
despertando recursos interiores del
paciente.
En el desarrollo de su Programa Avanzado
de Recuperación y Apoyo (P.A.R.A.) uno de los
puntos centrales es revalorizar el rol de la familia,
instrumentándola como equipo de apoyo
que potencie las capacidades del paciente.
James Pennebaker, profesor en el departamento
de psicología de la Universidad de
Texas, e investigador, en sus primeros años
estaba interesado en cómo las personas que
tienen poderosos secretos son más propensas
a sufrir problemas de salud. Así, centró
sus estudios en encontrar una manera para
que la gente compartiera esos secretos. “
Recuerdo cuando asistí a la Fundación Salud
dirigida por Stella Maris Marusso, lugar
donde no sólo concurríamos terapeutas sino
también personas con problemas físicos,
emocionales y con las llamadas “enfermedades
terminales”.
Se daba mucha importancia a que la familia
supiera dar apoyo y cómo hacerlo.
AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277 17

Es importante reconocer los beneficios que
nos otorga hablar, cuando estamos viviendo
alguna situación que genera emociones de
mal-estar.
Recurrir a alguien que nos escuche, que podamos
expresarnos sin temor, es contribuir a
nuestra propia sanación o también nos puede
abrir caminos de solución..
En una serie de experimentos comprobó
que hacer que la gente hable de los pensamientos
que más le afligen tiene un beneficioso
efecto médico. Su método es notablemente
sencillo: le pide a la gente que escriba
entre quince a veinte minutos al día, durante
aproximadamente cinco días sobre alguna
preocupación dominante en ese momento.
Se puede conservar en secreto lo que escribe,
si así lo prefiere.
Se han apreciado los resultados de esto tan
simple: mejora en la función inmunológica y
también disminuyen las consultas médicas, el
ausentismo laboral, mejora la función enzimática
del hígado.
Además de escribir para liberar las emociones
en una etapa posterior se busca el significado
de ese tormento, conflicto…
Es importante saber dar “apoyo emocional”.
Es tener la capacidad de respetar y escuchar
a la persona en todo lo que siente sin
cuestionarle. Hacerle sentir que está en un
ambiente de seguridad.
Apoyarlo, es también sugerirle posibles caminos
para salir de esa circunstancia que le
preocupa sin imposición, sino con afecto y
comprensión.
Es hacerle sentir la libertad de elegir.
Dar apoyo emocional
es un acto de “amor”.
Tras muchos años de investigación concluyó
que la confrontación de hechos traumáticos,
mediante expresión tanto verbal como
escrita, tiene efectos positivos sustanciales.
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

SABIAS
QUE
La oruga del pino
La oruga del pino tiene la costumbre
de avanzar en largas filas.
La curiosa forma en que los miembros
de esta especie se desplazan, uno seguido
de otro con la cabeza tocando la parte
posterior del delantero -en una procesión-,
forma parte de una hábil estrategia
para asustar al posible enemigo, que ve
ante sus ojos un interminable cuerpo alargado
con un aspecto bastante inquietante.
La oruga sigue a la que va delante. Si hiciéramos
un círculo con ellas y en el centro
pusiéramos alimento, morirían de inanición.
El hombre cuenta con posibilidades de dirigir
su propia vida y está dotado de lo que
requiere para ello.
Puede elegir no seguir a la mayoría como
la oruga de pino, sino hacer su propio camino
según lo que le dicta el corazón.
Revivir los buenos momentos
Un grupo de psicólogos de la Universidad de
Rutgers se ha preguntado qué ocurre en el cerebro
cuando nos entra la nostalgia de los buenos
momentos pasados y por qué tiene efectos
tan positivos en nuestro estado de ánimo. Para
averiguarlo sometieron a un grupo de voluntarios
a resonancia magnética para poder ver
cómo y qué partes de su cerebro se activaban
con esos agradables recuerdos. Y lo que han
visto es que revivir mentalmente los buenos
momentos nos inunda de las emociones que
entonces sentimos casi con la misma intensidad.
