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2016:<br />
NI PARA<br />
DÓNDE HACERSE<br />
HISTORIAS DEL PODER<br />
Carlos Ramírez<br />
carlosramirezh@hotmail.com<br />
Ilustración L. Barradas<br />
El sistema político mexicano es el único que no decepciona<br />
en sus objetivos: se reforma para seguir<br />
iual. El problema de la transición mexicana fue que<br />
careció de liderazgos intelectuales o políticos no partidistas;<br />
y si bien el mensaje de 2000 fue el de transitar a un nuevo<br />
sistema-régimen-Estado, el PAN y el PRD racasaron como oposición<br />
alternativa: en el poder, ambos prefirieron aprovechar<br />
el sistema priista.<br />
Este 2016 es un nuevo año pero que escasea de expectativas;<br />
la fragmentación partidista ha bajado la mayoría para<br />
gobernar: Carlos Salinas lo hizo con 50.3%, Zedillo con 48%,<br />
Fox con 42, Calderón con 36 y Peña Nieto con 38% (solo<br />
29% del PRI); los primeros cálculos señalan que el próximo<br />
presidente podría ejercer el poder con de los votos.<br />
Lo malo de este escenario es que ningún líder político ni<br />
partido parece preocupado por la fragmentación del poder<br />
entre nueve formaciones (el PT regresó y el Humanista perdió<br />
registro) y cualquier cantidad de aspirantes independientes.<br />
A diferencia de 1994, en que hubo nueve candidatos presidenciales,<br />
en la realidad operaron solo tres: PRI, PAN y PRD;<br />
hoy aparece Morena con Andrés Manuel López Obrador y<br />
probablemente tres independientes. La competitividad disminuirá<br />
el voto por el PRI a menos de 28% y podría beneficiarse<br />
de su coalición con el Verde y Nueva Alianza.<br />
El escenario político de 2016 resulta irrelevante en materia<br />
política de no ser porque será la principal aduana electoral<br />
para las presidenciales de 2018: PRI, PAN, PRD, Morena<br />
y los independientes buscarán la ortaleza del voto, lo que<br />
divide políticamente al país en cinco partes de alrededor<br />
de 20% cada una.<br />
En las legislativas federales de 2015 el pastel<br />
se repartió así: 29% para PRI, 21% PAN y 20% PRD-<br />
Morena. El reparto de curules fue inequitativo por<br />
el factor plurinominales: con 29% de votos, el PRI se quedó<br />
con 40% de legisladores.<br />
Decepción<br />
Los datos revelan la debilidad del sistema de partidos y por<br />
razón lógica la fragilidad de la legitimidad política. A la dispersión<br />
de fuerzas políticas ha correspondido también un<br />
fortalecimiento de organizaciones ciudadanas con movilizaciones<br />
que han detenido decisiones de poder. Paradójicamente,<br />
la Presidencia de la República es más uerte por<br />
el ejercicio del autoritarismo institucional, pero menos eficaz<br />
en su movilidad de decisiones.<br />
Si la estructura dispersa del poder político mexicano exige<br />
una reorma de fondo del sistema-régimen-Estado, las<br />
élites prefieren la debilidad a la pérdida. La única forma de<br />
romper con la debilidad del próximo presidente de la República<br />
que podría gobernar con 28% de los votos sería el<br />
establecimiento de la segunda vuelta presidencial para que<br />
la base electoral sea de mayoría absoluta, pero el PRI, el<br />
PAN, el PRD y Morena tendrían que entrarle al juego de los<br />
pactos en un ambiente en el que nadie quiere pactar sino<br />
que todos quieren ejercer su poder político.<br />
En este contexto 2016 servirá para conocer el grado<br />
de ramentación del poder político. La utopa consiste<br />
en suponer una gran reforma política pactada para<br />
reconstruir el régimen desde sus estructuras, pero<br />
las élites mexicanas no son las españolas de Adolfo<br />
Suárez de 1976-1978 sino las soviéticas de 1989-<br />
1991 que desbarrancaron la intención de Mijail<br />
Gorbachov.<br />
Por eso en materia de reforma y transición<br />
2016 será otro año de decepción.