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Se confronta Irán con Arabia Saudita y aliados
LUCHA POR LA SUPREMACÍA E E
Rivales naturales históricos, los principales productores de petróleo y defensores del
Islam sunita y chiita, respectivamente, luchan por la hegemonía en la región del Golfo.
Oriente Medio es al presente la zona
más peligrosa del planeta: a la violencia
y creciente amenaza del grupo
yihadista Estado Islámico (I) y las tres
guerras civiles que se registran en la región (en
Siria, Irak y Yemen), ahora se suma la confrontación
entre Arabia Saudita e Irán que, para los
analistas, puede traer más problemas bélicos a
la región.
La tensión entre ambas naciones, que causó
ya el rompimiento de relaciones diplomáticas
con Irán por parte de Arabia Saudita,
Bahréin, Yibuti, Sudán y Somalia, inició la
semana pasada con la ejecución de un clérigo
chiita disidente por parte del gobierno de Riad
y el posterior incendio de la embajada saudita
en Teherán.
Si bien Arabia Saudita e Irán han sido rivales
naturales durante mucho tiempo, como
los principales productores de petróleo y defensores
del Islam sunita y chiita, respectivamente,
la lucha de décadas por la hegemonía
en la región del Golfo hoy escala a una velocidad
nunca antes vista.
Sobre el contexto de este enfrentamiento
el doctor David Sarquís Ramírez, profesor del
Departamento de Relaciones Internacionales
del Tecnológico de Monterrey, Estado
de México, explica que “hay efectivamente
una disputa por la zona de influencia, pero esto
es algo que se viene gestando de tiempo atrás:
tiene raíces históricas muy profundas”.
Y para poner en contexto el asunto en un
escenario actual señala que “durante 30 años,
aproximadamente, entre 1954 y 1979 Irán fue
un cercano aliado de Estados Unidos en la
región, en la época del gobierno del Sha Mohammad
Reza Pahlevi. No obstante, en 1979
es derrocado por una revolución fundamentalista
islámica que instituyó una República
Islámica bajo el mando del ayatola Ruhollah
Jomeini, el primer régimen islamista chiita”.
En aquel momento, indica el especialista,
“Irán empieza a tratar de exportar su
religión fundamentalista a
toda la región, medida
percibida como una
amenaza para Estados
Unidos y las grandes potencias; pero sobre todo,
de manera más inmediata, para los países del
área, principalmente las monarquías árabes
como Arabia Saudita, porque eso minaba su