Esas emociones son percibidas como una
gratificación y ponen en marcha el sistema de
recompensa del cerebro, de forma muy similar
a cuando las experimentamos en la situación
real. Con ello se libera dopamina, un neurotransmisor
que nos proporciona una sensación
de euforia, pero que también contribuye a aumentar
la motivación. A las personas con depresión
les cuesta más evocar las emociones
positivas asociadas a las experiencias agradables
pasadas, y cuando lo logran, fallan a la
hora de mantener la sensación de bienestar
que proporcionan.
Evocar recuerdos agradables es lograr
una mayor dosis de dopamina que nos motivará
a seguir adelante.
FOTOGRAFÍA Y
VIDEO DIGITAL
CARLOS
GEYMONAT
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RENCOR O PERDÓN
PRISIÓN O LIBERTAD
“Perdonar”, significa dejar de sentir resentimiento
contra, disculpar, liberar de las consecuencias
de un acto…
¿Cómo dejar de sentir resentimiento?
¿Acaso basta con que nos digan –“perdóname”?
No hay dudas de que la palabra “perdón”
es muy tenida en cuenta por todos, y hasta
por las distintas religiones o pensamientos
espirituales.
Desde algún lugar con más o menos consciencia,
sabemos que liberar los rencores,
resentimientos, enojos, que están anidados,
encapsulados, aprisionados en nuestro cuerpo,
significa mucho para nuestro bienestar.
Somos libres de decidir.
¿Sostendremos el rencor, quedaremos
aprisionados viviendo sus consecuencias o
perdonaremos para liberarnos?
Escuchar esta palabra pronunciada desde
el corazón, puede borrar el dolor cuando un
hecho casi no nos hirió.
Si generó en nosotros profundas emociones,
no bastará.
Será necesario que hagamos un proceso
para liberarlas y realmente sanarnos.
Pero le pedí perdón, -he escuchado decir.
La persona cree que eso basta para volver a
tener bienestar. La sanación es muy personal
y no se sabe qué tiempo lleva…
Si algo nos dolió no conviene dejarlo en el
olvido. Sería una manera de evadirnos, de
auto-engañarnos.
Perdonar es un acto de amor hacia nosotros
mismos.
Es hacernos responsables de “sanar” las
emociones recordándolas, reviviéndolas y
permitiendo que circulen por nuestro cuerpo
hasta que se desvanezcan.
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

No es así, están escondidas.
Ocupan un lugar en nuestro corazón.
Podemos comprobarlo al traer a nuestra
mente el recuerdo de una circunstancia dolorosa
con otra persona. Comienzan a asomar
tímidamente algunas emociones que se intensifican
poco a poco.
Lo mismo ocurre con las situaciones agradables.
Basta traer esa escena a nuestra
mente, para que nos llenemos de agradables
sensaciones.
Todo está habitando nuestro presente.
Todo está guardado en nuestro cuerpo.
Es salir de la propia prisión que creamos
cuando no las afrontamos.
Ellas están en nuestro presente. Nos mentimos
diciendo “ya pasó”.
El daño es conservarlas, reprimirlas,
negarlas…
Ellas buscarán de alguna manera manifestarse
cumpliendo con la ley “lo semejante
atrae lo semejante”.
“Al salir por la puerta
hacia mi libertad supe que,
si no dejaba atrás toda la ira,
el odio y el resentimiento,
seguiría siendo prisionero”.
Nelson Mandela
AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277 21

¿Elegiremos vivenciar más de lo mismo, en
otras circunstancias, con otras personas?
Sólo la inconsciencia podría conducirnos a
esta elección.
Las situaciones dolorosas deben ser
finalizadas.
Bastan breves minutos de recordarlas, hacer
consciente lo que sentimos en nuestro interior
y dejar que circulen en nuestro cuerpo
hasta desvanecerse.
