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Educativo-Pastoral

BOLETIN SALESIANO, ENERO 2016

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IIIIIIIIIII<br />

Don Bosco y la Misericordia<br />

Ejercicio de devoción<br />

a la Misericordia de Dios<br />

Eugenio Alburquerque<br />

En el siglo XIX, en el clima cultural y espiritual de los<br />

ambientes católicos, junto al de la providencia, confianza<br />

y abandono en Dios, el tema de la misericordia se encuentra<br />

entre los favoritos. Constituye un aspecto característico<br />

de la piedad de este siglo y, ciertamente, se<br />

encuentra presente en diversos escritos de Don Bosco.<br />

Sin duda, en el centro de la espiritualidad de Don Bosco<br />

está el pensamiento de Dios, Padre providente y misericordioso,<br />

siempre pronto a realizar su acción salvadora<br />

con un amor ternísimo a todos los hombres.<br />

Una prueba preciosa de todo<br />

ello es la publicación de su libro:<br />

Ejercicio de devoción a la<br />

misericordia de Dios. Se publica<br />

en el año 1847. Don Bosco<br />

tiene 31 años. Está en los comienzos<br />

de su ministerio sacerdotal. Empieza a cuajar<br />

el oratorio de Valdocco, tras abandonar la obra de la marquesa<br />

de Barolo, y él mismo acaba de salir de una grave<br />

enfermedad, que le mantuvo postrado en cama durante<br />

algún tiempo y obligado a una convalecencia de<br />

varios meses en I Becchi.<br />

Como expresa el título, está preparado como guía para<br />

la celebración de un ejercicio piadoso, que tiende precisamente<br />

a suscitar la devoción a la misericordia de Dios.<br />

Se trata, en realidad, de seis meditaciones, precedidas de<br />

una plática sobre el sentido de la celebración a la que se<br />

anima a participar. Constituye, pues, la propuesta de celebración<br />

de una semana de oración, meditación y obras<br />

de misericordia para las comunidades cristianas.<br />

Pero, lo verdaderamente importante de este pequeño<br />

libro es que, a través de las meditaciones propuestas,<br />

Don Bosco presenta, de manera admirable, su concepción<br />

más íntima y profunda de Dios, padre misericordioso,<br />

y de su Hijo Jesucristo, nuestro divino Salvador.<br />

Y se refiere, al mismo tiempo, a la acción mediadora de<br />

María, la Virgen madre y a las mediaciones de las que<br />

Dios se sirve para transmitirnos su amor misericordioso,<br />

los sacramentos. Anima vivamente, además, a contemplar<br />

la misericordia de Dios, invocarla, practicarla<br />

a través de las obras de misericordia, y anunciarla.<br />

Creo que se puede decir que, aunque escrita en los albores<br />

de su ministerio, encontramos ya en ella algunas<br />

de las ideas más profundas de su espiritualidad y de su<br />

praxis educativa. Sobre todo, se puede encontrar el pensamiento<br />

de un Dios, Padre providente y misericordioso,<br />

siempre dispuesto a amar y a perdonar, que quiere<br />

nuestra felicidad y nuestra salvación, e invita a los hombres<br />

a responder a su amor. Aún en germen, ofrece incluso<br />

la clave para comprender la santidad específica<br />

de Don Bosco y su modo original de educar y evangelizar<br />

a los jóvenes. Porque su santidad consiste principalmente<br />

en la conciencia viva y en la voluntad decidida<br />

de ser entre los jóvenes la presencia transparente del<br />

Dios amor, de Jesús pastor y salvador, de María madre<br />

y auxiliadora. Don Bosco se hizo santo porque alimentaba<br />

su vida en el amor misericordioso de Dios y de ese<br />

amor quiso alimentar a sus muchachos.<br />

6 enero 2016 Boletín Salesiano

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