A este acto tan significativo para nosotros,
lo podemos acompañar con el poder que tiene
la palabra, diciendo:
“Doy por sanada, concluida y trascendida
esta situación”
¡Cuán liberador es este acto de sanación
que llamamos “perdonar”!
En casos de personas ya inconscientes que
estaban por partir, bastó que escucharan la
expresión “te perdono, te libero”, para que
soltaran las ataduras de este nivel de existencia
y pudieran seguir su camino!
Perdonar es sanar.
Es tener la capacidad de liberarse de dolores,
sufrimientos, de la culpa hacia otros o
hacia sí mismo.
Es liberación, es soltar las ataduras.
Es salir de nuestra propia prisión.
Es comprender que por alguna razón atrajimos
esa situación.
Es recordar sin dolor.
Es cerrar heridas.
Es ser responsable de nosotros mismos
atravesando los añejos o nuevos rencores y
dar espacio a nuevas emociones que nos motiven,
alegren, entusiasmen…
¿Elegiremos el rencor o el perdón?
¿La prisión o la libertad?
¿Dejaremos que el dolor se convierta en
nubes grises y que tape el sol interior?
Perdonar es liberar a un prisionero
y descubrir que el prisionero
eras tú mismo.
Lewis B. Smedes.
22
AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

El aceite de coco
y el Alzheimer
Muchísimas personas en la actualidad sufren
la enfermedad de Alzheimer.
Es muy interesante conocer el caso de recuperación
de Steve Newport.
Su esposa Mary Newport, una médica encargada
de la unidad de cuidado neonatal en
un hospital de Tampa, Florida, se propuso
ayudar a su marido en el momento en que se
descubrió la seriedad del estado de él.
-“Dibujó círculos y algunos números usando
un patrón bastante aleatorio y no se parecía
en nada a un reloj,” dijo ella.
“Y el médico me llevó a una sala aparte y
me dijo: - “Sabes, en este momento está en el
límite del Alzheimer severo, ya ha pasado la
fase moderada. Y eso fueron noticias devastadoras
para nosotros.”
La doctora Newport se puso a aprender
todo lo que pudo acerca de la enfermedad de
su marido. “Parece que se trata de un tipo de
diabetes del cerebro y es un proceso que comienza
al menos 10 o 20 años antes de que
aparezcan los primeros síntomas, pareciéndose
mucho a la diabetes tipo 1 o tipo 2 en el
sentido en el que se desarrolla un problema
con la insulina.”
En este caso, el problema con la insulina
impide a las células del cerebro aceptar glucosa,
su principal combustible. Sin ella, las
células mueren. Pero existe un combustible
alternativo: las cetonas, que las células aceptan
con facilidad. Las cetonas se metabolizan
en el hígado después de comer triglicéridos
“Importa mucho más
lo que pienses
de ti mismo
que lo que los demás
opinen de ti”.
Séneca
Espacio de apoyo
Anónimo
AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277 23

de cadena media, como los que se encuentran
en el Aceite de Coco.
De este modo, la doctora Newport añadió
Aceite de Coco a la dieta de su marido, Steve.
Tan sólo dos semanas más tarde, volvió a realizar
el test del reloj mostrando una mejora
increíble. Newport dijo “En su momento pensé
¿será sólo cuestión de buena suerte? ¿Serán
mis plegarias que han sido escuchadas? ¿Será
el Aceite de Coco? Y pensé, vale, vamos a continuar
con el Aceite de Coco a ver qué pasa.”
Tres semanas después, Steve volvió a realizar
el test del reloj y volvió a mostrar progreso
una vez más. Y no mostró sólo progreso
intelectual, sino que también mostró progreso
físico y emocional. “No podía correr; y
volvía a poder correr,” recuerda ella. “Hacía
más de un año y medio que no podía leer y, en
tan sólo tres o cuatro meses, estaba leyendo
nuevamente. En lugar de estar cansado y
apagado por las mañanas, se mostraba enérgico,
hablador y bromista, y podía encontrar
él sólo sus utensilios y el agua.”
Esta enfermedad retrocedió en él considerablemente.
Algunos de sus síntomas
incluso desaparecieron gracias al inusual
tratamiento.
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

Fue tan importante esta experiencia exitosa
que se documentó en un libro.
La doctora Beverly Teter, una bioquímica
investigadora de la Universidad de Maryland
que se especializa en el área de las grasas alimenticias,
dice que el Aceite de Coco fue criticado
hace años por subir el colesterol. Pero
desde entonces, los científicos han descubierto
que hay dos tipos de colesterol, el LDL,
que es malo, y el HDL, que es muy bueno para
el organismo y es el tipo que aumenta el Aceite
de Coco.
“De modo que dieron el mensaje de que
aumentaba el colesterol total,” explica la
doctora Teter, “pero la realidad es que estaba
ayudando a equilibrarlo. Esto nunca lo han
reparado en la prensa de manera pública y
creo que por eso la gente tiene un mal concepto
sobre el Aceite de Coco.”
La doctora Teter dice que del mismo modo
que ayuda en el cerebro de algunos pacientes
con Alzheimer, los beneficios pueden extenderse
a pacientes con Parkinson, ALS (Enfermedad
de Lou Gehrig), epilepsia, demencia
senil, esquizofrenia, autismo.
Desde que el periódico St. Petesburg Times
publicó el artículo de la doctora Newport “Y
si hubiese una cura para el Alzheimer y no lo
supiéramos?” el 29 de Octubre de 2008, ella
ha recibido innumerables informes acerca
de pacientes por las personas que los cuidan
y además ha leído en diferentes foros y
sistemas de mensajería acerca de personas
que han experimentado mejorías dramáticas
como la de Steve.
Estas mejorías incluyen: mejor interacción
social, mayor reconocimiento de los seres
queridos, mejoras en la conversación, vuelta
a las actividades, mejor apetito, mejor sueño,
más energía y más habla.
Otros han experimentado mejorías menos
espectaculares o incluso una mejoría gradual
continuada que acaba siendo muy significativa
con el paso de los meses.
Otros no han notado mejoría, pero al menos
se han estabilizado y no han empeorado.
Algunas personas han enviado un correo
electrónico a la doctora Newport diciéndole
que, hasta que no han dejado de tomar Aceite
de Coco, no han sido conscientes de los beneficios
que recibían de su ingesta.
En estos tiempos se están rompiendo ciertas
creencias sobre el aceite de coco y conociéndose
los múltiples beneficios que tiene
para cualquier persona. Muchos médicos lo
están divulgando.
Variado material se encuentra en internet
para conocer en profundidad lo beneficioso
que puede ser tan solo una o dos cucharadas
diarias de aceite de coco.
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SUPLEMENTO EDUCATIVO PARA LA VIDA
LA TRAMPA DEL
AGOBIO
Buscad lo suficiente,
buscad lo que basta,
y no queráis más.
Lo que pase de ahí es agobio
y no alivio.
San Agustín
El agobio es un estado emocional.
Es muy común en los seres humanos
cuando estamos viviendo una circunstancia
que nos presiona.
Se experimenta cuando deseamos que
algo ocurra y al mismo tiempo pensamos en
las dificultades que hay para lograrlo.
Puede volverse por momentos inmanejable
y esto nos produce cansancio.
Lleva a pensar y pensar cada vez más cosas
negativas y desagradables de lo que nos
está ocurriendo.
Todos en muchas oportunidades lo hemos
experimentado.
Se acompaña de ansiedad, miedo, preocupación,
estrés…
Va también de la mano de la impotencia.
A veces resulta paralizante.
Cuando más necesario es actuar, el propio
ahogo emocional dificulta el hacer.
Ejemplos de ello puede ser la quiebra de
una empresa, la pérdida de un trabajo y tener
que afrontar el sustento diario, la muerte
de un familiar, la consecuencia de ciertas
situaciones que hay que solucionar y no se
sabe cómo hacerlo…
Masajes con
piedras calientes
*Mejora las funciones orgánicas *Elimina el stress
*Armoniza la mente, el cuerpo y el espíritu
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Un abogado está preparando por escrito
una defensa y siente que el tiempo que tiene
no le alcanza.
Un trabajo que hay que entregar en una
determinada fecha y se van presentando dificultades
que van alejando la posibilidad de
cumplir con lo establecido.
Un gran agobio por el problema físico que
se tiene y la medicina no encuentra la solución
y no se sabe a qué recurrir.
Una persona se plantea dejar su trabajo
actual y le aterra dar el paso por la incertidumbre
que viene después.
La propietaria de un negocio viendo que
no ingresa lo suficiente.
Este estado repercute en distintos aspectos
de nuestra vida.
En la relación con la familia, en el trabajo,
con el entorno, en el estado de ánimo, nuestro
rendimiento en general…
Hasta que no lo resolvemos se vuelve muy
recurrente este sentir y hasta puede llevarnos
a una devastadora sensación de cansancio.
Puede ser una situación pasajera o permanecer
por un tiempo considerable por no
encontrar cómo resolverla.
Es notable cómo cuando se encuentra la
solución, recorre nuevamente una energía y
fuerza vital por el cuerpo.
Si se permanece por mucho tiempo con
esta sensación es necesario recibir atención
médica ya que la parte física puede manifestar
sus consecuencias. A veces la persona
desea permanecer recostada, casi inmóvil y
sin realizar esfuerzo de ninguna índole.
También otros síntomas son: ausencia de
apetito, de ir a trabajar, o realizar cualquier
otra actividad.
En estos tiempos actuales el agobio es vivido
más frecuentemente por la forma de
vida que llevamos.
La doctora Susan Koven, experta en medicina
interna en el Hospital General de
Massachusetts escribía en una columna del
Boston Globe:
“En los últimos años, he observado una
especie de epidemia: todos mis pacientes
sufren el mismo trastorno. Los síntomas
incluyen fatiga, irritabilidad, insomnio, ansiedad,
dolores de cabeza, ardor de estómago,
problemas de colon, dolor de espalda
y sobrepeso. No hay ningún análisis de
sangre ni radiografía capaz de diagnosticar
esta enfermedad, y aún así es fácilmente
reconocible: se llama exceso de agobio”.
Prisas y preocupaciones
Algunas veces el agobio es auto-creado
por nuestros pensamientos, exigencias,
perfeccionismo.
Nos presionamos con prisas o preocupaciones
que no son tan importantes.
Hay casos en que lo que planificamos y el
horario que nos exigimos, nos afecta siendo
responsables nosotros mismos.
“A menudo... la cárcel
en la que creemos estar
encerrados no lo es.
Su puerta no tiene cerrojo”
Catherine Rambert
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Hay una creciente cantidad de exigencias,
tareas y prisas, con márgenes cada vez más
estrechos de tiempo.
Se reduce lo disponible para la familia, reuniones
sociales, el ocio y para nosotros mismos.
Recuerdo durante mi etapa de estudio haber
escuchado diariamente: -¡dale que vas a
llegar tarde! No te va a alcanzar el tiempo.
¡No pierdas tiempo en eso!
Y esa repetición se convierte en predicciones
que se auto-cumplen.
Nos convertimos en esclavos del tiempo,
en lugar de ser dueños de él.
“Nos ha tocado vivir en una época maravillosa.
Nunca ha habido más posibilidades y
oportunidades para que saque el máximo partido
de sus objetivos. Como quizás nunca antes
en la historia de la humanidad en la actualidad
las opciones nos desbordan. […]
Si usted es como la mayoría de las personas,
está abrumado con demasiadas cosas por hacer
y muy poco tiempo disponible. Mientras lucha
por ponerse al día, no dejan de surgir, como
olas, nuevas tareas y responsabilidades. Debido
a esto, nunca podrá hacer todo lo que tiene
que hacer. Nunca se pondrá al día. Siempre estará
atrasado en alguna de sus tareas y responsabilidades
y probablemente varias.
Por esta razón, y quizá más que nunca, su capacidad
para seleccionar la tarea más importante
en cada momento y después su capacidad
para empezar esa tarea y terminarla pronto y
bien, tendrán probablemente mayor impacto
en su éxito que cualquier otra habilidad que
pueda desarrollar. “
Del libro ¡Tráguese ese sapo!
Brian Tracy
Sería hasta aquí
La desesperación
Cuando sentimos miedo aparecen en la
mente un bombardeo de pensamientos con
respuestas desastrosas y catastróficas para
nosotros con respecto a la situación que vivimos.
Ese constante acoso de preguntasrespuestas,
termina generando un agobio en
todo el cuerpo.
El conjunto de sensaciones, con los pensamientos
negativos y no ver la solución
crea desesperación e impotencia.
Asoman preguntas como: ¿Por qué a mí?
Cuando comienza a habitar esta sensación
en forma generalizada porque hagamos lo
que hagamos continúa todo igual, no logramos
remediar la situación, hay que recurrir
al apoyo de alguna persona que nos pueda
guiar o algún profesional.
Esto sostenido en el tiempo va generando
más y más angustia, tristeza y puede llevar
a una depresión.
28
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Hay diversas técnicas en la actualidad
para gestionar estos acontecimientos, para
acortar su duración, para aliviar el dolor
y el sufrimiento, y para reducir el estrés al
mínimo.
La culpa y el agobio
Estamos inmersos en una sociedad en la
cual pareciera que la perfección es posible.
Este paradigma que tenemos acerca de
cómo debería ser nuestra vida, se encuentra
muy lejos de aquello con lo que nos encontramos
día a día, en todos los ámbitos en los
que nos desarrollamos (laboral, afectivo,
familiar, estético, social, académico, económico,
etc.).
El mandato social y cultural suele tener
tanto peso, que en lugar de reflexionar sobre
la coherencia entre lo esperable y lo que
realmente podemos hacer, este análisis se
nos pasa por alto y lo primero que surge en
nuestra cabeza es la culpa y el malestar.
La culpa nos estanca, nos martiriza, nos
tortura, no nos permite pensar con claridad
y perdemos la objetividad necesaria
para poder distinguir hasta dónde podemos
y hasta dónde no.
Esa sensación de agotamiento extremo,
falta de energía, de no resolución posible, de
“nunca acabar”, en muchas ocasiones, termina
causando culpa.
Nos impide aceptar nuestras limitaciones
sin que eso implique sentirnos “menos” y
dejar de querernos.
La vida se trata justamente de una cantidad
de sucesos imperfectos, vividos por
seres humanos imperfectos, con errores y
aciertos, que intentamos hacer las cosas de
la manera que nos parece mejor pero que
eso no siempre es garantía de que las cosas
salgan bien.
La culpa aparece cuando nos sentimos
en falta, en deuda, es decir, cuando creemos
que no estamos haciendo todo lo que
tendríamos que hacer, cumplir con todo lo
que nos habíamos propuesto y llegar a los
niveles de excelencia que nos planteamos
desde un principio.
AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277
29

Conocernos en profundidad nos permitirá
saber qué somos capaces de hacer y qué no,
o en qué momentos podemos hacer algo y
en qué momento nos conviene posponerlo.
Ese es nuestro trabajo y ahí está nuestra
responsabilidad, lejos de la culpa, del malestar
contante y del agobio que nos impiden
evolucionar y ser lo que genuinamente
deseamos SER.
Acontecimientos
impactantes
El 15 de abril de 2016, muchas personas en
mi ciudad sufrieron de este estado emocional.
Ver sus casas derrumbadas, sin muebles,
sin lo necesario para vivir ya que el viento
arrasó con todo lo que tuvo a su paso, hizo
que en la mayoría de las personas afectadas
además de muchas otras emociones, estuviera
presente el agobio.
Había que levantarse, rehacerse, y fue tan
inesperado que esta sensación cubrió a casi
todos.
Para una mayoría el objetivo inmediato
fue volver a tener la casa.
Muchos no contaban con recursos.
Es en estos casos cuando se genera el
conflicto entre lo que se quiere y las dificultades
que se tienen.
El agobio permaneció para muchos que se
siguieron sintiendo sin recursos.
Distintas manifestaciones físicas pude
observar: problemas al corazón, afecciones
en el sistema nervioso, pánico, angustia permanente,
una gran tristeza y otras afecciones
de distintas índoles tanto físicas como
mentales y emocionales.
En el momento de una experiencia catastrófica
aguda, la vida se convierte abruptamente
en una pesadilla y uno de repente
se siente abrumado por una tormenta
emocional.
Todas estas experiencias importantes de
la vida tienen algo en común, ya que representan
una grave pérdida catastrófica para
la mente y una amenaza para la supervivencia.
Tienen en común el sentimiento de
impotencia debido a su firmeza y permanencia.
La mente percibe que está parada
y no puede hacer nada al respecto. Es este
fenómeno de la permanencia, de estar detenido,
que uno es impotente y no puede
cambiar el suceso, lo que contribuye a la
intensidad del agobio.
Se desatan una tormenta de sentimientos
negativos, tales como el shock, la incredulidad,
la negación, la ira, la tensión, el sentimiento
de culpa, el resentimiento, el estar
deshecho o abandonado, la rabia contra
Dios y uno mismo, la auto-compasión, la rabia
contra el mundo, y la rabia en la familia.
Todas estas emociones negativas salen a la
superficie. Pero en general, se da un agobio
masivo de las emociones negativas de la separación,
la pérdida, y la intensidad de toda
la experiencia en general.
El dolor por la pérdida luego parece traer
la culpa con él, junto con la sensación de
desesperanza, miedo al futuro, deseo de
cambiar todo el suceso e ira. Todo el campo
de energía negativa se desata en una gigantesca
emergencia. El problema es realmente
el de estar desorganizado por el desencadenamiento
masivo de energías.
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

La mente trata de usar la razón para manejar
estas energías. Trata de pensar en la
manera de salir del dilema y busca explicaciones
y razones.
La mente no puede tener éxito en esto
porque el campo de energía agobiante es tan
masivo, que los pensamientos se convierten
realmente en un reflejo de la negatividad del
campo, por lo que los propios pensamientos
se vuelven negativos.
La muerte de un cónyuge, un hijo o un familiar,
junto con el divorcio, se encuentran entre
las primeras causas junto a las catástrofes climáticas
o de otras causas. Son todas ellas las
máximas pruebas que podemos enfrentar en
nuestra experiencia de vida en general.
Sugerencias
La vida está llena de motivos de estrés,
tensión y agobio.
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¿Cómo podemos sobrevivir con tanto
estrés diario?
¿Cómo podemos sacarnos la tensión
diaria?
Ante los problemas no intentemos resolverlo
todo de golpe, es imposible, estresa
y agota.
Lo mejor es comenzar por sentarse, detenerse,
y meditar tranquilamente.
Busquemos prioridades y demos solución
individualmente a cada problema uno por uno
Los problemas abruman y con ello, la
mente se cierra.
Si no consigues centrarte, los pensamientos
se nublan y ofuscan, haciendo que te enredes
aún más.
Por eso también es conveniente realizar
ciertas actividades que otorguen calma.
Ejercicio de relajación.
Caminar o cualquier actividad relajante.
Contacto con la naturaleza.
Hablarse mentalmente sin juicio evitando
expresiones como “no puedo”, “soy torpe”
“no sé qué hacer”. Ser compasivo con
uno mismo.
Evitar suposiciones negativas.
Aceptar la incertidumbre y los cambios.
No pre-ocuparse. Sí, ocuparse.
Buscar cuáles son las prioridades para
darles solución.
Planificar lo que se elige hacer.
Como una prenda holgada
Susan Jeffers en su libro “Gozar de la vida
en tiempos de crisis” comparte…
Cuando se preguntó a una anciana por
qué siempre estaba alegre, respondió: “La
verdad es que llevo este mundo como si
fuera una prenda holgada”.
Anónimo
Y nos dice:
“En efecto, ésa es la forma en que todos
deseamos llevar la vida.
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AGOSTO 2018 - AÑO 24 - Nº 277

En cambio, la mayoría la llevamos como
si fuera un corsé: estrecho, duro, rígido, incómodo
y que constriñe. ¡Cuánto anhelamos
deshacernos del corsé y respirar profundamente,
en plena libertad! ¡Cuánto
ansiamos desembarazarnos de todo lo que
nos sumerge en la lucha, impidiéndonos
volar por encima de las nubes!
El hecho de llevar el mundo como una
prenda holgada significa…
Soltarnos y cortar la cuerda que nos
mantiene presos.
No agarrarse con tanta fuerza a la forma
que se “espera de nosotros”
Confiar en que todo funciona, en que la
vida sigue un curso perfecto.
Contemplar la posibilidad de que existe
el amor y el perfeccionamiento en todas las
experiencias ya sean buenas o malas.
Reconocer el flujo y el reflujo de la vida.
Afrontarse desde una perspectiva de armonía
y no de lucha.
Una perspectiva diferente
La clave, detectar y disminuir el efecto del
agobio. Ser observadores de las situaciones
para encontrar las opciones posibles que
hagan volver al bienestar.
Jorge Bucay invita a reflexionar: “Contéstese
a la pregunta de para qué vive y el día
que se conteste, juéguese la vida por ese
sentido de vida que decida”.
Nunca antes hubo tanta tecnología disponible
para facilitar la existencia y nunca
se vio una sociedad tan agobiada, irritable y
presionada.
El reto es encontrar el verdadero sentido
de la vida y recuperar el control de la misma.
Esto nos puede llevar a una nueva forma de
vivir.
Desde la conciencia, elegir lo que realmente
deseamos hacer.
Laura Esquivel, la escritora, sugiere volver
a hacer sagrados nuestros hogares, recuperar
esos espacios compartidos con la
familia, tiempo para conversar, retomar la
alquimia de la cocina con amor, espacios en
que las necesidades emocionales sean atendidas
y romper con los patrones de agobio y
desconexión de la vida.
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Estimados lectores:
Hay palabras que pasan casi sin ser
escuchadas.
Tal vez en otros momentos de la
vida, las mismas llegan a lo más
profundo dejándonos en un
estado de reflexión.
Me impactó escuchar
de Nicolás Pauccar el
vocablo “re-decidir”.
Nos sugería estar
atentos a lo que vivimos
que no deseamos
para nuestra vida.
Destacaba que esas
circunstancias desde algún
lugar fueron creadas en
el pasado.
Lo más difícil es la
decisión de actuar,
el resto no es más que
tenacidad.
Los miedos son tigres de papel.
Puedes hacer cualquier cosa
que decidas.
Puedes actuar para cambiar
y controlar tu vida;
y el procedimiento, el proceso
es su propia recompensa.
Amelia Earhart
Entonces, no hay por qué seguirlas
viviendo.
Por lo tanto, hoy, es una oportunidad
para empoderarse “re-decidiendo”.
Repetir con consciencia la expresión
“yo decido” cada vez
que voy a hacer algo, (comer,
caminar, hacer compras,
visitar un amigo…), es dar
la orden al subconsciente
de que “Yo estoy eligiendo”.
Es empoderarse.
De esta manera vamos
por la vida ejerciendo
nuestro poder de “decidir”.
Hasta la próxima edición.
Silvia Rodríguez Borges
Muchas de las ilustraciones de esta revista proceden del buscador de imágenes en Google. Si el autor de alguna de ellas desea
que se cambie, puede ponerse en contacto e inmediatamente se suspenderá del medio digital que esté reproducida.
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